No importa la apariencia y el esplendor, la sencillez y
la humildad brillan con luz propia cuando son auténticas.
– Los
hombres valiosos llegan a la fama por sus obras. Los necios se hacen famosos
por la propaganda.
– Nuestra
sociedad de consumo también “fabrica” ídolos famosos, porque necesita
venderlos.
– Si el
sabio te censura, piénsalo. Si el estúpido te alaba, ¡laméntalo!
– El que
se sabe merecedor de la aprobación y del aplauso, no hace nada para
conseguirlos.
– El
árbol que sobresale muy pronto con sus ramas, suele ser el que primero cae por
falta de raíces.
– El
hombre seguro de sí mismo goza cuando es apreciado y se duele ante el
menosprecio, pero no malgasta su tiempo para cambiar la opinión ajena.
– La
propaganda es muchas veces como el agua: deja en el fondo el oro y saca a flote
el leño seco.
– Si eres
sensato valoras más el juicio de los pocos que te conocen de verdad, que las
alabanzas o los juicios negativos de los que te desconocen.
– El
necio se irrita con la corrección del amigo y se hincha con la alabanza del
adulador.
– El
orgullo hincha la pobreza del necio y la humildad agranda la riqueza del sabio.
– El
orgullo es la fachada de la estupidez y la humildad es el cimiento de la
sabiduría.
Por Adrrán Fenzi René Trossero, del libro “Pensar y vivir en libertad”
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