viernes, 26 de febrero de 2016

LA VIÑA QUE SE NOS HA DADO


"Escuchad otra parábola: El dueño de una finca plantó una viña, le puso una cerca, construyó un lagar y levantó una torre para vigilarla. Luego la arrendó a unos labradores y se fue de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, mandó unos criados a recibir de los labradores la parte de la cosecha que le correspondía. Pero los labradores echaron mano a los criados: golpearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon. El dueño envió otros criados, en mayor número que al principio; pero los labradores los trataron a todos del mismo modo.
Por último mandó a su propio hijo, pensando: Sin duda, respetarán a mi hijo. Pero cuando vieron al hijo, los labradores se dijeron unos a otros: Este es el heredero; matémoslo y nos quedaremos con la viña. Así que le echaron mano, lo sacaron de la viña y lo mataron.
Pues bien, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué creéis que hará con aquellos labradores?
Le contestaron:
– Matará sin compasión a esos malvados y dará la viña a otros labradores que le entreguen a su debido tiempo la parte de la cosecha que le corresponde.
Jesús les dijo:
– ¿Nunca habéis leído lo que dicen las Escrituras?:
La piedra que despreciaron los constructores
es ahora la piedra principal.
Esto lo ha hecho el Señor
y nosotros estamos maravillados.
Por eso os digo que a vosotros se os quitará el reino, y se le dará a un pueblo que produzca los frutos debidos.

 

Los jefes de los sacerdotes y los fariseos, al oir las parábolas que contaba Jesús, comprendieron que se refería a ellos. Quisieron entonces apresarle, pero no se atrevían, porque la gente tenía a Jesús por profeta."
 
Con esta parábola, Jesús dijo a los judíos que el Hijo, que Él, iba a morir en manos de los trabajadores de la viña, y que daría la viña a otras manos; que la salvación que ellos creían que sería sólo para el pueblo de Israel, sería universal. Los sacerdotes y fariseos entendieron perfectamente lo que decía. Por eso planeaban matarlo. Ellos eran los trabajadores de la viña y se habían apropiado de ella.
Hoy, puede ocurrir lo mismo. Debemos vigilar, no nos hayamos apropiado de la "viña", y estemos haciendo una Iglesia sin Jesús. Nosotros somos simples viñadores y deben sacar lo frutos debidos. Y esos frutos nos los señala el evangelio. Es el camino que trazó Jesús. Un camino de amor y de servicio. Un camino en que nadie es más que otro. Un camino de fraternidad. Un camino, en el que el más importante debe hacerse servidor de todos. Si no, Dios nos quitará el Reino y se lo dará a otros.

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