Como cuando empezamos una batalla, debemos sentarnos a hacer un estudio
de inteligencia sobre el enemigo, debemos de analizar nuestras armas y nuestra capacidad,
debemos estar totalmente seguros de que nuestra batalla nos llevará a la
victoria.
Tratar de luchar contra el demonio sin conocer las tácticas necesaria
para vencerle es como estar desprotegido y meter las manos en un avispero o
como jugar con candela.
Primero que todos tenemos que tener la noción de que Dios es el único que puede vencer al enemigo, puesto que solo El es superior al demonio quien fue creado de acuerdo a sus santos designios.
Aquí necesitamos hacer verdadero uso del Trabajo de Dios, no del
nuestro, pues Dios definitivamente es el único medio para nuestra liberación.
En cuanto a exorcismo o sea la expulsión del demonio por una orden en el
nombre de Cristo, este es asunto exclusivo del Sacerdote autorizado por la
Iglesia según canon 1172 del Código de la ley Canónica de la Iglesia Católica.
Repito que no vamos a hacer un exorcismo, vamos entonces a prepararnos
para hacer una oración profunda de liberación, la cual envuelve el conocimiento
de todo lo mencionado previamente y de las oraciones recomendadas.
También podemos hacer uso de sacramentales tales como un crucifijo que
tenga madera (no debe de ser solo plástico o metálico), agua bendita, sal
bendita y aceite bendito.
La persona influenciada puede rezar estas oraciones aunque, es muy probable que el enemigo le distraiga y termine haciendo otra cosa.
Por esto recomendamos que se unan por lo menos dos personas fieles a la
Iglesia, preferiblemente que asistan diariamente a la Santa Misa.
El día de las oraciones se deben de reunir ojalá en una casa o lugar
donde no hayan otras personas que puedan de alguna manera interrumpir o ser
influenciadas por la presencia del maligno. Deben primero hablar de Dios, hacer
lecturas de la Santa Biblia, y destinar por lo menos unas dos o tres horas para
no tener prisas. Si las personas no se encuentran en estado de Gracia, esto es
si no han confesado sus pecados recientemente, corren el riesgo de ser
escandalizados por el conocimiento del enemigo.
Durante algunos momentos de la oración debemos de arrodillarnos, aunque
es mejor estar cómodos y serenos durante la mayoría del tiempo.
Es aconsejable ungir a la persona influenciada con aceite bendito
durante la oración de liberación, especialmente cuando se empieza a pedir que
el Señor expulse el enemigo. También se recomienda rociar agua bendita en el
lugar y bendecirse también.
En las secciones donde aparece el signo de la cruz, se debe pausar, se
puede hacer la señal de la cruz, tanto personalmente como sobre la persona por
quien se esté rezando.
Es aconsejable hacer copias de la oración para cada uno de los
presentes, de esta manera hay mas concentración, aunque solamente una persona
debe de leer las oraciones en voz alta, pero todos deben de vivirlas en el
corazón.
Se debe de leer muy despacio, como esperando obtener la respuesta a la
oración después de cada frase.
Aquellos que han recibido el regalo de Lenguas, durante la oración de
liberación deben hacer alabanza a Dios en lenguas, recordando las palabras de
Jesús que en la Corte, o sea frente al acusador, el Espíritu hablará por
nosotros, y nuestro Padre Celestial comandará al enemigo que salga fuera de la
situación o persona por quien estamos orando.
Estas oraciones se pueden repetir cuantas veces sea necesario, hasta
conseguir liberación total. Cuando un sacerdote exorciza en casos de posesión,
rara vez sale el demonio durante la primera sesión, a no ser por casos de
influencia que tan solo necesitan fé y determinación por parte de la persona en
cuestión.
Esta es una buena oportunidad para entender a Marcos 16:15 en el cual
Jesús le otorga a los creyentes el poder de expulsar espíritus malignos, como
un signo acompañado por el don de lenguas y también de sanación.
Puesto que es el Espíritu el que comanda y no nosotros, en ningún
momento estamos contradiciendo a la Iglesia. El que ora por el bien de un
hermano le da Gloria a Dios. Ver Santiago 5:19-20
ADVERTENCIAS
El demonio sabe de antemano que se prepara una oración con este fin,
normalmente suceden cosas inesperadas como problemas y disgustos que perturban
a los que van a hacer la oración, los autos que no arrancan, programas
inesperados, chapas que no abren, llaves que se rompen, y otras cosas
increíbles que pueden causar la cancelación de la oración, etc., por esto es
recomendable que los que van a hacer la oración vayan a la misa ese día o con
más anterioridad a todas las misas que puedan y que ofrezcan la Preciosa Sangre
de Cristo para la liberación de la persona que lo requiere.
Al empezar la oración, no se le debe poner mucho cuidado al enemigo si
se manifiesta, especialmente con mentiras o con blasfemias. Pues nuestra
oración es dirigida a Dios, no al demonio, nuestra conversación es con Dios, no
podemos interrumpirla por un dialogo con el enemigo.
Los ruidos o movimientos o gestos hechos por quien se reza, no deben de
causarnos miedo, aunque nos tiemblen los pies, esto es natural, pero no debemos
interrumpir nuestra oración haciendo diálogo con el enemigo.
Nuestra fe debe de permanecer firme en el Poder de Dios que va a traer
liberación a un alma que sufre.
En aconsejable hablar con la persona en cuestión y hacerle sentir
arrepentimiento de sus pecados y hacerle afirmar su fe en el Poder de Cristo
para su liberación, claro que también se pueden hacer estas oraciones por otra
persona a cualquier distancia y con la misma efectividad, pues no tenemos
ningún poder o santidad, es Dios que hace su trabajo al escuchar nuestra
oración sincera y llena de fe.
Es muy importante no dejarnos llevar de la curiosidad al tener este
encuentro con el demonio, al fin y al cabo somos hijos de Dios, creados en su
imagen; el demonio también es una creación de Dios y no nos debe de
impresionar, el actúa de acuerdo a su naturaleza maligna, nosotros oramos de
acuerdo al Espíritu de Dios que nos lleva a buscar su Gracia.
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