ROMA, 11 Feb. 16 / 03:41 pm (ACI).-Procedente de la Basílica de
San Pedro y por voluntad del Papa Francisco en el marco del Año de la
Misericordia, los restos del Santo Padre Pío volvieron hoy a la localidad de
Pietrelcina y así se cumplió la profecía
que el mismo fraile capuchino hizo sobre su regreso a la ciudad.
Según señala TV2000 durante toda la mañana llovió en Pietrelcina hasta
que llegó el Padre Pío. Salió el sol y sirvió de marco “para este retorno
histórico que ocurre 100 años después” de su llegada a esta localidad ocurrida
en 1916.
Al respecto, Orazio Pennelli, sobrino bisnieto del Padre Pío comenta que
“la relación (del Santo) con Pietrelcina es profunda, sentida. Si bien no
estuvo aquí físicamente este tiempo, siempre estuvo presente, sobre todo aquí
en Chiana Rumana, en este lugar al que estaba muy ligado”.
Los restos del Padre Pío estarán en Pietrelcina hasta el domingo 14 de
febrero en la iglesia
de la Sagrada
Familia, que permanecerá abierta todo el día y durante toda la noche
para poder recibir a la gran cantidad de fieles que han llegado desde muchos
lugares para ver al Santo que recibió los estigmas de Cristo.
LA
PROFECÍA
En agosto de 1968, poco antes de su muerte, el
Padre Pío conversaba con el Padre Mariano da Santa Croce, quien le dijo que
volvería a su ciudad natal “algunos años después de su muerte (…) El Señor
sabe… y lo llamará también a usted al Paraíso. Luego de su muerte, habrá
signos, prodigios, milagros y la Iglesia lo elevará a los altares. Entonces
traerán su cuerpo aquí y se hará una bella procesión hacia Pietrelcina ¿Lo he
dicho bien?”
El Santo, señala el diario Avvenire de los
obispos italianos, juntó sus manos y tras mover la cabeza dos veces le dijo al
otro sacerdote: “Y así será”.
El 17 de febrero de 1916 y luego de un periodo
de convalecencia que transcurrió en varios conventos de la zona y en
Pietrelcina, el Padre Pío dejó su ciudad natal para ingresar a la comunidad
religiosa de Santa Ana
en Foggia.
Luego de una temporada en Foggia partió a San
Giovanni Rotondo en donde sirvió hasta su muerte el 23 de septiembre de 1968.
San Pío de Pietrelcina vivió entre 1887 y 1968. Recibió los estigmas y tuvo visiones místicas de Cristo. El Santo tenía "la frente alta y serena, la mirada vivaz, dulce; y la expresión con visos de bondad y sinceridad".
Era muy gentil con sus hermanos; muy amado por sus superiores; transcurría de 10 a 12 horas al día confesando y celebraba la Misa con gran devoción.
Fue beatificado en 1999 y canonizado en 2002 por el Papa San Juan Pablo II.
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