Los
malos deseos del corazón son un estorbo que tenemos que identificar y eliminar
de nuestra vida para siempre. Parte de nuestras trabas y luchas pueden surgir
porque en nuestro interior permitimos los malos deseos.
En Santiago 4:1 dice: “¿Qué es lo
que causa las disputas y las peleas entre ustedes? ¿Acaso no surgen de los
malos deseos que combaten en su interior?”.
Hay una serie de sentimientos que no se describen en la
biblia de forma directa, sino que son llamados “malos
deseos”. Por ejemplo, en la lista de pecados descrita en colosenses 3:5
se nombran varios pecados y también se encuentra una categoría denominada “malos deseos”, son aquellos que muchas veces
podemos pasar por alto, pero que tenemos que identificar para eliminarlos. Cuando alguien pretende hacer sentir celos a otro,
estamos obrando con un mal deseo. Cuando se intenta desanimar a alguien por
envidia, lo mismo.
También el desear que otro fracase, o que no consigan cierta
oportunidad que tiene, o que no pueda lograr cosas que sabemos que busca. EL
deseo de humillar, burlar, herir por malicia o envidia; el deseo de engañar,
seducir, manipular, dividir, difamar, confundir, pertenece a los malos deseos,
y la lista continúa. Estos malos deseos son un gran estorbo para
nuestra vida espiritual, para nuestras relaciones con otros y nos bloquean la
bendición de Dios. Vigilemos nuestro interior para ser libres de todo mal deseo
de cualquier tipo que nos pueda surgir.
Oremos
de esta forma:
“Padre, ilumina mi interior
para identificar todo mal deseo que tengo o me pueda surgir. Te pido perdón si
he tenido alguno de estos malos deseos, límpiame y lávame ahora. Caminaré desde
ahora, libre de malos deseos en el nombre de Jesús. Amén”
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