En las últimas dos semanas se
sucedieron algunos hechos que han debilitado aún más la comunicación doctrinal
de la Iglesia sobre el estilo de vida homosexual, algunas de las cuales
tuvieron como centro – probablemente involuntario – a nuestro amado Santo Padre.
El 26 de junio hablando en
Dublín, el cardenal Reinhard Marx
dijo: “La historia de los homosexuales en nuestras sociedades es muy malo
porque hemos hecho mucho para marginarlos”.
Hasta “hace muy poco, la iglesia, sino también la sociedad en general, habían sido muy
negativas sobre las personas homosexuales… toda la sociedad. Fue un
escándalo y terrible”. Y llamó a
que la Iglesia a que les pida perdón.
“Tenemos que respetar las decisiones de las
personas como dije en el primer sínodo sobre la familia, algunos se
sorprendieron, pero creo que es normal, no
se puede decir que una relación entre un hombre y un hombre y que son fieles no
es nada, que no vale la pena”.
Tres
días después, en una amplia
rueda de prensa durante el vuelo en su camino de regreso de Armenia,
Francisco
respondió a una pregunta sobre los recientes comentarios realizados por el
cardenal Reinhard Marx.
Francisco concordó con él que la
iglesia debe disculparse en los casos de discriminación contra las personas que
tienen atracción hacia mismo sexo, y se refirió al Catecismo de la Iglesia
Católica, que hace hincapié en la necesidad de acompañar y respetar estas
personas:
“Repito lo que el Catecismo de la Iglesia Católica dice: que no deben ser objeto de
discriminación, que deben ser respetados y acompañados pastoralmente”.
“Debemos acompañarlos… esto es lo que dice el
catecismo, un catecismo es claro”.
Y agregó luego,
“Creo que
la iglesia no sólo debe decir que lo siente a la persona homosexual que ha
ofendido, sino también a los pobres, a las mujeres explotadas y
cualquiera a quien la iglesia no se defendió cuando podía”.
“Los cristianos deben pedir perdón por muchas
cosas, no sólo estos. Perdón, no sólo
disculpas”.
Sin embargo Francisco no dijo
una sola palabra sobre que el Catecismo de la Iglesia Católica considera que
los actos homosexuales conducen a consecuencias nefastas para el alma, lo que
también es un deber pastoral de la Iglesia informar a la gente acerca de estos
peligros. Esta es una primera dificultad.
El Catecismo
advierte que los actos homosexuales son “depravaciones graves”
y que son “intrínsecamente desordenados”, que son “contrarios a la
ley natural” y que “en ningún caso pueden recibir aprobación”. El Catecismo
también hace hincapié en que las personas atraídas por el mismo sexo están
llamadas a la castidad y a acercarse a la perfección cristiana.
De modo que si
los católicos y todos los cristianos tienen que pedir perdón a las personas con
atracción por el mismo sexo, también deberían pedir perdón por haber dejado de
señalar con amor el daño de los actos homosexuales para el cuerpo y el
alma.
Tal
vez no debiéramos cargar las tintas sobre el papa Francisco, porque está
sucediendo lo que había profetizado el entonces cardenal Joseph Ratzinger en un discurso
pronunciado sólo 18 días antes de su elección al pontificado y un día antes de
la muerte del Papa Juan Pablo II:
“Muy pronto no será posible
afirmar que la homosexualidad, como la Católica Iglesia enseña, es un desorden
objetivo en la estructuración de la existencia humana”. Y eso ya lo estamos viendo.
Pero la dificultad de las palabras de Francisco en
la Conferencia de Prensa del 26 de junio es lo que queda como mensaje que recorre el mundo; “la Iglesia está
equivocada con los homosexuales y la homosexualidad, y tiene que pedir perdón”,
lo que significa para la interpretación mundana satisfacer todas las demandas
del movimiento homosexual.
En segundo lugar, también hay
un tema de oportunidad de las palabras. Independientemente de las intenciones de
Francisco estamos en un momento en que muchos obispos y sacerdotes están bajo
fuego por anunciar claramente la verdad católica sobre la sexualidad humana y
de las relaciones entre personas del mismo sexo.
Y estas palabras de Francisco, leídas fríamente inclinan al público a pensar pensar que el
Papa está en contra los sacerdotes y obispos que recuerdan lo que dice el
Catecismo de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad y les quita
legitimidad.
En tercer lugar tampoco se ha
hablado de que la incapacidad de los cristianos para aceptar como legítima y
deseable la sexualidad de la persona gay o lesbiana es juzgada como
intolerancia y contribuye a que los medios políticos e incluso obispos le
endilguen su contribución
a atrocidades como la matanza de Orlando.
Entonces la pregunta que se pueden hacer los
católicos ante esta deficiente comunicación ¿Debemos arrepentirnos o pedir perdón por la celebración de una ética
sexual cristiana? ¿Estamos siendo ofensivos al proclamar nuestra fe?
Y en cuarto lugar hay otra
realidad que rompe los ojos y que no se menciona que es el nivel de blasfemia y
ataque contra la Iglesia en los Desfiles Gay. Si tú piensas en Gay
Pride o Día del Orgullo gay, estas significando un ataque a la fe
católica sin límites.
Aquí debería haber un llamado de atención si la
otra parte no debería pedir perdón por el desfile de bestialidad y burla blasfema contra la fe, con la que
se produce el orgullo gay en las calles de medio mundo. De Perú a España, desde
Colombia a Italia, en las últimas dos semanas se llevaron a cabo más o menos en
todas partes.
Con un denominador común se ha
visto el ataque a la Iglesia y la fe católica con prostitutas disfrazadas de
Virgen María dando bendiciones, besos lésbicos entre mujeres disfrazadas de la
Madonna, pancartas obscenas contra la Iglesia, incluso un arco iris en el
Sagrado Corazón.
No estamos hablando de actos de discriminación entre
una persona a otra, sino de actos
públicos que se pasan luego en los medios de comunicación, que no hablan de un
esfuerzo por la convivencia entre grupos que pueden tener distintos puntos de
vista.
Los
medios los presentan como eventos inofensivos y folklóricos. Y cuando
alguien se atreve a presentar quejas por la ofensa al sentimiento religioso,
vienen las acusaciones de que los católicos odian a los homosexuales y siempre
hay un juez dispuesto a descalificar la queja diciendo que se trata de una
sátira legítima.
Las
raíces anticristianas y blasfemas descaradas del orgullo gay ya no se ocultan. Veamos unos
pocos casos.
ITALIA
En Cagliari por ejemplo la burla a la Iglesia
estuvo representada por la Madre del
Niño Jesús retratada como una seductora, intolerante e histérica.
Pero la estrategia de ataque es también un esfuerzo por dividir ya que se difundió un
video de un par de homosexuales, Damiano y Sergio, que anuncia su boda
para septiembre esperando hacerlo incluso en la iglesia con una ceremonia
católica, dando el mensaje divisivo: “Nuestro amor a la voluntad de Dios
está construida sobre la roca sólida. Somos
cristianos, nos confesamos y tomamos la comunión con regularidad en nuestra
parroquia”. “La sodomía es natural y no es ofensiva ni mala, ya no tiene sentido tratarla con palabras
pronunciadas hace dos mil años”.
ESPAÑA
Después
del ataque al cardenal Cañizares, en el Orgullo Gay en Valencia se llevó a cabo un
ataque a la Iglesia y a su iconografía más sagrada. Dos mujeres disfrazadas de Vírgenes (la Virgen de los Desamparados de
Valencia y la Virgen Morenita de Barcelona) participan en un beso lésbico
espeluznante.
Y la revista que se llama “Mongolia”, y en su
última portada referida al Orgullo Gay aparece la imagen de un Jesús que guiña su ojo izquierdo,
mientras que en lugar de un corazón aparece el arco iris coronado de espinas.
Y
el título es “¡Viva Cristo Gay!”, en una clara parodia del grito de los cristeros
en México con los que se enfrentaron al martirio.
PERÚ
Al otro lado del Atlántico nos encontramos en el
Perú un orgullo gay en el que además de participar autoridades políticas, desfiló Angela Villon, prostituta, ex
candidata al Congreso, que marchó vestida de Virgen María y bendijo a los
transeúntes. El evento también sirvió para promover la despenalización
del aborto y para mostrar la lista habitual de carteles en contra de la Iglesia
y la fe.
COLOMBIA
En Bogotá el desfile del Orgullo Gay estuvo
centrado en la matanza de Orlando, denunciada como homofóbica con carteles que expresaban que la religión
católica es “la principal fuente de la homofobia”.
CHILE
En Santiago el punto central del orgullo gay fue la
felicitación a la Presidenta Michelle
Bachelet por la excluir la Iglesia Católica entre los invitados a la
mesa de consulta para el proyecto de ley sobre el matrimonio del mismo sexo que
será discutido en el parlamento; y en medio de carteles denunciando el discurso de odio y homofobia católica.
Quienes
amamos a nuestro Papa no podemos menos que señalar la dificultad que tienen los
católicos para defender la posición de la Iglesia luego de sus declaraciones
públicas, que objetivamente pueden leerse como avalando la posición del lobby
homosexual contra la Iglesia, aunque probablemente no haya sido su intención.
Foros de la
Virgen María
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