miércoles, 15 de junio de 2016

EL PADRE LIVIO FANZAGA HA ESCRITO UN NUEVO LIBRO CON IMPRESIONANTES INFORMACIONES SOBRE EL SANTO ROSARIO


Si todos los cristianos supieran el extraordinario poder de que es capaz el Santo Rosario, nunca más se separarían de él.

Si los hombres supieran realmente los milagros que la recitación de esta oración trae consigo, no dudarían en ponerse de rodillas tanto como les fuera posible, dicen en el nuevo libro El Santo Rosario. La oración que María quiere, el padre Livio Fanzaga (Director de Radio María) y Saverio Gaeta (escritor y vaticanista), vuelven sobre la historia desde el principio de esta antigua devoción.

El aspecto más sorprendente es la realidad con la que se muestra la relación viva, presente y directa entre la Virgen y su oración. Tanto es así que la recitación del Rosario es como un tiempo de permanencia en la presencia de la Madre celestial.

En este sentido, el Papa Juan Pablo II tuvo una relación privilegiada con la oración de María, la llamó una “conversación confidencial con María”.

“El Papa Wojtyla”, escribe el padre Livio, “tuvo una magnífica idea que inmediatamente hice propia: el Rosario que se dice con la Virgen meditando con ella los misterios de Jesús, mirando a Jesús a través de los ojos de María, pensando en Jesús con los pensamientos de María, amando a Jesús con el corazón de María, siguiendo a Jesús con el celo de María, dicho esto con el Ave María que siempre recuerda esta presencia de la Virgen, es realmente una oración gozosa”.

Pero ¿cuáles son estas gracias que María dio a sus hijos?

Alano de la Roche es considerado como el apóstol del Santo Rosario en varios países europeos, así como su codificador oficial. Al dominicano, durante las apariciones marianas recibidas entre 1463 y 1468, le fueron regaladas directamente por la Virgen quince promesas hechas a todos los devotos del Santo Rosario en todo momento.

Como está escrito en sus memorias, así habló la señora:

“A todos los que recen con devoción a mi Rosario Prometo mi protección especial. Los que perseveren en la recitación del Rosario, recibirán gracias poderosas. El Rosario es un arma poderosa contra el infierno; destruirá los vicios, librará del pecado y aplastará las herejías. El Rosario florecerá las virtudes y buenas obras, y obtendrá a las almas la gran misericordia de Dios. El que crea en mí con el rosario, no se sentirá abrumado por la adversidad. Quien rece el Rosario meditando los misterios, no será castigado por la justicia de Dios: si conviertes a un pecador, crecerás en la gracia cuando hagas el bien y serás digno de la vida eterna. Los devotos del Rosario, en la hora de la muerte no morirán sin los Sacramentos”.

“Los que rezan mi Rosario”, le dijo a Alano de la Roche, “encontrarán durante su vida y en la hora de la muerte, la luz de Dios y la plenitud de sus gracias, y participará en los méritos de los bienaventurados en el cielo. Cada día liberaré del purgatorio a las almas devotas de mi Rosario. Los verdaderos hijos de mi Rosario gozarán de una gran gloria en el cielo. Todo lo que se solicite a través del Rosario se obtendrá. Los que propaguen mi Rosario serán ayudados por mí en todas sus necesidades. He obtenido de mi hijo que todos los devotos del Rosario tengan como hermanos en la vida y la muerte a los santos en el cielo. Los que rezan fielmente mi Rosario son todos mis queridos hijos, hermanos y hermanas de Jesús. La devoción a mi Rosario es una gran señal de predestinación“.

Lo que el Beato ha revelado hace más de medio milenio, fue confirmado posteriormente en varias ocasiones en las últimas apariciones de los dos últimos siglos de la historia.

El plan de amor eterno de María por sus hijos no tiene límites y no se detiene ante nada. Lourdes (1858), Fátima (1917), hasta Medjugorje (1981); la Madre llena de gracia y misericordia a aquellos que la invocan y tiene un solo gran proyecto: la conversión de los pecadores, la paz en los corazones y en la tierra, la salvación de las almas y el mundo entero.

Cada vez que la Santa Madre de Dios se ha manifestado en nuestra tierra, nunca ha dejado de recomendar a sus hijos a confiar totalmente en su oración. Por lo tanto, se puede decir con certeza, que el Santo Rosario es un don que viene directamente de la Virgen María, la cual, a cambio promete gracias inconmensurables.

“No hay ningún problema, aunque sea difícil, de naturaleza material o sobre todo espiritual, en la vida personal de cada uno de nosotros o de nuestras familias, de las familias de todo el mundo, las comunidades religiosas, o incluso de la vida de los pueblos y las naciones, que no pueda ser resuelto por el Rosario. No hay problema, aunque sea difícil, que no se pueda resolver, mediante la oración del Santo Rosario“. Estas son palabras de Sor Lucía de Fátima.

Y tenía razones para hablar de esa manera. Fue a ella, de hecho, que la Virgen en 1917 le prometió lo impensable: el rosario como arma para poner fin a la Primera Guerra Mundial; la coronilla de oro como medio para lograr la paz en el corazón humano, y también el final del conflicto en esta tierra.

Para todo esto nos da Su Rosario, porque con ella podemos vencer el mal y caminar por el camino de la santidad. Pero, sobre todo, ahora podemos tomar parte en la alegría de su amor eterno. “Si supieras cuánto Te amo, llorarías de alegría”, (1982, Medjugorje).

Foros de la Virgen María

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