VATICANO, 03 Dic. 16 / 06:26 am (ACI).- Al recibir en el Vaticano a
los participantes en el encuentro “Fortune-Time
Global Forum” sobre el tema “El desafío del
siglo 21: crear un nuevo pacto social”, el Papa Francisco afirmó que es
verdad “la necesidad urgente de modelos económicos
más inclusivos y económicos” y afirmó que el mundo está inmerso en
inquietudes.
“Cuando reconocemos finalmente el mal en medio de
nosotros podemos buscar sanarlo aplicando la atención adecuada”, aseguró.
El Pontífice explicó que “nuestro mundo está
hoy marcado por grandes inquietudes”. “La desigualdad entre los pueblos
continúa creciendo y muchas comunidades son golpeadas directamente por la
guerra y la pobreza o la huida forzada de los inmigrantes y los prófugos”,
dijo también.
Francisco pidió entonces “nuevas ideas
concretas y una acción eficaz que beneficiará a todos y comenzará a responder a
las cuestiones apremiantes de nuestro tiempo”.
Hablando de poner la dignidad de persona en el centro de las
instituciones y modelos económicos, Francisco invitó a prestar también atención
a "la plaga de los pobres y de los refugiados,
que a menudo son olvidados por la sociedad”. “Cuando ignoramos el grito de
tantos de nuestros hermanos y hermanas en cada parte del mundo no solo les
negamos los derechos y valores que han recibido de Dios, sino también
rechazamos su sabiduría e impedimos que sean ofrecidos al mundo sus talentos,
sus tradiciones y sus culturas”. Y esto “acrecienta
el sufrimiento de los pobres y de los marginados, y nosotros mismos nos
convertimos en más pobres, no solo materialmente, sino moral y espiritualmente”,
añadió.
Pero además para lograr todo esto “se
requiere un cambio de corazón que otorga el primado a las más profundas
expresiones de nuestra común humanidad, de nuestras culturas, de nuestras
convicciones religiosas y de nuestras tradiciones”.
Esto implica también “el bien común de la
humanidad, el derecho de cada persona de tener parte en los recursos de este
mundo y de tener la misma oportunidad de realizar sus propias potencialidades,
que en última instancia se basan en la dignidad de hijos de Dios, creados a su
imagen y semejanza”.
En definitiva, “nuestro gran desafío es
responder a los niveles globales de injusticia promoviendo un sentido de
responsabilidad local, así como personal, de modo que ninguno sea excluido de
la participación social”.
“La renovación, la purificación y el refuerzo de
sólidos modelos económicos depende de nuestra conversión personal y generosidad
hacia los necesitados”.
Por Álvaro de Juana
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