Oye, Señor,
nuestras oraciones, con las cuales humildemente imploramos Tu Misericordia
infinita a fin de que las almas que hoy mandarás salir de este mundo sean
admitidas en la mansión de la Paz y la Felicidad y merezcan tener un lugar
entre los Bienaventurados del Reino Celestial. Amén. Dales Señor, el descanso
eterno y brille sobre ellos Tu Eterna Luz.
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