miércoles, 5 de octubre de 2016

LAS PENAS DEL INFIERNO REVELADAS POR JESÚS A SANTA FAUSTINA Y EN FÁTIMA


Hoy en día existe el supuesto de que “todos” van al cielo por defecto, y quizás alguno al purgatorio, los más conscientes de sus pecados.
La teología del fuego y el azufre no está de moda, y en general las conferencias episcopales no se sienten confortables con ella.
La afirmación, ya de por si atrevida, de que “esperamos que todos los hombres se salven”, se ha convertido en “¿cómo puedes pensar que todos los hombres no serán salvados?”.
Pero sabemos que hay un antídoto, que es la vida de oración.

EL PODER DE LA ORACIÓN CONTRA EL INFIERNO
Las dos apariciones de mayor trascendencia del siglo XX fueron la aparición de Nuestra Señora a los niños de Fátima y la aparición de Nuestro Señor a Santa Faustina Kowalska.
En estas visitaciones, la Santísima Virgen María y Jesucristo instan a la Humanidad a rechazar el pecado y a orar incesantemente.  
Nuestra Señora exaltó el poder del rezo diario del Rosario para conversión y penitencia.
Nuestro Señor le enseñó a la Hermana Faustina la Coronilla de la Divina Misericordia para apelar a la misericordia de Dios – especialmente en favor de los pecadores y moribundos; aquí puedes leer la Coronilla. Y el Ángel de Portugal les enseño a los pastorcitos de Fátima la jaculatoria para rezar el rosario; aquí puedes leer la jaculatoria.
El mensaje de Dios para nosotros es inequívoco: La vida es breve.  El tiempo para la misericordia y el perdón es ahora. 
Cuando Cristo regrese, al final de la Historia, será como Justo Juez que separa a los buenos de los malvados.  Los justos disfrutarán de la Visión Beatífica en el Cielo.  Los condenados se quemarán para siempre en el fuego inextinguible que es el Infierno.
Dado que muchos hoy día niegan la existencia del Infierno, vale la pena recordar que durante estas apariciones, tanto la Hermana Lucía como Santa Faustina presenciaron el Infierno de primera mano y escribieron sobre sus horrores.
La Iglesia afirma la existencia del infierno, su eternidad y naturaleza, y el principal dolor del Infierno es la propia separación de Dios, aunque también hay privaciones físicas y dolores físicos además de la muerte espiritual.
LAS 7 TRATAMIENTOS COLECTIVOS QUE LE REVELARON A FAUSTINA
A pesar de que no se predique sobre el infierno, las dos revelaciones más importantes del siglo XX (a los niños de Fátima y a Santa Faustina) enfatizan que el infierno existe y que el infierno está habitado por demonios y seres humanos.
La visión de Santa Faustina del infierno que Cristo le reveló es tan vívida como la producida por Dante.
Lo que sigue es tomado del Diario de Santa Faustina.
“Hoy, fui llevada por un ángel a los abismos del infierno. ¡Es un lugar de gran tortura, cómo asombrosamente grande y extenso!”
“Los demonios estaban llenos de odio hacia mí, pero tuvieron que obedecerme por orden de Dios”.

Los tipos de torturas que vió:
-la primer tortura del infierno es la pérdida de Dios;
-la segunda es el remordimiento perpetuo de la conciencia;
-la tercera es que la condición de uno nunca cambiará;
-la cuarta es el fuego que penetra el alma sin destruirla, un sufrimiento terrible, ya que es un fuego completamente espiritual, encendido por la ira de Dios;
-la quinta es la continua oscuridad y un terrible olor sofocante, pero a pesar de la oscuridad, los demonios y las almas de los condenados se ven unos a otros, su propia alma y la de los demás;
-la sexta es la compañía constante de satanás;
-la séptima es la horrible desesperación, el odio a Dios, las palabras viles, maldiciones y blasfemias.

TAMBIÉN HAY TRATAMIENTOS ESPECIALES
Las mencionadas antes son las torturas sufridas por todos los condenados juntos, pero que no es el fin de los sufrimientos. Hay torturas especiales destinadas para las almas en particular. Estos son los tormentos de los sentidos.
Cada alma padece sufrimientos terribles e indescriptibles, relacionados con la manera en que ha pecado. Hay cavernas y hoyos de tortura donde una forma de agonía difiere de otra.
“Me habría muerto con la simple visión de estas torturas si la omnipotencia de Dios no me hubiera sostenido. Que el pecador sepa que va a ser torturado por toda la eternidad, en esos sentidos que fueron usados para pecar”.
DIOS LE ORDENÓ DIVULGARLO
“Estoy escribiendo esto por orden de Dios, para que ninguna alma pueda encontrar una excusa diciendo que no hay infierno, o que nadie ha estado allí, y por lo tanto nadie puede decir que no sabe”.  (Esto es similar a la visión del infierno y la advertencia de Nuestra Señora en Fátima.)
“Lo que he escrito no es más que una pálida sombra de las cosas que vi. Pero me di cuenta de una cosa: que la mayoría de las almas que hay no creían que hubiera un infierno. ¡Cuán terriblemente sufren las almas allí!  En consecuencia, pido aún más fervientemente por la conversión de los pecadores”. (Diario de Santa Faustina, 741)
“Vamos a confiar en Cristo, orar, arrepentirnos de nuestros pecados, amar a Dios y al prójimo y adherir a la fe verdadera sin la cual es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6).
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Jesús, nuestra Divina Misericordia, ten piedad de nosotros.
VISIÓN COINCIDENTE DE FÁTIMA SOBRE EL INFIERNO
El viernes 13 de julio de 1917, Nuestra Señora se apareció en Fátima y les habló a los tres pequeños videntes. Nuestra Señora nunca sonrió. ¿Cómo podía sonreír, si en ese día les iba a dar a los niños la visión del Infierno?
“Nuestra Señora extendió sus manos y de repente los niños vieron un agujero en el suelo. Ese agujero, dijo Lucía, era como un mar de fuego en el que se veían almas con forma humana, hombres y mujeres, consumiéndose en el fuego, gritando y llorando desconsoladamente”.
Lucía dijo que los demonios tenían un aspecto horrible como de animales desconocidos. Los niños estaban tan horrorizados que Lucía gritó. Ella estaba tan atemorizada que pensó que moriría.
María dijo a los niños:
“Ustedes han visto el Infierno a donde los pecadores van cuando no se arrepienten”.
“Al decir estas palabras, abrió de nuevo las manos. El reflejo (de luz que ellas irradiaban) parecía penetrar en la tierra y vimos un como mar de fuego y, sumergidos en ese fuego, a los demonios y las almas como si fueran brasas transparentes y negras o bronceadas, con forma humana, que fluctuaban – en el incendio llevadas por las llamas que salían de ellas mismas juntamente con nubes de humo, cayendo hacia todos los lados – semejante a la caída de pavesas en los grandes incendios – pero sin peso ni equilibrio, entre gritos y lamentos de dolor y desesperación que horrorizaban y hacían estremecer de pavor.
Los demonios se distinguían por formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes como negros tizones en brasa”. 
 A SANTA TERESA DE ÁVILA EL SEÑOR LE REVELÓ EL TERROR DEL INFIERNO
Veamos lo que cuenta:
“Un día, mientras estaba en oración, de repente me encontré sumida en el infierno. Me di cuenta de que el Señor me quería llevar a dar un vistazo sobre a donde conduce una vida de pecado. … La entrada al infierno parecía un largo, estrecho callejón o un horno bajo y oscuro. El suelo estaba cubierto de barro sucio que emitía un hedor nocivo. Había un enjambre de bichos repugnantes.
Había un pequeño agujero, como un armario en la pared al final del callejón. Me encontré metida en él. Yo estaba estrangulada y sofocada. La agonizante desesperación fue tan intensa que es imposible encontrar palabras lo suficientemente fuertes para describirla. Sería inadecuado decir que es como si el alma estuviera siendo implacablemente arrancada del cuerpo. La verdad es que el alma misma se está desgarrando en pedazos. Simplemente no sé cómo transmitir la furia de ese fuego interior y la miseria sin esperanza.
Mirando hacia atrás, 6 años más tarde, no puedo pensar en una sola prueba que haya experimentado en esta vida que puede compararse siquiera fugazmente al inframundo. ¡No tenemos ninguna razón para quejarnos de los problemas mundanos!
El Señor me hizo un gran favor cuando me sumergió en el infierno. Me ayudó a poner la tribulación y las contradicciones de esta vida en perspectiva. Me dio la fuerza para sufrir las cosas. También renovó mi gratitud hacia Dios, que me liberó del tormento eterno. Todo lo demás parece muy fácil ahora”.
POR QUE NO SE PREDICA DEL INFIERNO
En vistas de todo esto surge la pregunta ¿Por qué No se predica?
Si estas cerca de algún sacerdote para preguntarle por qué no se predica sobre el infierno, obtendrás algunas respuestas directas y tal vez haya otras que nunca te las dará.

1 – ES UNA ALEGORÍA PERO QUE ESTÁ EN LA DOCTRINA
Una respuesta directa está relacionada con que el infierno es una alegoría, que es un tema a discusión, etc., aunque el cura te dirá paralelamente que el infierno forma parte de la doctrina de la Iglesia. Algo así como ‘tiene razón pero marche preso’.

2 – EL INFIERNO NO EXISTE
Si te topas con un modernista y tienes un poco más de confianza con él, te dirá que el infierno no existe, y si existe, que está siempre vacío por la infinita misericordia de Dios.
Por otra parte, y para completarlo, un reciente artículo de un reportaje del Director de la Reppublica Scalfari al Papa Francisco pone en la boca de éste que el infierno no existe, pero no por las razones anteriores, sino porque la alternativa al Cielo es la nada, los que no van al Cielo terminan el viaje y dejan de existir para siempre. Claro que esto hay que tomarlo con pinzas, porque de estos reportajes no hay nada grabado, son manejados de memoria por el Director Scalfari.
Pero aunque Francisco haya sido mal interpretado, lo cierto es que esa noticia corrió y mucha gente puede pensar que eso es magisterio papal, aunque directamente la Iglesia ha dicho sobre este caso que no fue lo dicho por cómo fue tomada la entrevista.

3 – MIEDO DE LA GENTE AL INFIERNO
Otra respuesta es que no predica sobre el infierno porque hay gente que se asusta, y San pablo insiste en no escandalizar a los pequeños.
Y te agregarán que no es bueno evangelizar por el miedo, sino que hay que evangelizar por el amor.

4 – NO ES POLÍTICAMENTE CORRECTO PARA EL LENGUAJE ECLESIAL
Y otra razón por la cual no lo predica, pero que no se te la dirá, es porque está mal visto en la jerarquía hablar sobre el infierno.
Aunque quizás las cosas pueden comenzar a cambiar a partir del papa Francisco, que ha hablado de todas estas cosas sobrenaturales como ninguno de los últimos papas, en especial sobre el demonio.
 Ante todo esto,  más allá de lo que se hace en las iglesias, lo importante es que, según Santa Faustina, Dios le pidió que divulgara las penas del infierno a sus habitantes.
“Escribo esto ante la orden de Dios, de manera que ninguna alma encuentre excusa para decir que no hay infierno, o que nadie ha estado allí y por eso nadie dice cómo es”.
Fuentes:

Foros de la Virgen María

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