El Papa, en la
audiencia con los participantes de un Congreso para personas con discapacidad,
recuerda que las diferencias son la riqueza y nos hacen crecer.
Por: Rocío Lancho García | Fuente: ZENIT (https://es.zenit.org)
Por: Rocío Lancho García | Fuente: ZENIT (https://es.zenit.org)
(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 11 de junio de
2016).- Los sacerdotes necesitan más “apostolado de
la oreja”. Lo ha indicado el papa Francisco a los participantes del
Congreso promovido por el sector para la catequesis de las personas
discapacitadas de la oficina de catequesis nacional italiana en ocasión del 25ª
aniversario de su institución. Además, ha criticado la discriminación que las
personas con discapacidad sufren en algunas parroquias.
Siguiendo su idea de que “leer discurso es aburrido”, el Santo Padre ha preferido dejar
de lado el texto que llevaba escrito y responder a las preguntas que le habían
hecho, improvisando, en el Aula Pablo VI ante una multitud entusiasmada y
alegre.
En primer lugar, el Papa ha asegurado que “todos somos diferentes” y que “no hay uno que sea igual que otro”. Respondiendo
a la primera pregunta que le ha hecho una de las participantes, el Santo Padre
ha indicado que las diferencias nos dan miedo porque “ir
al encuentro de una persona que tiene una diferencia grave es un desafío”. Es
más cómodo –ha observado– no moverse, ignorar las diferencias. De este modo, el
Papa ha precisado que “las diferencias son la riqueza” porque “yo tengo una
cosa, y tú otra, y así hacemos algo grande”.
Asimismo, el Pontífice ha asegurado que un mundo
donde todos fuéramos iguales “sería un mundo
aburrido”. Además, ha reconocido que hay diferencias que son dolorosas
pero también esas “nos ayudan”, “nos desafían” y
“nos enriquecen”. Por eso ha invitado a no
tener miedo nunca. Y para hacer este camino es necesario poner en común lo que
tenemos.
Al respecto, el Santo Padre ha señalado un gesto
muy bonito que tenemos las personas: el apretón de manos. Es un gesto muy
profundo porque “pongo en común lo que tengo
contigo”, “te doy lo mío y tú lo tuyo”. Y es que, tal y como ha
precisado, “las diferencias son un desafío pero nos
hacen crecer”.
La segunda pregunta, ha observado Francisco, le
ha puesto en “dificultad”, porque tenía que
explicar la discriminación que las personas con discapacidad sufren en algunas
parroquias. Al respecto ha aseverado que la discriminación es una de las cosas
más feas que hay entre nosotros. Y ¿qué tiene que hacer un párroco que no
acepta a todos? “¡Convertirse!”, ha
exclamado.
Del mismo modo ha explicado que si una persona
quiere hacer la comunión tiene que tener una preparación, y si no entiende el
lenguaje, por ejemplo porque es sordo, tiene que tener la posibilidad en esa
parroquia de prepararse con el lenguaje de sordos. El Papa ha asegurado que la
persona a la que le funcionan bien los cinco sentido no significa que sea
mejor. “Si tú eres diferente, también tienes la
posibilidad de ser el mejor”, ha aseverado.
En esta misma línea ha recordado las críticas
que recibió el papa Pío X cuando decidió que había que dar la comunión a los
niños. Muchos se escandalizaron porque creían que un niño “no entiende”. Y este Papa hizo “de una diversidad una igualdad”. Porque sabía –ha
precisado– que el niño entiende, de otro modo, y cuando hay diferencias entre
nosotros se entiende de otra forma.
Mientras recordaba que “cada
uno de nosotros tiene un modo de conocer las cosas que es distinto” una
niña con síndrome de down que se encontraba en primera fila, ha subido al
escenario donde estaba sentado el Papa. Y así, Francisco ha aprovechado el
gesto para asegurar que esta niña “no tiene miedo”,
“corre el riesgo” y “sabe que las
diferencias son una riqueza”. Nos ha dado una lección, ha indicado. Y
por eso “nunca será discriminada, se sabe defender
sola”, ha observado.
Por último ha respondido a la pregunta de un
sacerdote sobre cómo acoger a todos. El consejo que ha dado el Papa a un
sacerdote que no sabe acoger a todos es “cierra la
puerta de la parroquia, o todos o nadie”. Y si el sacerdote dice que “yo entiendo a todos pero no puedo acoger a todos, porque
no todos pueden entender”, la respuesta que le da el Papa es que “eres tú que no eres capaz de entender”.
Asimismo, reconociendo la gran labor en la
pastoral que hace la Iglesia, el Santo Padre ha precisado que a muchos
sacerdotes les falta más “apostolado de la oreja”, es
decir, “escuchar”. Aunque el sacerdote diga
que “es aburrido porque son siempre las mismas
historias, las mismas cosas”, el papa Francisco ha recordado que “no son las mismas personas” y que “el Señor está en el corazón de cada uno”. Por
eso, ha concluido el Pontífice, “tienes que tener
la paciencia de escuchar a todos”.
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