REDACCIÓN CENTRAL, 27 Abr. 16 / 09:26 pm (ACI).-En el pasado
el demonio intentó evitar la difusión del “Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen (VD)”
de San Luis María Grignon de Montfort -cuya fiesta se celebra hoy-, que propone
un método de consagración a Jesucristo por medio de la Virgen María que ha sido
adoptado por grandes santos como San Juan Pablo II o San Pío X.
El Tratado, que estuvo extraviado 130 años, fue reconocido por su
autenticidad y pureza doctrinal por el Papa Pío IX en un decreto del 12 de mayo
de 1853, un año antes de promulgar el dogma de la Inmaculada Concepción.
En el mismo manuscrito Grignon de Montfort vaticina la persecución de su
obra, su casi desaparición y los padecimientos que él mismo viviría por revelar
la doctrina que explica la función de la Santísima Virgen en el plan divino de
la salvación y en la vida
del cristiano.
“Preveo claramente que muchas
bestias rugientes llegan furiosas a destrozar con sus diabólicos dientes este
humilde escrito y a aquel de quien el Espíritu Santo se ha servido para
redactarlo o sepultar, al menos, estas líneas en las tinieblas o en el silencio
de un cofre a fin de que no sea publicado” (VD 114).
Monfort sufrió un intento de asesinato y su Congregación de los
Misioneros de la Compañía de María recibió diversos ataques en tiempos de
herejías como el jansenismo o el iluminismo.
“Atacarán, incluso, a quienes
lo lean y pongan en práctica. Pero, ¡qué importa! ¡Tanto mejor! Esta
perspectiva me anima y hace esperar un gran éxito, es decir, la formación de un
escuadrón de aguerridos y valientes soldados de Jesús y de María, de uno y otro
sexo, que combatirán al mundo, al demonio y a la naturaleza corrompida, en los
tiempos, como nunca peligrosos, que van a llegar” (VD 114).
Por su contenido, el manuscrito compuesto cerca del 1712 siempre fue objeto
del odio del demonio, sin embargo no pudo desaparecerlo. Fue sepultado “en las
tinieblas y el silencio de un cofre” (VD 114) y ocultado en un la capilla de un
campo francés; tiempo después pasaría a la biblioteca de la Compañía de María
en la Casa Madre (Francia), donde sería descubierto por el P. Pedro Rautureau
el 29 de abril de 1842.
La primera publicación del Tratado se hizo en 1843, desde entonces se ha
convertido en uno de los libros más apreciados del catolicismo contemporáneo, y
uno de los que más han contribuido a fomentar la piedad cristiana en el mundo
entero.
El mismo San Luis María explica en su obra que esta devoción es el
camino más “fácil, corto,
perfecto y seguro para llegar a la unión con Dios, en la cual consiste la
perfección cristiana” (VD 152).
“Por esta devoción entregas a
Jesucristo, de la manera más perfecta –puesto que lo entregas por manos de
María–, todo cuanto le puedes dar y mucho más que por las demás devociones, por
las cuales le entregas solamente parte de tu tiempo, de tus buenas obras,
satisfacciones y mortificaciones. Por esta consagración le entregas y consagras
todo, hasta el derecho de disponer de tus bienes interiores y satisfacciones
que cada día puedes ganar por tus buenas obras, lo cual no se hace ni siquiera
en las órdenes o institutos religiosos”. (VD 123)
Para defender esta postura señala que “la Iglesia, con el Espíritu
Santo, bendice primero a la Santísima Virgen y después a Jesucristo: Bendita tú
entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús (Lc. 1, 42). Y esto,
no porque la Virgen María sea mayor que Jesucristo o igual a Él, lo cual sería
intolerable herejía, sino porque para bendecir más perfectamente a Jesucristo
hay que bendecir primero a María”. (VD 95)
El Beato Pío IX afirmó que la verdadera devoción propuesta por San Luis
María es la mejor y más aceptable, mientras que el Papa San Pío X aprobó la
fórmula de consagración del Santo.
San Juan Pablo II se reconoció deudor de Grignon de Montfort al adoptar
como lema episcopal Totus tuus, fórmula de consagración a María del fundador
francés y uno de sus lemas marianos.
Asimismo expresó en la encíclica Redemptoris Mater que le era grato
recordar “la figura de San Luis María Grignion de Montfort, el cual proponía a
los cristianos la consagración a Cristo por manos de María, como medio eficaz
para vivir fielmente el compromiso del bautismo”.
Más adelante, al final de su vida, en una carta dirigida a la familia
montfortiana en el año 2003, el Papa Wojtyla contó que en su
juventud la lectura del “Tratado de la
verdadera devoción a la Santísima Virgen” le ayudó mucho porque allí
encontró la respuesta a sus dudas sobre el temor del culto excesivo a María que
podría dejar de lado la supremacía del culto a Cristo.
“Bajo la guía sabia de San
Luis María comprendí que, si se vive el misterio de María en Cristo, ese
peligro no existe. En efecto, el pensamiento mariológico de este santo ‘está
basado en el misterio trinitario y en la verdad de la encarnación del Verbo de
Dios’", señaló el Pontífice polaco.
También señaló: “la
doctrina de este Santo ha ejercido un profundo influjo en la devoción mariana
de muchos fieles y también en mi vida. Se trata de una doctrina vivida, de
notable profundidad ascética y mística, expresada con un estilo vivo y
ardiente, que utiliza a menudo imágenes y símbolos”.
En la actualidad congregaciones y grupos de la Iglesia como el Movimiento Lazos de Amor Mariano
(LAM) preparan a miles de fieles en diversos países que desean
consagrarse a la Madre de Dios a través del método de San Luis María.
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