Definirse “espiritual pero no
religioso” es la moda del momento. Fantasea con abrirse al mundo extra físico
para no estar atado a los dolores de la vida diaria, sin asumir ningún
compromiso que pueda devenir de las búsquedas espirituales.
Este fenómeno contemporáneo lo
podemos ver desde tres puntos de vista complementarios: como un exceso en la
busca de la libertad individual, como la consecuencia necesaria de la lógica
del protestantismo y como una coartada de la New Age.
LOS DATOS SON ELOCUENTES
Una encuesta reciente encontró
que casi un tercio de los estadounidenses se describen a sí mismos como “espirituales
pero no religiosos”, y seguramente en todo occidente sucede lo mismo. Eso
es alrededor de 25 veces más que los que se identificaron como “ateos” o
“agnósticos”.
Claramente es una cosa de moda. Sólo unos pocos
años antes, la encuesta había encontrado que cerca de un cuarto de los
estadounidenses eran “espirituales pero no religiosos”, de modo que si hubiera una Iglesia espiritual pero no
religiosa, sería la denominación de más rápido crecimiento.
Ser “espiritual pero no
religioso” significa que la persona es demasiado perezosa para mirar más
allá de sus prejuicios adolescentes o para aprender lo que significa ser
verdaderamente religioso. O demasiado petulante y superficial para considerar
algo superior a sí mismo como más grande que ella misma. O demasiado atada a
las modas que le impiden razonar en forma independiente.
Estas personas en general han rechazado la religión antes de incluso estudiarla.
La
cultura occidental fomenta la pasividad, ser un espectador y tomador irreflexivo de las ideas que se divulgan por los grandes
medios del sistema.
No es de extrañar que se rechace la religión porque
la religión requiere autonomía de
pensamiento y capacidad para salirse de la influencia del entorno, compromiso y
trabajo duro, asombro y temor, auto sacrificio y coraje.
LAS RELIGIONES Y LA LIBERTAD
Los “espirituales pero no religiosos”, cuando
rechazan lo que llaman religión organizada, suponen que están rechazando la idea de que alguien pueda decirles qué
pensar.
La impresión que se tiene de
la “religión” es que tienes que apagar tu mente para ser una parte de la
religión, de la institución. Y ellos no quieren apagar sus mentes, quieren
tener la ilusión de pensar por sí mismos, que en la mayoría de los casos sin
embargo quiere decir consumir el pseudo criticismo a algunas instituciones que
le ‘venden’ los medios de comunicación.
Pensar por si mismo es legítimo, pero el problema
es que no se puede pensar por sí mismo
si no se tiene algo en que pensar.
Vemos
esta verdad clara y fácilmente cuando hablamos de la ciencia. Sólo unos
pocos piensan que “la ciencia organizada”, con sus métodos, títulos y
controles es algo que te impide pensar por ti mismo. La ciencia no cierra
nuestro pensamiento, es lo que hace posible pensar en estas cosas.
Lo mismo es realmente verdad en la religión. Tenemos que conocer los principios de partida
del mundo espiritual. Sólo entonces podremos hacer nuevos descubrimientos. Sólo
entonces podemos pensar por nosotros mismos, porque tendremos algo en que
pensar.
Esta
es la forma de todo tipo de avances de todo conocimiento. Empezamos sin
saber nada y nos basamos en lo que un cientos de generaciones anteriores nos
han enseñado.
El Catecismo de la Iglesia Católica comienza por
decirnos que todos deseamos conocer a Dios (véase el número 27). Esto es por
qué hay tantas más personas “espirituales
pero no religiosas” que ateas.
El
ateísmo es fácil, todo lo que requiere es apegarse a lo que podemos ver y
negarse a ir más allá de eso. El simple hecho de que muy pocas personas miran
el mundo de esa manera muestra la legitimidad de la Iglesia y el ordenamiento
del Catecismo.
La
fe es el gran obstáculo para el “espiritual pero no religioso”, ya que parece
ser un abandono de esa libertad que fantasea preservar con tanto cuidado.
Pero
la fe no es renunciar a la libertad, con la fe se está ganando la libertad. El Papa Juan Pablo II explicó la
relación entre la fe y la libertad de una manera sorprendentemente convincente:
“En la fe, pues, la libertad no sólo está presente,
sino que es necesaria. Más aún, la fe es la que permite a cada uno expresar
mejor la propia libertad. Dicho con otras palabras, la libertad no se realiza
en las opciones contra Dios. En efecto, ¿cómo podría considerarse un uso
auténtico de la libertad la negación a abrirse hacia lo que permite la
realización de sí mismo? La persona al
creer lleva a cabo el acto más significativo de la propia existencia; en él, en
efecto, la libertad alcanza la certeza de la verdad y decide vivir en la misma” (Fides et
ratio, n°13).
Nuestra cultura popular admira
a los “buscadores espirituales”, a las personas que están abiertas a
nuevas ideas y posibilidades en el ámbito espiritual.
Pero no podemos olvidar que el
objetivo de la búsqueda es encontrar. Vagar sin rumbo, después de todo, no es
lo que admiramos, sino estar deliberadamente buscando la verdad.
En cierto punto, vamos a tener que admitir que la hemos encontrado, o admitir que no se
puede encontrar; de lo contrario ha sido solamente una pose.
Así como la ciencia es el método por el cual se
busca la verdad en el reino físico, la
religión es el método que utilizamos para explorar el reino espiritual.
Es por esto que la fe es la libertad: nos da la capacidad, la licencia, para investigar
el reino espiritual que instintivamente sabemos que existe. Somos
naturalmente espirituales. Sabemos que hay algo por descubrir más allá de lo
físico y la religión nos da la libertad de explorar esa realidad.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que podemos conocer por la observación y la razón,
no sólo que hay un Dios, sino que hay un Dios personal (véase el número 35).
San Pablo nos dijo la misma cosa siglos antes:
“Porque
todo cuanto se puede conocer acerca de Dios está patente ante ellos:
Dios mismo se lo dio a conocer, ya que sus atributos invisibles -su poder
eterno y su divinidad- se hacen visibles a los ojos de la inteligencia, desde la
creación del mundo, por medio de sus obras”. (Romanos 1: 19-20).
Sabemos que este conocimiento es posible porque
hemos visto que sucede: en todo el mundo, los filósofos han llegado a la misma
conclusión. Cuando seguimos las cosas
vuelven a su primera causa y debemos reconocer que hay un Dios.
Este conocimiento no es suficiente, pero es un buen
comienzo. Es importante reconocer el
papel de revelación en el conocimiento de Dios, pero es importante también
reconocer que la razón, sin la revelación, puede saber que hay un Dios. Es
tan importante que el Catecismo pone el conocimiento de Dios por la razón,
antes de siquiera mencionar la revelación.
Y es especialmente importante si la persona piensa
que es “espiritual pero no religioso”. Si piensa por si mismo y razona
con cuidado, sabrá que hay un Dios. Sus
instintos “espirituales” tienen razón.
Pero la
razón por sí sola no nos dicen toda la verdad acerca de nuestra relación con
Dios: quién es Dios y cual el plan de Dios para nosotros. Para eso necesitamos la revelación y para la
revelación necesitamos fe.
Pero
hay una segunda forma de ver el fenómeno de la espiritualidad sin religión.
LA CONCLUSIÓN LÓGICA DEL
PROTESTANTISMO
“Espiritual
sin religión” es el
protestantismo subjetivo llevado a su punto final lógico. Es el lugar
donde los individuos de una cultura protestante van a terminar teniendo en
cuenta el punto de partida.
Es común oír decir: “Yo puedo amar a Jesús sin tener que ir a la iglesia. La Iglesia no
importa”.
Y de hecho tienen razón si sólo se trata acerca de
mí y Jesús; ¿si es sólo sobre mí y “mi
relación personal con mi Señor” porqué ir a la iglesia?
“La espiritualidad sin
religión” no es un
producto lógico del ateísmo o el agnosticismo o el humanismo secular. Es el
producto del protestantismo, por eso es la conclusión lógica subjetiva del
protestantismo.
El protestantismo con su
negación de la iglesia visible y el el énfasis en la seguridad eterna y la
salvación por la fe sola (por lo tanto lo que haces, no importa), es a menudo
la negación puritana de este mundo físico y todo lo que es ‘mundano’.
“Espiritual
pero no religioso”, por tanto, es
una negación de todo lo que es real y
físico en la interacción de Dios con el mundo. Es una negación de la
importancia del mundo físico. Es una negación de la iglesia, una negación de
los sacramentos, la negación de la encarnación, y por lo tanto es una herejía
nociva.
Nuestro Señor Jesucristo, el Hijo unigénito del
Padre, tomó carne humana y por tanto santificó
el reino físico. Porque él tomó carne humana Mi cuerpo importa ya que es
el templo del Espíritu Santo.
Y
los asuntos de Mi Iglesia importan desde el punto de vista material. La Iglesia
Una, Santa, Católica, Apostólica y Romana, la Iglesia Católica con todas sus
instituciones y su historia, el papeleo y la burocracia, el derecho canónico y
el dogma, todo importa. El incienso y las velas y los libros y las campanas.
Ellas son cosas materiales de este mundo e importan.
Pero hay
una tercera forma de examinar esta tendencia de ser spiritual pero no
religioso.
UNA COARTADA DE LA NEW AGE
La sociedad, y en particular la occidental, está
dado un giro hacia una espiritualidad
flexible dogmáticamente, esotérica, de poco compromiso y básicamente
egocéntrica.
El concepto es que la
espiritualidad es sinónimo de búsqueda de felicidad sin asumir compromisos. Y
esta espiritualidad es compatible con el poder temporal, no sólo porque incide
en la conformación de su “menú a la carte” sino también porque es un
fuerte sucedaneo de las religiones organizadas, que historicamente son
contestatarias del poder político temporal.
Es por esto último que se dice que habrá una religión mundial impuesta por el
anticristo que tendrá a la New Age como base.
La New Age se presenta como una falsa utopía para responder a la sed de felicidad del corazón
humano, insatisfecho profundamente por la cultura y modo de vida actuales.
No es una secta religiosa ni propiamente un
movimiento. Se trata de una visión, de
un deseo de cambio que agrupa distintas teorías.
En la New Age se han enganchado muchas ideas que no
tienen una conexión explícita con el llamado “cambio de era” preconizado por
los astrólogos. Es un sincretismo de
elementos esotéricos y seculares que se presentan como alternativa al
cristianismo.
La matriz esencial del pensamiento New Age hay que
buscarla en la tradición
esotérico-teosófica que se puso de moda en círculos intelectuales europeos en
los siglos XVIII y XIX. Estuvo especialmente presente en la masonería y el ocultismo.
A esta visión se une una corriente de lo que
alguien ha llamado “sacralización de la psicología”, inspirada en Jung, que ha
dado lugar a confundir psicología con
espiritualidad.
¿Por qué se da todo esto ahora? Por la insatisfacción que produce vivir una vida tan
materialista en la cultura occidental, por el rechazo de una visión
racionalista, por el deseo de un cambio personal y social, por la existencia de
un individualismo desenfrenado, porque el ser humano experimenta que su
dimensión espiritual está arrinconada, está como aplastada y por la prédica
anti religiosa – especialmente anticristiana – de siglos.
La
mayoría de los seguidores no tienen claros los principios sobre los que
se basa la New Age, son más bien consumidores ocasionales de productos que
llevan esta etiqueta.
Es un fenómeno global que se
mantiene unido y que se alimenta a través de los medios de comunicación del
sistema, porque los horóscopos, las predicciones, los métodos de relajación, la
comida sana, todos ellos venden.
Y es tan flexible que la New Age es un vago conjunto de creencias, terapias y
prácticas elegidas y combinadas según el propio gusto, con independencia
de las incompatibilidades o incongruencias que impliquen, lo cual no es
relevante porque el consumidor entra sólo superficialmente en este universo.
LA ESPIRITUALIDAD ES UNA
OPORTUNIDAD, NO UN PROBLEMA
Es así como debemos ver lo “espiritual
pero no religioso” como una oportunidad, no un problema. Estas son personas
que buscan la verdad, y tenemos un deber cristiano de ayudarles a encontrarla.
El
final puede ser lo que les lleve de vuelta a casa, a la Iglesia.
Deben
perder miedo a la búsqueda de Dios organizada, al cuerpo de hallazgos a los que han llegado
cientos de generaciones anteriores en sus exploraciones.
Y comprender
que hay una razón para todo lo que hace la Iglesia: una razón para cada
parte de la liturgia, una razón para cada gesto del sacerdote, una razón detrás
de cada enseñanza social católica, etc.
No podemos presentar estas cosas como hechos
simples, tomarlos o dejarlos, sino enmarcarlos
en el escenario más amplio de la búsqueda espiritual.
Se necesita una educación religiosa que explique las razones de las prácticas de la
religión como puntos trascendentes en el camino de encontrar el objeto
de nuestras búsquedas espirituales.
Al “espiritual pero no
religioso” se le puede decir esto: tus instintos están en lo cierto. Hay
más cosas que lo que simplemente ven tus ojos. Dios está feliz de que estes
buscándolo y es más Él quiere desesperadamente encontrarte. De hecho, él lo
quiere tanto que te ha estado buscando todo este tiempo. Pero debes abrirte con
perseverancia y en los lugares adecuados para sintonizar con Él; de lo
contrario tu búsqueda no te conducirá a ningún lado.
QUE NO ES LA ESPIRITUALIDAD
Si tu
espiritualidad consiste en el desarrollo de tu “poder interior”, entonces estás
practicando la magia. Tú no vas a flotar, bilocarte o profetizar por
considerarte espiritual. Es más importante que aprendas a amar a sus enemigos y
a aquellos que lo necesitan.
A
menos que estés realmente convertido en una persona más humilde y más compasiva, no estás
realmente en la práctica de la espiritualidad. Si te sientes superior en
cualquier manera o forma, sólo te estás engañando a ti mismo.
A
menos que estés movido para llevar a cabo activamente actos de misericordia, has sido
engañado. Tu espiritualidad debe desarrollar en tu interior un espíritu de
absoluta humildad y compasión siempre en expansión. La compasión no es lo mismo
que “la bondad selectiva y manipuladora”.
La espiritualidad destruye el
ego paso a paso. No alimenta el ego. Nadie en el mundo podría sugerir que los
grandes maestros espirituales de la historia humana hayan sido narcisistas.
Piensa Madre Teresa por ejemplo.
La espiritualidad no es el
equivalente de orientación psicológica. El objetivo no es aprender más sobre tí
mismo como si se tratara de la criatura más fascinante del universo.
Uno
practica una espiritualidad porque reconoce el inmenso vacío en el interior de
uno mismo,
no con el fin de ser “bueno” o “diferente”.
La
espiritualidad y la religión están irrevocablemente unidas. La palabra
“religión” se deriva del latín que significa “atar”. Sin una base estructurada,
y sin la unión a un sistema probado y verdadero, uno es pone a sí mismo como su
propio maestro espiritual, el árbitro final en cuanto a cómo para mejorar tu
mismo.
Nadie
es tan inteligente o lo suficientemente bueno como para ser su propio maestro
espiritual.
Encuentra un auténtico maestro espiritual. Toma tus decisiones lentamente y con
cuidado y si alguien te pide que escriba un cheque para él, corre tan rápido
como sea posible en la dirección opuesta.
LA ESPIRITUALIDAD SIN UN MARCO
RELIGIOSO QUE LA ENCAUCE PUEDE SER PELIGROSA PARA LA SALUD
Un estudio inglés halló que las
personas espirituales, pero que no pertenecen a una religión, son más propensas
a trastornos mentales que las que profesan una religión e incluso que los ateos
o agnósticos.
Una explicación que parece manejar el investigador
es que esta circunstancia sucede antes de la inclinación espiritual de estas
personas; dice que los espirituales
“están buscando algo porque se sienten afligido de alguna manera”.
Sin embargo se pueden agregar
otras hipótesis. Quienes adhieren a una religión tienen un marco explicativo de
la realidad, una doctrina, que les permite interpretar lo que sucede. En cambio
el típico espiritual tiene que elaborar su propia explicación y muchas veces se
encontrará sin suficientes herramientas explicativas sobre lo que ve y siente,
llevándole a estados de incertidumbre y angustia; cosa que probablemente no
suceda con los fieles a una religión porque “pueden echar mano” a siglos de
reflexiones y doctrina de su religión, lo que les da mayor seguridad
psicológica.
Vayamos a la investigación. ¿Puede la espiritualidad sin religión organizada en realidad ser
perjudicial para la salud mental? Un estudio indica que las personas que
dicen ser “espirituales”, pero que carecen de lealtad a una religión
específica, son más propensas a sufrir de problemas de salud mental.
La investigación muestra que las personas que
abrazan el espiritualismo sin
construcciones religiosas, tienen un potencial de salud mental desventajosa
frente a los que son más tradicionalmente religiosos (o incluso en comparación
con aquellos que son ateos y agnósticos).
Además de contar con mayores problemas de salud
mental, estas personas son también más
propensas a tomar medicamentos para tratar los temas asociados, como lo informa The Telegraph.
La investigación, que levó a cabo el profesor
Michael King, del University College de Londres, entre otros, fue publicada en
el British Journal of Psychiatry. El impactante estudio llegó a la siguiente
conclusión: “Hay cada vez más pruebas
de que las personas que profesan creencias espirituales, en ausencia de un
marco religioso, son más vulnerables a la enfermedad mental.”
Por supuesto, muchos se preguntan exactamente qué significa. The Telegraph proporciona más información acerca de las
opiniones teológicas de los sujetos que fueron consultados para el estudio,
ofreciendo un poco de claridad al respecto:
De
los participantes, 35 por ciento se describieron como “religiosos”, es decir, que
asistieron a una iglesia, mezquita, sinagoga o templo. Cinco de cada seis de
este grupo eran cristianos.
Casi la mitad (46 por ciento) se describieron como
ni religiosos ni espirituales, mientras que el 19 por ciento restante dijo que
tenía creencias espirituales,
pero no se adherían a una religión en particular.
Los miembros de este último grupo eran 77 por ciento más propensos que los demás a
ser dependientes de las drogas, el 72 por ciento más propensos a sufrir de una
fobia, y 50 por ciento más probabilidades de tener un trastorno de ansiedad
generalizada.
También tenían 40 por ciento más probabilidades de estar recibiendo tratamiento con
fármacos psicotrópicos, y un 37 por ciento de mayor riesgo de desordenes
neuróticos.
En una entrevista con la BBC, King señaló que las personas religiosas son similares a
sus homólogos seculares, pero que tienden, por lo menos hasta cierto punto, a
obtener mejores resultados en algunos indicadores.
“Tienen
menos adicción a las drogas, menos problemas con el alcohol, y cosas como esas”
dijo el profesor sobre los fieles.
La
muestra total del estudio fue de 7.403 hombres y mujeres ingleses que fueron
seleccionados al azar. Al margen de sus creencias religiosas, a los participantes
también se les preguntó sobre su salud mental.
Fuentes:
- http://forosdelavirgen.org/29932/la-espiritualidad-light-y-a-gusto-del-consumidor-de-estos-tiempos-la-new-age-y-el-nuevo-hinduismo-2011-07-28-sdet/
- https://www.osv.com/todaysissues/otherbeliefs/article/tabid/744/artmid/13746/articleid/361/im-spiritual-but-not-religious.aspx?ref=hptopics
- http://www.patheos.com/blogs/standingonmyhead/2012/01/spiritual-but-not-religious.html
- http://www.pewresearch.org/fact-tank/2016/01/21/americans-spirituality/
Foros de la
Virgen María
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