EREVÁN, 26 Jun. 16 / 08:16 am (ACI).-El Papa Francisco y el líder
de la Iglesia
Armenia, el Catholicós Karin II, han firmado una Declaración conjunta en la que
condenan los fundamentalismos religiosos y la persecución que sufren en la
actualidad los cristianos. También hablan de la familia y de la unidad.
En el texto, ambos líderes denuncian que “las minorías étnicas y
religiosas se han convertido en el objetivo de persecuciones y de tratamientos
crueles, hasta el punto de que tales sufrimientos por pertenecer a una
confesión religiosa se han transformado en una realidad diaria”.
“Los mártires pertenecen a todas las Iglesias y su sufrimiento
constituye un ecumenismo de sangre que trasciende las divisiones históricas
entre cristianos, llamándonos a todos nosotros a promover la unidad visible de
los discípulos de Cristo”.
Ambos aseguran su oración “para un cambio de corazón en todos aquellos
que comenten tales crímenes y en aquellos que se encuentran en condiciones de
detener la violencia”.
Asimismo dan gracias a Dios “por la continua y creciente cercanía en la
fe y en el amor entre la Iglesia Apostólica Armenia y la Iglesia Católica en el
testimonio común al mensaje del Evangelio en un mundo lacerado por conflictos y
deseos de consuelo y esperanza”.
El documento recuerda también la histórica visita de San Juan Pablo II en 2001 y
asegura que el “exterminio de un millón y medio de cristianos armenios” es “el
primer genocidio del Siglo XX”.
Todavía, “somos por desgracia testigos de una inmensa tragedia que
sucede ante nuestros ojos: de innumerables personas inocentes asesinadas,
deportadas u obligadas a un doloroso e incierto exilio por continuos conflictos
con base ética, política y religiosa en Oriente Medio y en otras partes del
mundo”, denuncia el documento.
“Imploramos a los jefes de las naciones que escuchen la petición de
millones de seres humanos que esperan con ansia paz y justicia en el mundo, que
piden el respeto de los derechos dados a ellos por Dios, que tienen necesidad
urgente de pan, no de armas”.
El texto también denuncia que “por desgracia, asistimos a una presentación
de la religión y de los valores religiosos en un mundo fundamentalista, que
viene usado para justificar la difusión del odio, de la discriminación y de la
violencia”.
“La justificación de tales crímenes –dice la Declaración conjunta- sobre
la base de ideas religiosas es inaceptable porque Dios no es un Dios de
desorden sino de paz”.
El documento también plantea que al ser cristianos “estamos llamados a
buscar y desarrollar vías de reconciliación y de paz”.
Ambos líderes piden también “a los fieles de nuestras Iglesias” que
abran “sus corazones y sus manos a las víctimas de la guerra y del terrorismo,
a los refugiados y a sus familias”.
El Catholicós y el Papa reconocen que ya se ha hecho mucho, pero “se
puede hacer mucho más por los responsables políticos y la comunidad
internacional para asegurar el derecho de todos a vivir en paz y seguridad,
para sostener el estado de derecho, para proteger las minorías religiosas y
étnicas, para combatir el tráfico y el contrabando de seres humanos”.
El texto también aborda la perdida de fe del mundo y explica que “la
secularización de amplios sectores de la sociedad, su alienación por aquellos
que es espiritual y divino conduce inevitablemente a una visión desacralizada y
materialista del hombre y de la familia humana”.
“A este respecto, estamos preocupados por la crisis de la familia en
muchos países”, explican. “La Iglesia Apostólica Armenia y la Iglesia Católica
comparten la misma visión de la familia, basada en el matrimonio, hecho de
gratuidad y de amor fiel entre un hombre y una mujer”.
Por Alvaro de Juana
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