Como en todas las semanas
santas siempre se lanzan libros, conferencias y se escriben artículos sobre la
crucifixión de Jesús.
Uno de los artículos habla de
la historia de la crucifixión, que parece que hubiera comenzado con los Persas,
lo que hoy es Irán, poniendo a la víctima suspendida en el aire sin tocar sus
pies en la tierra. Los comerciantes Fenicios adquirieron la práctica y
probablemente la hayan llevado a los Griegos.
Los romanos parecen haberla obtenido de Alejandro
Magno que la introdujo en Cartago; y ya en la época del nacimiento de Jesús se
usaba la crucifixión.
Fueron los Romanos quienes perfeccionaron el método
diseñándolo para maximizar el dolor y el sufrimiento; no se trataba de matar a
alguien sino de hacerlo de la manera más horrible.
Por otro lado la crucifixión era una forma
vergonzosa de ejecución que estaba destinada a los esclavos, los extranjeros,
los revolucionarios y los criminales, y se comenta que la única manera en que
un ciudadano Romano fuera crucificado era la deserción del ejército.
Los romanos añadieron previamente la flagelación
con azotes, con intención de poner a la víctima en un estado cercano a la
muerte; ya sabemos por relatos que el látigo tenía bolas de hierro en cada tira
de cuero y huesos de ovejas afilados para cortar la piel.
Después de la flagelación, la víctima podría llevar
su propia barra transversal o sea el patíbulo, desde la zona de flagelación,
que estaba dentro de la ciudad, a la zona de crucifixión, que estaba fuera de
la ciudad.
Luego la víctima era atada o clavada al patíbulo y
a la barra vertical y se le ponía un cartel dónde constaba el delito.
En la zona de crucifixión, a la víctima se le da a
una copa de vino mezclado con mirra, como un analgésico suave.
Cuando las víctimas eran clavadas en la barra
transversal los clavos se les ponían en las muñecas y no en las palmas de las
manos, porque no podrían apoyar su peso corporal.
La víctima podría vivir desde unas pocas horas
hasta varios días dependiendo de la severidad de la flagelación. La muerte
básicamente se produciría por asfixia y agotamiento.
Y si nadie reclamaba el cuerpo quedaría en la cruz
para ser comido por los depredadores.
También este año, la profesora Meredith Warren,
profesora de estudios bíblicos y religiosos de la Universidad de Sheffield en
Yorkshire, escribió un artículo titulado ¿Fue Jesús
realmente clavado en la cruz?
Ella no niega la crucifixión de Jesús sino el
método que usaron con Jesús.
Sostiene que los romanos no siempre clavaban a las
víctimas en la cruz, a veces los ataban con cuerdas.
Y dice que la única evidencia arqueológica de la
práctica de clavar a las víctimas, es un hueso del tobillo de la tumba de Johanam,
ejecutado en el siglo primero.
La caja descubierta en 1970 contiene un hueso del
talón con un clavo.
La Warren dice que Mateo, Marcos, Lucas y Juan
hablan en los evangelios de la crucifixión, pero sólo Juan indica que se
utilizaron clavos.
Y otra indicación es también de Juan refiriéndose a
Tomás que dice “Si no veo las marcas de los clavos en sus manos y pongo mi
dedo en el lugar de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré”.
En cambio el evangelio de Pedro, que es no canónico
y no forma parte de la Biblia, dice que las manos de Jesús tenían clavos en su
crucifixión y que se le retiraron después de su muerte.
La conclusión de la Warren es que la persistencia
de la idea de que Jesús fue clavado en la cruz, es más una tradición cristiana
que algo que se puede encontrar claramente en los evangelios.
Y observa que las primeras representaciones de
Jesús no parecen mostrar sus manos clavadas en la cruz; por ejemplo la imagen
de la piedra preciosa de Constanza que data del siglo cuarto después de Cristo.
Sin embargo hay otros que le
critican, diciendo que estás imágenes tampoco muestran la cuerda con
la que estaba atado.
En fin estas son cosas para reflexionar sobre la
crucifixión de Jesús, que son útiles en esta semana santa para pensar en lo que
el Señor sufrió por nuestros pecados.
Foros de la Virgen María
No hay comentarios:
Publicar un comentario