Hoy escribe sólo
esto: “La pureza tiene un valor tal, que un seno de criatura pudo contener al
Incontenible. La Santísima Trinidad descendió con Sus Perfecciones, habitó con
Sus Tres Personas, cerró Su Infinito en pequeño espacio –no por ello se hizo
menor—porque el amor de la virgen y la voluntad de Dios dilataron ese espacio,
hasta hacer de él un cielo. (“El Evangelio, tal como me fue revelado” – María Valtorta)
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