EL MILAGRO DE LA COMUNIÓN DEL ARCANGEL MIGUEL EN
GARABANDAL ( 18 DE JULIO)
Las
niñas (Videntes) habían pedido insistentemente a la Virgen que obrase un
milagro a fin de que la gente creyera. Finalmente, un día el ángel le comunicó
a Conchita que en cierta fecha que le indicaría la Virgen, cuando él le trajese
la comunión—que hasta ese momento siempre había sido invisible a los ojos de
cualquier observador—ese día, al momento de ella recibirla sobre su lengua, la
hostia se haría visible, y que lo anunciara con 15 días de antelación.
En la madrugada del 18 de julio de 1962, Conchita
cayó en éxtasis en su casa, salió fuera, dobló la esquina y cayó de rodillas en
la calle contigua. Un buen número de personas se apretujaba a su alrededor para
poder ver. Conchita sacó la lengua y la mantuvo fuera por espacio de unos
breves minutos.
Dicen los testigos que ella no traía nada
absolutamente dentro de la boca. De repente, una hostia blanca y
resplandeciente se vio aparecer sobre su lengua. Uno de los testigos lo ha
descrito así, despejando la menor sombra de duda: “. . . No dio la
sensación de haber sido depositada, sino más bien de haberse materializado
allí, a una velocidad mayor de la que el ojo humano puede captar.”
Este milagro fue captado por la cámara de un
aficionado curioso, a pesar de que la única iluminación que había era la que
proporcionaba una pequeña linterna.
Fue cerca de las doce, hora solar española. En
España hay una hora adelantada = GMT + 01:00 horas, en invierno, y dos horas =
GMT + 02:00 horas, en verano. Faltaban dos horas (y unos veinte minutos más por
el meridiano de Garabandal) para la media noche solar.
Conchita NO podía, en el calendario litúrgico,
comulgar el mismo 18 de Julio de 1962, porque era la fiesta del pueblo y «ya
había comulgado por la mañana» en la iglesia del pueblo. Pero sí podía comulgar
a partir de las doce, hora de reloj, porque ya era el día siguiente litúrgico.
Sin embargo, por el día solar, era el 18 de Julio de 1962 todavía hasta las dos
y veinte de la mañana.
Fue cerca de las dos de la mañana, faltaban unos
minutos, para la media noche solar, cuando recibió la tercera llamada de la
Santísima Virgen y San Miguel Arcángel se le apareció y la llevó al lugar
indicado y después de Comulgar ya vino la Santísima Virgen.
El número de personas que subió a Garabandal ese
día entre dos mil y tres mil.
LA
FORMA
Otro
punto que se debate con frecuencia es si la Forma era, o no, mas gruesa de lo
normal.
La
que vio Conchita era una Forma normal. Pero Conchita vio la Forma que traía el
Ángel pero NO vio lo que pasó en su lengua. Dice Pepe Díaz que apareció de
repente, en la lengua de Conchita, una Forma NORMAL, como las que da el
Sacerdote, una preciosa Forma blanca, la que vio Conchita, pero inmediatamente
que estuvo en su lengua se vio que estaba “viva” y creció en grosor y tamaño, y
despendía un luz blanca como no se vio otro blanco igual. Tenía Vida y Luz propia.
Dios estaba allí.
D. Alejandro Damians consiguió sacar, de noche,
algunos fotogramas de los últimos instantes de la Comunión visible de Conchita.
De uno de estos fotogramas es la fotografía de este posting.
El
Sr. Obispo de Santander, D. Eugenio Beitia Aldazabal, se interesó por este film
y escribió a D. Alejandro Damians solicitando una copia del mismo ya que “podía
ser de gran interés y servicio para la Iglesia”.
Se
puede ver, en la foto, que la Sagrada Forma tiene LUZ propia y un halo de luz
alrededor. Según el testimonio de Pepe Díez, apareció de repente y como una
Forma normal, pero viva, y fue creciendo en espesor y circunferencia, con vida
propia en su interior.
Según
el testimonio de Benjamín Gómez, la LUZ que desprendía la Forma era una LUZ muy
agradable, como todo lo divino, y de un blanco muy brillante que sin embargo no
cansaba nada la vista.
También dijo Benjamín que el blanco de la Sagrada
Forma no se parecía a ningún otro de la tierra, es decir, que no puede verse
toda su blancura ni su brillo en una foto por las limitaciones de esta.
Con
este film quedó probado que lo que vieron los presentes no fue una alucinación
de ellos sino que realmente lo que vieron que había en la boca de la niña era
verdad.
EL
TESTIMONIO DE MATILDE
Matilde estaba afuera, al pie de las escaleras de
su casa. Conchita vino a este lugar y al llegar frente a Matilde, que estaba
allí, cayó de rodillas.
¿Por qué sucedió frente a la casa de Matilde y
justo delante de ella?. Muchas veces, las niñas, en éxtasis, vinieron a darle a
besar el crucifijo a Matilde y decía que su casa era tan ruin que no quería que
entrase la gente pero las niñas solas sí. Esto lo pedía con frecuencia: que una
niña le viniese a dar el Crucifijo a besar. Con frecuencia, alguna de las niñas
venía a solas a su casa, le daba a besar el Crucifijo y Matilde se ponía muy
contenta de esta delicadeza de la Virgen para con ella.
La Santísima Virgen tuvo esta gran delicadeza con
ella. Trajo a Conchita justo a los pies de ella para que viese el Milagro de la
Comunión visible.
Matilde lo describe así:
El Milagro de la Forma sucedió delante de mi casa. Conchita vino con el Crucifijo; yo estaba en mi casa, oí el ruido de la gente y salí. Porque eso pasó justo delante de la entrada de mi casa. Conchita asomó por ahí, por esa esquina y yo estaba abajo, en la escalera de la casa, y, delante de mí, Conchita se cayó e hincó de rodillas.
El Milagro de la Forma sucedió delante de mi casa. Conchita vino con el Crucifijo; yo estaba en mi casa, oí el ruido de la gente y salí. Porque eso pasó justo delante de la entrada de mi casa. Conchita asomó por ahí, por esa esquina y yo estaba abajo, en la escalera de la casa, y, delante de mí, Conchita se cayó e hincó de rodillas.
Entre las manos juntas tenía un Crucifijo. Yo vi la
Forma sobre la lengua. Era una Forma más gruesa que una Forma normal, más
blanca, a mí me pareció más blanca, como brillante o muy blanca.
Tuve tiempo de verla bien; lo que pasó es que yo me
emocioné y me subí para arriba a decírselo a mi marido. Subí, sin terminar de
verse la Forma. Yo no hice nada más que verlo y subir a decírselo a él. Cuando
bajé, ya se había marchado. Había mucha gente, cantidad de gente.
EL
TESTIMONIO DE D. ALEJANDRO DAMIANS
En reiteradas ocasiones y a diversas personas he
tenido que relatar la impresión que me causó el prodigio que tuve la
oportunidad de presenciar en S. Sebastián de Garabandal del día 18 de julio de
1962.
Casi todo el día 18 lo pasé en el interior de la
casa de Conchita con mi esposa, mi amigo y varios sacerdotes, así como otras
personas desconocidas. Tuve ocasión de hablar con Fray Justo, sacerdote
Franciscano con quien luego he sostenido
Dos
circunstancias se daban cita en aquella ocasión para albergar dudas si se
produciría o no el prodigio anunciado; una de ellas, el ambiente festivo que
reinaba en el pueblo; otra la presencia de sacerdotes. En algunas ocasiones
anteriores, las niñas no habían entrado en éxtasis; de otra parte, la presencia
de sacerdotes había motivado anteriormente el que las niñas recibieran la
comunión normalmente y nunca por mediación del Ángel.
El ambiente era de duda puesto que, en contra de
tales hechos comprobados, se decía entre los visitantes que Conchita había
avisado personalmente a algunos sacerdotes para que fueran el día 18, así como
que a las preguntas que le fueron formulando aquel mismo día en tal sentido,
había manifestado que ni la fiesta, ni la presencia de aquellos serían obstáculo
para la realización del prodigio.
Sobre las tres de la tarde, Conchita anunció que se
iba a almorzar, lo cual nos dio el convencimiento de que si lo que debía
producirse era la comunión, tendríamos aún que esperar un mínimo de tres horas
para que tuviera efecto. Así, entre dudas, esperanza, tedio e ilusión fue transcurriendo
el día.
Rebasadas
las 12 horas de la noche sin manifestación alguna que hiciera presagiar nada
extraordinario, cundió el desaliento y la incredulidad.
Cerca
de la una de la madrugada del día 19, cuando algunos habían emprendido el
regreso a sus puntos de origen, como un reguero de pólvora se extendió la
noticia de que, según la hora solar y la situación geográfica del pueblecito,
el día 18 no terminaría hasta las 1,25 de la madrugada. Por aquel entonces, los
que estábamos en el interior de la casa, sabíamos ya una cosa cierta: Conchita
había recibido la primera llamada.
Poco
después nos mandaron desalojar la casa y quedé en el portal en compañía de un
amigo de la familia de Conchita, para evitar la entrada de cualquier persona.
Desde mi emplazamiento dominaba la cocina y la escalera que conduce al piso
superior de la casa. Allí se hallaba Conchita, creo que con una prima y un tío
suyo, cuando entró en éxtasis.
Mi
primera noticia fue verla bajar por la escalera, muy aprisa, con aquella
actitud clásica en que sus facciones se dulcifican y embellecen. Al cruzar el
portal, la gente que aguardaba ante la casa abrió paso el tiempo justo para
dejarla pasar y a partir de este momento la multitud se arremolinó a su
alrededor como un río desbordado que arrasa cuanto encuentra a su paso. Vi caer
a muchas personas, que eran pisadas por el gentío desbordado, sin que yo sepa
de nadie que resultara lesionado, aún cuando el aspecto de aquella masa a la
carrera, empujándose unos a otros, no podía ser más aterrador.
Poco
antes de medianoche, las nubes que oscurecían el cielo, se habían disipado y el
manto azulado se había iluminado de estrellas que brillaban alrededor de la
luna. A su luz y a la de infinidad de linternas de mano que alumbraban la
calleja, pude distinguir perfectamente que Conchita tenía la boca abierta y la
lengua fuera, en la clásica actitud de comulgar. Estaba más bonita que nunca.
Su expresión, su gesto, lejos de provocar risa o presentar un aspecto vulgar e
incluso ridículo, era de un misticismo impresionante y conmovedor.
De
pronto, sin saber cómo, sin darme cuenta, sin que Conchita hubiese cambiado lo
más mínimo la posición, la Sagrada Forma apareció en su lengua. Fue totalmente
inesperado. No dio la impresión de estar depositada allí, sino que más bien
podría decirse, que brotó a velocidad superior al de la percepción de la mirada
humana.
Es imposible describir la impresión que sentí en
aquel momento y que siento hoy al recordarlo. Sorpresa, asombro, confusión son
sentimientos demasiado encontrados para definirlos en una sola expresión. Con
éstas o parecidas frases he relatado una y otra vez cómo aconteció y jamás he
podido evitar, al llegar a este punto, sentir aquella impresión maravillosa que
encoge el corazón dentro del pecho, llenándolo de ternura y humedece los ojos en
un deseo incontenible de llorar… Lágrimas de alegría, de satisfacción, de
felicidad, de amor…, de lo que sea, pero lágrimas al fin.
Más
tarde tuve conocimiento de que Conchita permaneció unos dos minutos reteniendo inmóvil,
sobre la lengua la Hostia hasta tragarla normalmente y besar el Crucifijo que
llevaba en su mano. Según he podido saber unos meses más tarde, tan larga
espera fue debida a que el Ángel dijo a Conchita que la mantuviese a la vista
hasta que la Virgen se le apareciera.
En aquellos momentos no me di cuenta del tiempo
transcurrido; recuerdo, como en un sueño, las voces que reclamaban a gritos que
me agachase, así como haber recibido un fuerte golpe sobre mi cabeza.
Colgada de mi brazo llevaba mi máquina de filmar;
sin hacer caso de las protestas que surgían a mi alrededor, sin recordar casi
las instrucciones recibidas de mi primo, saqué el tomavistas de su estuche,
apreté el disparador y filmé los últimos instantes de la comunión de Conchita.
Jamás había utilizado ningún aparato similar, ni siquiera había filmado, y sólo
tenía la seguridad de haber acertado en el enfoque de la figura, aunque por mi
total carencia de técnica, menos aún de conocimientos adecuados, puse en duda
el satisfactorio resultado de la película; incidían en ello, todavía otros
factores como la adecuada clase de película, intensidad de luz, allí casi
inexistente, etc…
Conchita se levantó aún en éxtasis, desapareciendo
de mi vista seguida por todas las personas presentes en Garabandal. Más tarde
supe que aquél duró alrededor de una hora.
Lo
único que sí puedo afirmar, sin ningún reparo ni duda, es que el día 18 de
julio de 1962, para mí, en Garabandal ocurrieron dos milagros: el primero fue
la comunión de Conchita, que revistió caracteres sobrenaturales de
inapreciables proporciones; el segundo, siendo de menor alcance colectivo, pero
no menos transcendente para mí, la prueba de la infinita condescendencia de la
Virgen, porque sólo a Ella puedo deber la dicha de haber presenciado el
prodigio.
Firmado: Alejandro Damians. Barcelona, Enero de 1963.
Firmado: Alejandro Damians. Barcelona, Enero de 1963.
EL
TESTIMONIO DE BENJAMIN GÓMEZ
Benjamin Gómez, vecino de Pesués, Cantabria, pueblo
cercano a Garabandal, fue testigo de numerosos éxtasis de las niñas. Durante
las Apariciones de la Santísima Virgen María dio un cambio muy grande a su
vida, ya que había vivido apartado de la Iglesia durante muchos años. Durante
las Apariciones se convirtió y recuperó la paz y la felicidad de vivir en
Gracia de Dios.
Como testigo que fué de la Comunión visible de
Conchita nos dice en una entrevista grabada en cinta magnetofónica en Burgos.
Pregunta: ¿Vio Usted bien a la niña?
BG (Benjamín Gómez): Perfectamente. Estaba muy cerca de mí.
P: ¿Estaría a un metro de distancia?
BG: No, qué va. Mucho menos. A un palmo escaso.
P: ¿Vió Usted cómo sacaba la lengua?
BG: Sí, vi cómo llegó, cómo se arrodilló con las manos extendidas hacía abajo. Ví cómo sacó la lengua. Y aquí quiero decir una cosa. La lengua la sacó limpia, vacía. Yo me sorprendí y miré. Pude mirar muy bien, porque como les digo estaba muy cerca, a menos de un palmo. Miré su boca, tranquilamente, todo iba bien sin prisas. Miré arriba y nada. Miré abajo y nada. En esto una prima mía que estaba detrás de mí me tocó en el hombro para que me retirase y le dejase ver. Yo giré un momento la cabeza, lo que se dice un momento y cuando volví la cabeza, ya tenía la Forma en la lengua.
P: Y ¿cómo era la Forma?
BG: ¡Ah! eso… es muy difícil de decir. Era Blanca. Pero de un blanco que no es de este mundo. A veces he querido buscar una comparación y no encuentro más que una cosa que se le parece pero de lejos. Es como cuando la nieve. Ha nevado y sale el sol y refleja en la nieve. Pero que entonces hace daño a la vista y este blanco no lastimaba la vista.
P: ¿De qué tamaño era?
BG: Aquí quiero decir una cosa: Por poner una comparación era como dos monedas de veinticinco pesetas una sobre otra. (Entonces la moneda de veinticinco era de un tamaño grande, como la de dos euros de ahora).
P: ¿Cree Usted que la niña la pudo poner con la mano?
BG: De ninguna manera. Lo hubiéramos visto. La niña no se movió.
P: ¿Cree Usted que la tenía oculta en la boca y habilmente la cambió sobre la lengua?.
BG: No pudo hacer eso. Yo miré bien dentro de su boca y allí no había nada de nada.
Pregunta: ¿Vio Usted bien a la niña?
BG (Benjamín Gómez): Perfectamente. Estaba muy cerca de mí.
P: ¿Estaría a un metro de distancia?
BG: No, qué va. Mucho menos. A un palmo escaso.
P: ¿Vió Usted cómo sacaba la lengua?
BG: Sí, vi cómo llegó, cómo se arrodilló con las manos extendidas hacía abajo. Ví cómo sacó la lengua. Y aquí quiero decir una cosa. La lengua la sacó limpia, vacía. Yo me sorprendí y miré. Pude mirar muy bien, porque como les digo estaba muy cerca, a menos de un palmo. Miré su boca, tranquilamente, todo iba bien sin prisas. Miré arriba y nada. Miré abajo y nada. En esto una prima mía que estaba detrás de mí me tocó en el hombro para que me retirase y le dejase ver. Yo giré un momento la cabeza, lo que se dice un momento y cuando volví la cabeza, ya tenía la Forma en la lengua.
P: Y ¿cómo era la Forma?
BG: ¡Ah! eso… es muy difícil de decir. Era Blanca. Pero de un blanco que no es de este mundo. A veces he querido buscar una comparación y no encuentro más que una cosa que se le parece pero de lejos. Es como cuando la nieve. Ha nevado y sale el sol y refleja en la nieve. Pero que entonces hace daño a la vista y este blanco no lastimaba la vista.
P: ¿De qué tamaño era?
BG: Aquí quiero decir una cosa: Por poner una comparación era como dos monedas de veinticinco pesetas una sobre otra. (Entonces la moneda de veinticinco era de un tamaño grande, como la de dos euros de ahora).
P: ¿Cree Usted que la niña la pudo poner con la mano?
BG: De ninguna manera. Lo hubiéramos visto. La niña no se movió.
P: ¿Cree Usted que la tenía oculta en la boca y habilmente la cambió sobre la lengua?.
BG: No pudo hacer eso. Yo miré bien dentro de su boca y allí no había nada de nada.
EL
TESTIMONIO DE PEPE DÍAZ
Otro de los testigos de este hecho fue el albañil
de Garabandal llamado José Díaz Cantero, familiarmente Pepe Díaz.
Pepe Díaz firmó una declaración que dice:
El
día 18 de julio de 1962 estaba en casa de Aniceta González, madre de Conchita.
Ha llegado el instante en que la niña cayo en éxtasis; la he seguido
protegiéndola y seguidamente iba la niña por la calle; ha parado cayendo de
rodillas, he observado la sorpresa siguiente que me ha causado: en unos
momentos advertí que la niña rezaba mentalmente y sacaba su lengua limpia, acto
seguido apareció sobre ella un cerco precioso pero difícil de explicar, pero sí
advierto que dicho cerco es una Forma completamente clara, después fue
aumentando en espesor y en circunferencia; no puedo explicar más datos por lo difícil,
por lo importante e impresionante que fué este caso para mí; yo calculo que
todo esto que he visto ha durado unos tres minutos aproximadamente. Estoy completamente
convencido del Milagro.
Firmo mi declaración en S. Sebastian de Garabandal
a 19-7-1964. José Díaz Cantero
Al
llegar la Virgen, después de haber recibido la niña la Comunión, le dijo: “Todavía no creen todos”.
Escribe
Conchita:
Este milagro que Dios Nuestro Señor hizo por intercesión del Angel San Miguel, algunos lo vieron completo, otros sólo vieron la Forma en la lengua, en ese momento creyeron firmemente, tanto los que lo habían visto, así como los que sin verlo creyeron por los informes de los que lo vieron.
Este milagro que Dios Nuestro Señor hizo por intercesión del Angel San Miguel, algunos lo vieron completo, otros sólo vieron la Forma en la lengua, en ese momento creyeron firmemente, tanto los que lo habían visto, así como los que sin verlo creyeron por los informes de los que lo vieron.
CON LA ELIMINACIÓN DE LA ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL
LLEGÓ EL “HUMO DE SATANÁS” A LA IGLESIA
Es hora de traer de vuelta la
oración a San Miguel Arcángel.
La Oración de San Miguel, que
se decía después de la misa hasta que las reformas del Concilio Vaticano II
cambiaron la liturgia, fue instituida por el Papa León XIII, después de haber
recibido una visión de un debate entre Nuestro Señor y Satanás, durante el cual
a Satanás le fue otorgado poder y autoridad por 100 años.
León XIII escribió la oración
y ordenó que se dijera en la conclusión de la misa, lo que se hizo hasta la
década de 1960.
LA HISTORIA DE ESTA ORACIÓN
En
Octubre 13, 1884, el Papa León XIII, experimentó una visión horrible.
La versión más ampliamente difundida de los hechos
detrás de la profecía del Papa León
XIII es la siguiente:
El
13 de octubre de 1884, después que el Papa León XIII había terminado de
celebrar la Santa Misa en la Capilla del Vaticano, acompañado de unos
pocos cardenales y miembros del personal del Vaticano, de repente se detuvo al
pie del altar. Se
quedó allí durante unos 10 minutos, como si estuviera en trance, con el rostro
ceniciento y blanco.
Entonces, va
de la capilla a su oficina, y compuso la oración a San Miguel, con las
instrucciones que se dijera después de las misas en todo el mundo.
Cuando se le preguntó lo que había sucedido, explicó que, cuando estaba
a punto de dejar el altar, de repente
escuchó voces, dos voces, una suave y la otra gutural y áspera. Parecían
venir de cerca del tabernáculo. Mientras escuchaba, oyó la
siguiente conversación:
La
voz gutural, la voz de satanás con su orgullo, jactándose a Nuestro Señor:
“Yo
puedo destruir tu Iglesia”
La suave voz de Nuestro Señor:
“¿Tu puedes? Entonces sigue adelante y hazlo”.
Satanás: “Para ello, necesito más tiempo y más poder”.
Nuestro Señor: “¿Cuánto tiempo? ¿Cuánto poder?”
Satanás: “75
años a 100, y un mayor poder sobre aquellos que se entregan a mi servicio”.
Nuestro Señor: “Tú tienes el tiempo, tú tendrás el poder. Has con ellos lo que quieras”.
La
primera versión de esta historia apareció en la prensa en 1934, en un diario
alemán del domingo.
La forma en que se relató la profecía sugiere que originalmente circuló en forma oral,
posiblemente entre el personal del Vaticano y la jerarquía. Como tal, es
imposible rastrear una fuente original documentada. Sin embargo, podemos
encontrar testimonios de testigos presenciales de los hechos detrás de la
institución de la oración Leonina, citada en el diario romano Efemérides
Liturgicae V. LXIX, pp 54-60.
En un artículo
publicado en 1947, el Padre Domenico Pechenino, un sacerdote que
trabajaba en el Vaticano durante la época de León XIII, ofrece un relato de
primera mano de estos eventos:
No recuerdo el año exacto. Una mañana,
el gran Papa León XIII había celebrado una misa y, como de costumbre, estaba asistiendo a una misa de acción de
gracias. De repente, lo vi levantar la cabeza y mirar a algo por encima de la cabeza del celebrante.
Él estaba mirando sin moverse, sin pestañear. Su expresión era de horror y asombro, el color y la expresión de
su rostro cambiaba rápidamente. Algo inusual y grave estaba ocurriendo en
él.
Por último, cuando recobró sus sentidos, suave pero
firme tocó su mano y se puso de pie. Se
dirigió a su oficina privada. Su séquito lo siguió con ansiedad y solícito,
susurrando: “Santo Padre, ¿no se siente bien? ¿Necesita algo?”. Él
respondió: “Nada, nada”.
Una media hora más tarde, llamó
al Secretario de la Congregación de Ritos y, dándole una hoja de papel, pidió
que se imprimiera y se enviara a todos los Ordinarios de todo el mundo.
¿Qué
era ese papel? Era la
oración que recitamos con el pueblo al final de cada Misa, es la súplica
a María y la petición apasionada al Príncipe de la Milicia Celestial, (San
Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla…) rogando a Dios que envíe de vuelta
al infierno a satanás”.
SOBRE LOS 100 AÑOS DE SATANAS
Kevin
Symonds,
un advocatus diaboli y crítico de Medjugorje, cuya investigación llevó
estos hallazgos a la luz, cree que lo que cuenta el P. Pechenino de estos
eventos (que carece del elemento de los 100 años de la profecía), sugiere que el componente profético de esta
historia es un elemento decorativo agregado más tarde.
Symonds pone de relieve un artículo escrito por el cardenal Giovanni Nasalli Rocca di Corneliano
que afirma que el Papa León tuvo una visión de los demonios que convergen en la
ciudad de Roma durante esta visión. Symonds cree que este aspecto
visionario fue el único contenido del mensaje dado al Papa en esta ocasión.
Pero mientras el testimonio del P. Pechenino no
detalla lo que el Papa León vio o escuchó en su visión, el hecho de que fue
escrito trece años después de la versión original, de que esta primera profecía
apareciera en la prensa, sugiere que el
P. Pechenino supone que los lectores ya son conscientes de los contenidos de la
profecía, y está escribiendo para confirmar lo que él vio ese día.
La
razón por la que deja sin mención el elemento 100 años de esta visión, parece deberse
al hecho de que él no sabía el contenido de la visión, hasta que después de
estos acontecimientos hubieron pasado, y que está relatando sus experiencias
como ellas pasaron. Así que el relato anterior parece ser una confirmación de
primera mano que la profecía es de hecho verdadero.
Si comparamos los dos textos más arriba, podemos
ver que el testimonio de don Pechenino coincide casi exactamente con la versión
original de la historia detrás de la profecía. A juzgar por los dos relatos anteriores, el Papa sin duda vio algo
en esta visión, tuvo una audición, así como un mensaje divino que le inspiró
escribir la oración de San Miguel.
El
hecho de que el Papa compusiera la oración a San Miguel encaja bien con la
profecía de 100 años.
Como se describe en Apocalipsis 12, San Miguel es el vencedor del demonio, que
arroja a la serpiente antigua de la corte celestial en el final de los tiempos.
El Papa León debe de haber
invocado el nombre de Miguel, para solicitar su asistencia al final de este
período de 100 años, cuando la presencia de
Satanás en la sala de corte celestial ya no se tolerara más.
La profecía implica que San
Miguel echaría a satanás del cielo al final de los 100 años,
restringiendo su existencia al reino terrenal – como está profetizado en
Apocalipsis 12.
¿DESDE CUANDO SE CUENTAN LOS
100 ANOS?
Pero ¿a partir de cuándo debe este período de 100
años ser calculado? La mayoría de los
intérpretes piensan que los 100 años se refieren al siglo XX, y algunas
versiones posteriores de esta profecía adoptan explícitamente este punto de
vista.
Mientras que la versión original no menciona específicamente un punto de
partida, sólo hay dos opciones reales –
ya sea el año en que se recibió la primera visión (que según el primer relato
sería en 1884), o el cambio de siglo.
Parece que la última posición es
la más probable, ya que en lo que él mismo describió como el mayor acto
de su pontificado, el Papa León
consagró el mundo al Sagrado Corazón de Jesús el 11 de junio de 1899,
según lo solicitado por la Beata María del Divino Corazón. Como se trataba,
obviamente, de una fecha de suma
importancia para el pontífice, y fue en un punto de inflexión
significativo (al final del siglo), sería lógico suponer que este punto fue el
comienzo de los 100 años asignados a satanás.
CÓMO COMPUSO LA ORACIÓN
León XIII pudo comprender que si el demonio no
lograba cumplir su propósito en el tiempo permitido, sufriría una derrota
humillante. Vio a San Miguel Arcángel
aparecer y lanzar a Satanás con sus legiones en el abismo del infierno.
Recordemos que después de media hora, León XIII
llamó al Secretario para la Congregación de Ritos, le entrego una hoja de papel
y le ordeno que la enviara a todos los
obispos del mundo indicando que bajo mandato tenía que ser recitada después de
cada misa, la oración que ahí él había escrito.
En la primera oleada de
cambios del post-Vaticano II – en lo que se conoce como la
Prima Instructio – esta invocación magnífica y potente en que se pide
que el arcángel arroje del cielo a Lucifer
fue retirada de la Misa rezada en la Iglesia Católica junto con una
lectura de un último Evangelio.
Fue en 1964 que la nueva norma se aprobó, y en 1968 fue autorizada la nueva liturgia,
menos la oración.
En la misma ventana
cronológica de la eliminación de la oración de a San Miguel, se levantó la
primera Iglesia de satanás (1966) en los EE.UU. y la Biblia satánica tres años
más tarde.
Desde
ese momento, ¿qué hemos visto? Sacerdotes que han abandonado el sacerdocio.
Bancos que quedaron vacíos en los templos. Y el escándalo, especialmente el
sexual por parte de sacerdotes. Toda la sociedad, el cristianismo y en
particular el segmento católico, se ha convertido en el foco de desdén en una
cultura que se abrió a las legiones infernales.
La
eliminación de la oración – junto con la minimización casi total del exorcismo
– permite el influjo de mal.
En 1972, hablando a raíz del Concilio Vaticano II, el Papa Pablo VI dijo que “el humo de Satanás ha entrado por alguna fisura en
el templo de Dios.”
Nuestros jóvenes desviados. Los sacerdotes fueron
marginados. Incluso hay canciones dedicadas al diablo sonando en las radios. La
televisión sustituyó a la religión. Sexo libre. Drogas. Aborto. Promoción del
matrimonio homosexual. En lugar de
oración pública ahora hay blasfemia pública.
Antes de la década de 1900, el cardenal suizo Gaspard Mermillod fue
citado diciendo, “cuando la base misma de
la sociedad es sacudida como consecuencia de haber negado los derechos de
Dios, debemos revivir la veneración de
San Miguel y con él alzaron el grito victorioso: “¿Quién es como Dios?
‘”
Del mismo modo, San Francisco de Sales escribió: “La
veneración de San Miguel es el mejor remedio contra el desprecio de los
derechos de Dios, contra la insubordinación, el escepticismo, y la
infidelidad”
En 1994, el Papa
Juan Pablo II volvió a instar a
los fieles a seguir recitando la oración específicamente para la Iglesia
cuando dijo: “aunque esta oración ya no es recitada al final de
la misa, les pido a todos que no
olviden de recitarla para obtener ayuda en la batalla contra las fuerzas de las
tinieblas y contra el espíritu de este mundo”.
Recientemente, el padre Gabriel Amorth, exorcista de Roma, dijo que: “Creo que fue un error haber eliminado, sin un
sustituto adecuado, la oración a San Miguel Arcángel que se solía
recitar después de cada misa“.
El obispo
de Peoria, EE.UU., Daniel R. Jenky, reinstauró en todos los templos de la diócesis
la oración a San Miguel Arcángel, una oración “de guerra” que se usaba
en EEUU durante la Guerra Fría para pedir por los cristianos perseguidos tras
la Cortina de Hierro: “…pido que cada parroquia, escuela, hospital,
Centro Newman y casa religiosa de la diócesis inserte la Oración a San Miguel
Arcángel entre las intercesiones
generales del domingo, justo antes de su oración conclusiva”.
El
mal no puede estar en presencia de san Miguel Arcángel y la situación es cada
vez más grave en todo el mundo.
Por eso pedimos que luego de
cada misa se rece la oración a San Miguel que antes se recitaba, y también que
se recite privadamente en cada hogar una vez al día.
ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL
San Miguel Arcángel, defiéndenos
en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del
demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Oh Príncipe de la milicia
celestial, arroja al infierno con el divino poder a satanás, y a todos los
espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las
almas. Amen.
Fuentes:
- http://unveilingtheapocalypse.blogspot.com.uy/2013/05/prophecy-of-pope-leo-xiii-update.html
- http://www.michaeljournal.org/visionleo.asp
- http://www.spiritdaily.net/Removal%20of%20St%20Michael%20Prayer.htm
- http://www.traditioninaction.org/religious/b009rpMichael.htm
- http://forosdelavirgen.org/23741/oraciones-de-leon-xiii-a-san-miguel-arcangel-por-la-iglesia/
- http://forosdelavirgen.org/59053/exorcismo-completo-de-leon-xiii-contra-satanas-2014-03-06/
Foros de la
Virgen María
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