Muchos católicos, aunque
seguramente menos de los que deberían, creen que la legalización del
‘matrimonio’ del mismo sexo es un golpe mortal para la salud de matrimonios y
familias.
Sin embargo esto no es más que
el corolario de una serie de tendencias que están afectando la salud de los
matrimonios y las familias y que los ha debilitado previamente a la aprobación
del ‘matrimonio’ homosexual.
Hombres
y mujeres del mismo sexo constituyen un pequeño porcentaje de la población,
para empezar, e incluso dentro de esa población son menos propensos
a querer casarse que el público en general.
Por lo tanto, es posible que su impacto sobre el deterioro del matrimonio
no sea decisivo sino sólo coadyuvante, o si se quiere ‘un tiro de
gracia’ a una institución que agoniza por problemas anteriores y más de fondo.
Veamos 8 tendencias
que están actuando en occidente contra el matrimonio y la familia, que
son previas al emergente de la legalización del matrimonio homosexual.
1. ESPERAMOS INJUSTAMENTE QUE
NUESTRAS PAREJAS NOS COMPLETEN
¿Quién no ha escuchado frases como “ella es mi otra mitad” o “él me completa” para
describir a una pareja?
Nos
sentimos como que no estamos completos mientras estamos solos. Y por desgracia,
muchos recurren a otra persona para llenar ese vacío que sólo Dios puede
llenar.
Este
modo de pensar contribuye a los altos niveles de divorcio y los bajos niveles
de matrimonio.
No
reconocemos que nuestras parejas no son perfectas, que fallan,
que no nos satisfacen completamente, porque nosotros tampoco lo somos. Pero
luego incorrectamente interpretamos esto como una señal de que no debemos
permanecer comprometidos con ellos.
El matrimonio no existe para
completarnos, para arreglar todo lo que está mal en nuestras vidas, y darnos
una vida de felicidad. Eso nunca va a suceder en este mundo.
Estamos
hechos para ser completamente completados en el cielo, no en la
tierra, en el que podemos vivir con nuestro Dios y creador.
Cuanto antes debemos reconocer a nuestras parejas como personas imperfectas y amarlas
lo mejor que podamos en lugar de visualizarlas como nuestros salvadores
personales.
Si
queremos amar verdaderamente a alguien, tenemos que tener ya un sano sentido de
nuestro defectos y los del ser humano. Matthew Kelly escribe en su libro, Los siete
niveles de intimidad:
Pero
para amar, debes ser libre, porque amar es darte a alguien o a algo
libremente, por completo, sin condiciones, y sin reservas. Es como si pudieras
tomar la esencia de tu propio ser en tus manos y dárselo a otra persona. Sin
embargo, para dárselo a otra persona, a un proyecto, o a Dios, primero lo debes
poseer tú. Esta posesión de uno mismo es la libertad. Es un prerrequisito para
el amor, y se logra sólo a través de la disciplina.
Es por esto por lo que muy pocas relaciones
prosperan en nuestro tiempo. La propia naturaleza del amor requiere sangre
fría. Sin autocontrol y auto-dominio,
somos incapaces de amor.
El problema es que no queremos disciplina. Queremos que alguien nos diga que podemos ser
felices sin disciplina. Pero no podemos porque las dos cosas están
directamente relacionadas.
Hay una tradición muy interesante en Medjugorje,
que en el acto de casamiento en la iglesia, además de entregarse los anillos,
la pareja se entrega uno a otro una cruz, como señal de la cruz que se debe llevar en la vida matrimonial.
2. HEMOS ACEPTADO DIVORCIO SIN
CULPA COMO LA NORMA
Vivimos
en una cultura de usar y tirar. Cuando algo no está funcionando, en lugar de
arreglarlo nos vamos a la tienda y compramos un nuevo. Y esa mentalidad parece
estar afectando nuestra forma de ver el matrimonio.
La
mayoría de nosotros se casan con alguien con quien nos gusta pasar el tiempo, más que con
cualquiera de sus otros amigos. Pero esa versión emocional, subjetiva del amor
rara vez dura, y una vez que muere, estamos listos para pasar a otra persona.
Algunas
de las razones más comunes para divorciarse son “diferencias irreconciliables”
o una “ruptura irreparable del matrimonio”, que se traduce en “no nos
llevamos muy bien” o “no nos gusta pasar tanto tiempo juntos como
solíamos”.
Nos hemos olvidado (o, más probablemente, en realidad nunca aprendimos)
que el amor auténtico es un acto
objetivo de voluntad, no una emoción subjetiva que va y viene.
Es
una decisión de poner a otra persona antes que a uno mismo. Por eso
incluimos la frase en la mayoría de las bodas sobre “En la enfermedad y en
la salud, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte nos separe.”
Es por eso que la iglesia a menudo define el amor
en las palabras utilizadas por Santo Tomás de Aquino: “Amar es querer el bien del otro”.
Aunque se trata de una visión
impopular, significa que si realmente amas a tu cónyuge y tus hijos, su bien
viene antes que el tuyo propio.
Algunos
que luchan contra el ‘matrimonio’ homosexual y en “defensa de la santidad
del matrimonio” ellos mismos están en su segundo, tercero o cuarto
matrimonio.
Mientras que Jesús además de establecer que el matrimonio es entre un hombre y
una mujer, también dio una enseñanza directa sobre el divorcio:
“Por tanto, lo que Dios ha unido, que nadie lo
separe.” Mateo
19: 6-9
3. TENEMOS UNA FALTA
DESTRUCTIVA DE COMPROMISO
Esta actitud sobre el matrimonio se está pasando de generación en generación
en todo el mundo occidental, que ahora se casa a un ritmo cada vez más bajo.
Mira en esta gráfica cómo han caído la cantidad de matrimonios por cada divorcio en EE.UU.
por ejemplo; cada 1000 matrimonios cada vez son más los que se divorcian.
No
sólo son menos las personas que se casan, sino más los hijos de las últimas
generaciones que están naciendo fuera del matrimonio que dentro del matrimonio, una tendencia
que es más alarmante entre los que no tienen una educación universitaria.
Esto significa que más niños que nunca están siendo criados en hogares
monoparentales, o en cohabitación en hogares biparentales con menos estabilidad
que los hogares con padres casados, lo que se asocia con una serie de
resultados negativos, incluyendo un
mayor riesgo de suicidio, más temprana y más frecuentes actividad sexual, bajo
rendimiento académico, abuso de substancias, tasas más altas de actividad
criminal, y problemas de identidad de género, que debe servir como un
recordatorio de que los matrimonios fuertes y las familias fuertes crean una
sociedad más sana.
4. ESTAMOS ENGANCHADOS A LA
PORNOGRAFÍA
Estadísticas
recientes estiman que
“alrededor
del 64-68% de los hombres adultos jóvenes y aproximadamente el 18% de las
mujeres se exponen a la pornografía, al menos una vez cada semana. Otro
17% de los hombres y el otro 30% de las mujeres utilizan el porno 1-2 veces al
mes”.
¿Por qué es un problema?
Para empezar, la Academia Americana de Abogados
Matrimoniales informa ahora que el 56%
de los casos de divorcio implica que una de las partes tiene “un interés
obsesivo en sitios web pornográficos.”
Varios estudios
han encontrado que las parejas de los usuarios porno a menudo dicen sentir la pérdida, la traición, la desconfianza, la
devastación, y la ira cuando se enteran de que la otra parte de la
pareja ha estado utilizando el porno.
Muchos muestran síntomas físicos de ansiedad y depresión. La investigación
ha encontrado que después
que los hombres están expuestos a la pornografía, se califican a sí mismos como
menos amorosos con su pareja que los hombres que no vieron ningún porno.
Además de eso, otro estudio encontró que después de haber sido expuesta a imágenes pornográficas, la gente era más
crítica de la apariencia de su pareja, a su curiosidad sexual, rendimiento
sexual, y muestras de afecto.
El porno está literalmente matando el amor y debilitando los lazos en las parejas.
5. HEMOS HECHO SEXO OCASIONAL
Y SIN AMOR
El
sexo se ha convertido en lo que consigo de la otra parte de la pareja, el
placer físico que yo recibo, más que sobre lo que puedo dar a otra persona.
El sexo y todas las formas de
ternura entre las personas, son más gratificantes y genuinas cuando se acompañan
con un mayor sentido de la responsabilidad y amor a la otra persona.
El Papa San Juan Pablo II escribió en “Amor y
responsabilidad”:
No
puede haber verdadera ternura sin un hábito perfeccionado de la continencia, que tiene su
origen en siempre estar listos para mostrar la bondad amorosa, y así superar la
tentación de disfrutar de la sensualidad y la concupiscencia de la carne. Sin
esta continencia, las energías naturales de la sensualidad y las energías del
sentimiento, se convertirán simplemente en “materia prima” de lo sensual o en
el mejor de egoísmo emocional.
6. NOS HEMOS CONVENCIDO QUE
LOS NIÑOS SON UNA CARGA Y QUE LA VIDA NO ES UN REGALO
La anticoncepción artificial ha sido ampliamente
utilizada en nuestra cultura porque lo vemos como una manera de escapar de la “carga” de la paternidad.
Vemos tomar la píldora como
tomar una medicina para guardarnos de contraer la “enfermedad” del embarazo, y
al uso del condón como ponerse un guante de goma antes de tocar a alguien que
está infectado con un virus.
Los
que tienen una apertura a la vida y decidieron usar la planificación familiar
natural para lograr o posponer el embarazo han citado
una serie de beneficios positivos, incluyendo la comunicación abierta, y un
vínculo más fuerte.
De acuerdo a Juan Pablo II, cuando los cónyuges
rechazan deliberadamente la posibilidad de la paternidad a través de los medios
de control artificial de la natalidad, el carácter fundamental de la relación
sexual cambia dramáticamente. En lugar de ser una unión de personas, en el que
los cónyuges están al menos dispuestos a ampliar su amor al convertirse en
socios en la paternidad, el sexo
anticonceptivo mueve sus relaciones maritales en la dirección de convertirse en
una mera relación “bilateral” de disfrute, sin otro propósito que el de ser
utilizado como un medio para el placer. En lugar de ser visto como un
co-creador del amor, el cónyuge ahora se ve principalmente como socio en una
experiencia placentera.
7. CONSIDERAMOS AL ABORTO COMO
UNA SOLUCIÓN A UNA SITUACIÓN DIFÍCIL
Se ha escrito mucho acerca de por qué el aborto es
inmoral y se lleva una vida humana, pero uno de los efectos del aborto del que
pocas personas hablan es el impacto que
tiene sobre la relación entre la madre y el padre del niño que es muerto en el
vientre materno.
Para la mayoría de las parejas, un aborto causa
problemas imprevistos en su relación. Las
parejas post-aborto tienen estadísticamente más probabilidades de divorciarse o
separarse.
Muchas mujeres post-aborto desarrollan una mayor dificultad para
establecer lazos duraderos con una pareja masculina. Esto es debido a las
reacciones relacionadas con el aborto, como baja autoestima, mayor desconfianza de los hombres, disfunción sexual,
abuso de sustancias, y el aumento de los niveles de depresión, ansiedad y enojo
volátil.
Las mujeres que tienen más de un aborto (que
representa alrededor del 45% de todos los abortos) tienen más probabilidades de necesitar asistencia
pública, en parte porque también son más propensas a convertirse en madres
solteras.
Una compilación del impacto
del aborto en las relaciones interpersonales mostró que,
“Después de
un aborto, la tasa de rupturas matrimoniales y disolución de la relación está
entre 40 y 75 por ciento, y a menudo relacionada con el quiebre de la intimidad
y la confianza. Además, muchas mujeres experimentan depresión, culpa e
ira en relación con los sentimientos de haber sido abandonadas por su pareja
que, a su vez, conduce a problemas de comunicación y, con frecuencia, a la
disfunción sexual. Si sus parejas las han manipulado o coaccionado a tener un
aborto, las mujeres tienden a sentirse enojadas y traicionadas, y los hombres,
por lo general, sienten una pérdida de control y de orgullo sobre todo si no se
les consultó”.
8. ACEPTAMOS LA PROMOCIÓN DE
LA PROMISCUIDAD Y EL ADULTERIO
Una
empresa Noruega llamada Victoria Milan
promociona encuentros promiscuos y adúlteros en Europa.
Su slogan en la campaña en España es: “¿Estás casada? Revive la pasión, ten una
aventura”
Y lo trata de vestir honorablemente diciendo que
tener una aventura amorosa fuera del
matrimonio es bueno para “reforzar así la convivencia conyugal”.
La empresa dice que los estudios demuestran que casi un 50 por ciento de la gente casada o
con pareja han sido infieles alguna vez.
“Sea lo que sea que busques, personas casadas o en
pareja, personas de tu propio país o del extranjero (Noruega, Dinamarca,
Suecia…) las puedes encontrar en nuestra página web. No sabes lo que te vas a perder si no lo intentas. ¡Recuerda que solo se
vive una vez!”
El anuncio está ha sido expuesto en carteles de vía pública, donde miles de
personas de todas las edades pueden contemplarlo, y es especialmente
destructivo en los niños y jóvenes.
La compañía, cuyo negocio es destruir a la familia a través del adulterio, dice que ya
tiene 10 mil suscriptores.
Lo que sorprende es la
impunidad con la que trata de introducir públicamente las tentaciones para romper las familias, basado en argumentos como la libertad de
expresión, el libre mercado y que el adulterio no es delito.
Y esto pasa
desapercibido a las autoridades que aceptan que la base de la sociedad
tenga este fenomenal ataque.
COROLARIO
Hoy para muchos católicos es fácil tirar piedras
contra aquellos que apoyan o participan en el “matrimonio” del mismo sexo, y
debemos aclarar que se justifica la
oposición a la redefinición del matrimonio.
Pero no nos podemos quedar
pensando que sólo evitando la legalización del matrimonio del mismo sexo se
solucionan los problemas de la familia y los matrimonios.
Tenemos que admitir que hay un montón de trabajo que hay que hacer para recuperar la santidad del
matrimonio y para preservar la salud de las familias, que no tiene nada
que ver con los hombres que quieren “casarse” con otros hombres y mujeres que
quieren “casarse” con otras mujeres.
Foros de la
Virgen María
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