Todo ser humano necesita encontrar un sentido para
el dolor, que inevitablemente llega.
Fuente: LaFamilia.info
Resulta complejo para el ser humano la comprensión del dolor y el sufrimiento. Por desgracia, quien resulta en el banquillo de los acusados es Dios, a sabiendas que Él en su amor infinito, siempre quiere lo mejor para sus hijos.
Fuente: LaFamilia.info
Resulta complejo para el ser humano la comprensión del dolor y el sufrimiento. Por desgracia, quien resulta en el banquillo de los acusados es Dios, a sabiendas que Él en su amor infinito, siempre quiere lo mejor para sus hijos.
Todo ser humano necesita encontrar un sentido para el dolor, que
inevitablemente llega. Para los cristianos es más fácil encontrar este
significado.
¿A quién le gusta sufrir? Se supone que a nadie, pero lo cierto es que la vida, en su camino hacia la felicidad, se encuentra colmada de tropiezos inesperados, algunos determinados por nuestro actuar como otros ajenos a nuestra voluntad. Este recorrido, a ciencia cierta, se hace más llevadero si el Señor acompaña cada paso del andar, puesto que la fe todo lo puede.
Juicios no justos
Nada más apropiado al tema, que el pensamiento del Papa Juan Pablo II acerca del dolor humano, expresado en la Carta apostólica Salvifici Doloris:
¿A quién le gusta sufrir? Se supone que a nadie, pero lo cierto es que la vida, en su camino hacia la felicidad, se encuentra colmada de tropiezos inesperados, algunos determinados por nuestro actuar como otros ajenos a nuestra voluntad. Este recorrido, a ciencia cierta, se hace más llevadero si el Señor acompaña cada paso del andar, puesto que la fe todo lo puede.
Juicios no justos
Nada más apropiado al tema, que el pensamiento del Papa Juan Pablo II acerca del dolor humano, expresado en la Carta apostólica Salvifici Doloris:
“Dentro de cada sufrimiento experimentado por el
hombre, y también en lo profundo del mundo del sufrimiento, aparece
inevitablemente la pregunta: ¿por qué? Es una pregunta acerca de la causa, la
razón; una pregunta acerca de la finalidad (para qué); en definitiva, acerca
del sentido. Esta no sólo acompaña el sufrimiento humano, sino que parece
determinar incluso el contenido humano, eso por lo que el sufrimiento es
propiamente sufrimiento humano. (…) Y es bien sabido que en la línea de esta
pregunta se llega no sólo a múltiples frustraciones y conflictos en la relación
del hombre con Dios, sino que sucede incluso que se llega a la negación misma
de Dios.”
En igual orden, el escritor Jesús David Muñoz de
Virtudes y Valores anota:
“Es normal hacernos la pregunta: ¿por qué Dios no
quitó el sufrimiento del mundo? ¿Por qué dejó algo que nos molesta tanto?...
Sin embargo, esta posición de la criatura que juzga al creador no es en nada
justa. Decirle a Dios lo que debe hacer y lo que no debe hacer suena a broma,
pero es muchas veces la manera en la que reaccionamos. Nuestra actitud ante el
dolor no debe ser la de juzgar a Dios y darle consejos de cómo ser Dios, sino
más bien la de buscar encontrar lo qué quiere enseñarnos, las lecciones que
quiere que saquemos. ¡Se puede sacar tanto bien de las situaciones adversas y
de los sufrimientos!”
El
amor le gana al dolor
El sufrimiento en sí mismo, no se puede definir como algo bueno, pues es difícil disfrutar de algo tormentoso, no obstante, lo que hace la diferencia es la actitud del ser humano frente a éste, el provecho, el aprendizaje y los hallazgos que se presenten a través del dolor, en definitiva, el alimento espiritual a través del amor de Dios.
Un ejemplo claro que ilustra lo anterior: “la Madre Teresa de Calcuta no se sentó a contar cuántos pobres había en la India y a suspirar por esta triste situación. No, ella se puso a trabajar y aprendió a amar. (…) Ante la realidad del dolor podemos vivir amargados, renegando o incluso odiando a Dios toda la vida o puede convertirse en una oportunidad para ejercitarnos en el amor.”
Dios es bueno, pero esto no significa que no exista el sufrimiento y el dolor. Dios es tan bueno, que incluso de lo malo puede sacar un bien mayor. Incluso del mal, del dolor más atroz, Dios puede sacar algo mejor. Es cuestión de estar atentos a descubrirlo.”
El sufrimiento en sí mismo, no se puede definir como algo bueno, pues es difícil disfrutar de algo tormentoso, no obstante, lo que hace la diferencia es la actitud del ser humano frente a éste, el provecho, el aprendizaje y los hallazgos que se presenten a través del dolor, en definitiva, el alimento espiritual a través del amor de Dios.
Un ejemplo claro que ilustra lo anterior: “la Madre Teresa de Calcuta no se sentó a contar cuántos pobres había en la India y a suspirar por esta triste situación. No, ella se puso a trabajar y aprendió a amar. (…) Ante la realidad del dolor podemos vivir amargados, renegando o incluso odiando a Dios toda la vida o puede convertirse en una oportunidad para ejercitarnos en el amor.”
Dios es bueno, pero esto no significa que no exista el sufrimiento y el dolor. Dios es tan bueno, que incluso de lo malo puede sacar un bien mayor. Incluso del mal, del dolor más atroz, Dios puede sacar algo mejor. Es cuestión de estar atentos a descubrirlo.”
Recomendamos:
¿Cuál es el sentido del sufrimiento cristiano?: La cruz será
el camino para la resurrección. ¿Vale la pena sufrir? ¿Qué sentido tiene?
Para orar en momentos de sufrimiento: descubrir el sentido
cristiano del sufrimiento
Sufrir con esperanza es sufrir de otra manera: Catequesis de
Benedicto XVI en “Spe slavi” sobre el sentido cristiano del dolor desde la
esperanza cristiana.
Hijos para el mundo del futuro: Debemos preparar a nuestros
hijos para el mundo del futuro, no el mundo de nuestros padres ni el nuestro
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