LIMA, 20 Jun. 16 / 05:36 pm (ACI).- El Arzobispo de Lima y
Primado del Perú, Cardenal Juan
Luis Cipriani, alentó a las religiosas que sirven en la capital del
país a no ser “cobardes” y enfrentar la
difícil realidad actual sostenidas por Cristo.
En la presentación de su carta pastoral “Al
encuentro con Cristo”, el Cardenal Cipriani dijo que “no hay que huir, hay que enfrentar, y para enfrentar
iniciamos un proceso. (…) No seamos
cobardes, sí podemos con Cristo, en Cristo, por Cristo. Nosotros, nada;
la ola viene fuerte, sí; la degradación es muy grande, sí; los problemas
sociales son inmensos, sí; las discusiones son tremendas, sí; tenemos poca
gente, sí; pero está Cristo”.
La carta pastoral que presentó el Purpurado es uno de los primeros
frutos de las reflexiones del XX Sínodo Arquidiocesano de Lima, un tiempo de meditación
de los católicos ante los retos pastorales que enfrenta hoy la Iglesia en la capital del
Perú.
La nota del Arzobispado de Lima señala además que el Cardenal explicó a
las religiosas que “al corazón hay que tenerlo controlado de sus caprichos y darle de comer
cosas buenas; que se enamore de Jesús, que se enamore del apostolado”.
El Purpurado exhortó a involucrarse y servir a los enfermos, a los
niños, a los divorciados, a las personas que pasan por un mal momento y alentó
a que “el corazón se llene de cosas buenas, porque
si no, el corazón se queja; y un corazón que empieza a tener hambre porque no
le das nada, busca cosas indebidas”.
“Hay que educar al corazón, para decir ‘no’ y para
decir ‘sí’, y para educarlo hay que tener
una buena dirección espiritual”, resaltó.
El Arzobispo también pidió a las religiosas que “en
el colegio donde estén pónganse como tutoras, a recibir a estas chicas que
quieren contarte su vida,
a esos padres de familia
que quieren desahogar sus problemas”.
“Privilegien
el tiempo de oración, el tiempo de apostolado, el tiempo de estar con la gente.
(…) Se nos ha metido mucho el activismo manual, administrativo, y hemos perdido
salir un poco a escuchar, a estar, a rezar, a acompañar, a visitar”, continuó.
“Si viven en un ambiente donde hay hospitales o
clínicas, no se puede morir la gente sin el consuelo de la presencia de una
religiosa, sin el consuelo de la cercanía de Dios. Visiten y lleven una palabra de aliento, a cualquier hora del día; hay
que hacerlo”, concluyó.
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