Bueno, eventualmente muchos de ellos
murieron, pero les tomó algo de tiempo…
1) San Dionisio de París
San Dionisio nació en Italia en el siglo tercero.
Como hombre, fue ordenado obispo y enviado a Francia para predicar a los
paganos. Al parecer era tan exitoso en ganar conversos que los líderes paganos
lo detuvieron y lo condenaron a ser decapitado en la colina más alta de París.
Sin embargo, después de que su cabeza fue cortada
algo milagroso sucedió: no murió.
La historia cuenta que él mismo cogió su cabeza ¡y comenzó a predicar! Los
paganos quedaron aparentemente sin habla y permitieron que el hombre decapitado
continuara caminando y predicando.
Lo hizo por casi 10 kilómetros, pero entonces el
milagro se desvaneció y él cayó muerto. Bueno ¿qué tan lejos podría llegar sin
cabeza?
2)
San Juan Apóstol
La tradición de la Iglesia primitiva nos cuenta que
San Juan fue el último Apóstol en morir, aproximadamente alrededor del año 95.
Sorprendentemente, él murió por su avanzada edad. Todos los demás Apóstoles
murieron como mártires (con la excepción de Judas, por supuesto). Pero eso no
significa que las autoridades romanas no intentaron matarlo.
En un momento dado, San Juan fue detenido y
condenado a muerte por las autoridades. ¿El método? Ser sumergido en aceite
hirviendo frente a una multitud de espectadores en el Coliseo (Sí, así de cruel
era el castigo en esos tiempos). Pero, milagrosamente, cuando San Juan fue
lanzado dentro de la olla, él no se
quemó. El santo fue capaz de estar sumergido en el aceite hirviendo sin
sufrir daño alguno. La historia cuenta que todos en el estadio se convirtieron
a la fe cristiana.
Furioso de que no muriera, las autoridades romanas
del lugar lo desterraron a la isla de Patmos – donde finalmente pudo escribir
el último libro del Nuevo Testamento: el Apocalipsis.
3) San Policarpo
San Policarpo, obispo de Esmirna, vivió desde el 80
dC a la 167dC y fue discípulo del apóstol San Juan. Fue detenido y llevado a un
estadio en Roma para ser quemado hasta la muerte ante una multitud.
Fue atado a una estaca y el fuego se encendió… pero no se quemó. El acta del martirio
de San Policarpo explica:
“Terminada la oración fue puesto
fuego a la hoguera, levantándose las llamas hasta el cielo. Entonces ocurrió un
milagro del que fueron testigos aquellos a quienes la Providencia había
escogido para que le divulgaran por todas partes. A los lados de la hoguera
apareció un arco con sus extremos dirigíos hacia el cielo, a modo de vela
henchida por el viento, la cual rodeaba el cuerpo del mártir, protegiéndole
contra las llamas. El sagrado cuerpo tenía el aspecto de un pan recién cocido,
o, mejor, de una mezcla de plata y oro fundidos, que con su brillo recreaba la
vista. Un olor como de incienso y mirra o de algún exquisito ungüento disipaba
el mal olor de la hoguera”.
¡Así que incluso olía muy bien! Sin embargo, los
funcionarios que supervisaban su ejecución no se desanimaron y ordenaron que
Policarpo fuera apuñalado con una lanza. Así lo hizo un soldado y volvió a
ocurrir otro milagro.
“Hízolo él [el soldado] así y brotó
sangre, en tanta abundancia, que extinguió el fuego. Vióse también salir una
paloma del cuerpo. Quedó el pueblo estupefacto ante el prodigio, confesando la
gran diferencia a la hora de la muerte entre los cristianos y los infieles, y
reconociendo la superioridad de la religión cristiana, aunque no tuvieron
fuerzas para abrazarla.
Así que eventualmente pudieron matarlo, pero Dios
decidió hacer las cosas difíciles.
4) El profeta Elías
Elías fue uno de los más grandes profetas del
Antiguo Testamento. Y como un verdadero profeta de Dios que decía la verdad,
era odiado por mucha gente, especialmente los gobernantes.
En un momento dado, desafió a los sacerdotes del
dios falso Baal a un duelo: ellos llamarían a Baal para que mande fuego del
cielo para quemar un sacrificio, y Elías llamaría al verdadero Dios para hacer
lo mismo. Los sacerdotes de Baal llamaron a su dios y nada ocurrió. Elías
decidió rociar su sacrificio con agua (sólo para hacer las cosas más
difíciles), pidió a Dios para enviar el fuego hasta el sacrificio una sola vez
y Dios envió el fuego inmediatamente. Esto hizo que los gobernantes se
enfurecieran contra él y quisieran asesinarle.
Sin embargo, nunca fueron capaces de matarlo. Por
supuesto, al final de su vida, Elías fue llevado al cielo en un carro de fuego.
Por lo que nunca murió. (Aunque no se sabe mucho acerca de él, Enoc es otra
persona mencionada en la Biblia como si hubiera sido llevado al cielo
directamente por Dios sin morir. Génesis 5,21-24).
5) El profeta Daniel
Daniel es otro gran profeta del Antiguo Testamento.
Fue llevado cautivo a Babilonia junto a otros Judíos, pero se ascendió
rápidamente en las filas del gobierno debido a su inteligencia y capacidad de
interpretar los sueños.
Había un oficial que sentía antipatía por Daniel y
engañó al rey para que emitiera un decreto irrevocable para que cualquier
persona que haya orado a un dios durante 30 días seguidos sea echado en el pozo
de los leones. Daniel continuó orando todos los días a Dios, así que fue
detenido. A pesar de que el rey no era enemigo de Daniel, siguió de mala gana
su propio decreto y mandó a encerrarlo toda una noche en una cueva llena de
leones.
Cuando el rey se despertó a la mañana siguiente,
¡comprobó que milagrosamente Daniel seguía vivo! Un ángel había cerrado la boca
de los leones.
6)
Santa Catalina de Siena
Santa Catalina de Siena es una de los más grandes santas
de la historia de la Iglesia. Además de su santidad, es doctora de la Iglesia,
un mística, y también es recordada por (humilde y da propiadamente) haberle
llamado la atención a un Papa.
Ella no fue mártir y nadie trató de matarla. Ella
está en esta lista por una razón única: vivir solo de la Eucaristía. Ella comió
muy poco (o nada en absoluto) durante los últimos 19 años de su vida. ¡19 años!
Y sin embargo, milagrosamente, continuó, al servicio de la Iglesia.
Ella le dijo a su confesor:
“Dios me satisface tan completamente
en la Santa Eucaristía que es imposible que yo desee cualquier especie de
alimento corporal […] Su sola presencia me sacia, y reconozco que, para ser
feliz, incluso es suficiente para mí ver a un sacerdote que acaba de decir
misa”.
No obstante, ella murió a los 33 años, Pero ¿19
años de ayuno? Eso sigue siendo bastante bueno.
Foros de la Virgen Maria
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