jueves, 3 de diciembre de 2015

¡CUIDADO! 5 FORMAS EN QUE EL DEMONIO NOS TIENTA USANDO NUESTRA FE


Tentaciones sutiles que sufren quienes están en el camino de la fe.

Las acciones del maligno en contra de quienes están en el camino de Dios son variadas y creativas, y en especial, toman la forma de corromper o desviar como se practica la fe, y no necesariamente que el fiel abandone lo que él supone que es la fe.

Hay dos formas, tentar para excederse en cómo vivir la fe, en el celo, o actuar por defecto, haciendo escaso el fervor, pero dejando a la persona que siga teniendo la sensación de que devota.

Lo que es bueno se destruye mediante trampas piadosasque si el fiel no está atento puede caer fácilmente, de ahí la necesidad de iluminación para revisar como uno está viviendo su fe.

1 – INSISTENCIA EN LA CARENCIA DE ORACIÓN

Esto toma el formato de un desaliento. Y una de las trampas es vivir obsesionado con la idea de que

“Si tan solo pudieras orar un poco más, Dios te dará lo que buscas”.

¿Cuál es el engaño?

Es que siempre podemos orar un poco más, pero nunca va a ser suficiente y siempre va a estar presente el estigma que nunca es suficiente y por eso no se obtiene lo que se busca.

Esto hace a la oración una carga, algo a lo que la persona se tiene que forzar más y más cada día, y aunque avance en más y mejor oración, siempre la meta va a estar adelante.

En cómo vivir que Dios es un capataz cruel exigiendo más y más, oraciones más precisas, mayor devoción cuando se ora, etc.

Así la oración se convierte en un trabajo supersticioso en el que controlamos la cantidad de oración, la variedad de oración y la devoción y fervor con que la hacemos.

Pero Jesús nos aconseja que el Padre sabe lo que necesitamos y que debemos ponernos pacíficamente y sin presión en las manos de él.

Por tanto uno no debe pensar que sólo es necesario repetir constantemente palabras, acciones piadosas para comunicarse con Dios, adorarle y pedir su auxilio. Lo importante es hacerlo con fe y si presión para cumplir un formalismo.

Con el tiempo y con nuestro perseverar en la oración vamos a ir mejorando, porque Dios no es un cruel tirano que exige secuencias interminables de ritos, sino hacerlo con fe y en paz.

2 – DISCRIMINACIÓN HACIA LOS DEMÁS POR LO QUE CREEN

El maligno también puede hacer de nuestras prácticas diarias un fenómeno de orgullo primero, de condecoración después y de discriminación posteriormente.

El demonio puede tomar nuestros actos devotos como una cocarda, hacernos sentir un excesivo orgullo por ellos y construir una discriminación hacia los demás en base a ellos.

Puede tomar nuestra hermosa práctica de rezar el rosario, o asistir a misa todos los días, u otras devociones y lentamente incitar a desarrollar un sentimiento de superioridad, de elitismo, de orgullo, del que presumimos y sobre la base que juzgamos a los demás que también están en el camino.

Así vamos desarrollando la idea que los otros son menos devotos porque no observan lo que nosotros hacemos.

Una de las formas que adopta esto es nuestro celo en las creencias. Tomamos al pie de la letra todo lo que suponemos que es devoto y lo queremos llevar hasta el extremo.

Y es en base a ello que criticamos a quienes no tienen devoción externa y fuerte hacia la Virgen María o no interpretan como nosotros que estamos en el final de los tiempos o que incluso no ven como nosotros vemos algunos signos como señales de que esos tiempos están presentes.

También está presente – y mucho por estas épocas – en la interpretación casi ritual y al pie de la letra de los mensajes que reciben algunos videntes, algo así como si el vidente dijo que algo iba a pasar, entonces va a pasar.

Y esto se da incluso con los mensajes más legitimados como los de Fátima. Por ejemplo podemos considerar que si el Papa no consagró Rusia al Inmaculado Corazón de María muestra su ineptitud, su fracaso, e incluso se puede ver en esto una conspiración.

Entonces, se llega a un extremismo del todo o nada. Y una de nuestras más importantes apariciones y guía en la interpretación de lo que vendrá se va transformando en una caja de desconfianza, de desunión, de fuente para criticar y denostar al Papa y los obispos. Y sabemos que todo lo que trae desunión viene siempre del maligno, más allá de la fuente por la que se produce.

En el caso concreto de Fátima hay toda una corriente pie letrista que llega a denostar a papas e incluso a Sor Lucía por la consagración de Rusia, al punto que se trata signo que separa las buenas de las malas intenciones.

Es entonces de una manera sorprendentemente astuta del maligno para transformar lo que es bueno y religioso y corromperlo, a través de incitar que todo el que no cumple con determinados hechos esta corrupto.

Se puede creer en las apariciones opcionalmente y no obligatorio según lo que insiste la Iglesia, pero el maligno nos lo transforma en obligatorio, incitando nuestro orgullo y nuestro poder para criticar y endilgar a los demás su falta de cumplimiento con estos preceptos necesarios para nosotros.

3 – REDUCCIONISMO DE LA FE A CIERTOS ACTOS

Una forma por la que satanás nos mantiene a distancia de Dios es hacernos centrar en determinadas prácticas religiosas, reduciendo el accionar del Espíritu Santo a ciertas actividades.

Por ejemplo nos puede tentar con la idea de que ir a la misa del domingo es la base de nuestra religiosidad o que las oraciones diarias, por ejemplo el Rosario, son la meta de nuestra devoción, en lugar de considerar estas cosas como la punta por la que se inicia y desarrolla nuestra relación con Dios.

Es como si sintiéramos que debemos hacer un check list de las cosas necesarias, y si no tenemos marcadas esas casillas no podremos considerarnos que cumplimos o que estamos en sintonía con Dios, cuando la base es construir una relación amorosa con Dios, para lo cual esos rituales son simplemente vías que conducen a ellos y no el fin y la demostración de ello.

Así, tales prácticas – que se viven como imprescindibles – se van convirtiendo en una forma de control, como si Dios pasara lista y nos controlara así.

Esto lleva a la tentación sutil de decir, “Señor, he hecho lo que tú me mandas, voy a misa los domingos, recito el rosario a diario”, como si eso significara estar en sintonía con Dios, o una fuente que le da al alma determinados derechos para exigir.

De esta forma, vemos como los requisitos que la Iglesia ha instituido como las puertas para que las almas vayan mejorando su relación con Dios, se van transformando en una especie de ritual de horarios y actos, de derechos y obligaciones, que no conducen a una relación más profunda con Dios.

4 – EL CELO RELIGIOSO TRANSFORMADO EN FANATISMO

El maligno también nos tienta corrompiendo nuestro celo religioso transformándolo en falta de caridad.

Por ejemplo esto lo podemos ver en la liturgia. El fiel puede considerar que la forma de celebrar la misa de la forma en que él considera adecuada es la señal de devoción y por el contrario, hacer la misa de la otra manera, es señal de falta de compromiso o corrupción.

Esto lo vemos en una especie de enfrentamiento que se da entre quienes prefieren la misa tradicional, a veces llamada tridentina, y los que prefieren la misa post conciliar.

Así la belleza de la liturgia, que seguramente existe en ambas formas litúrgicas, se transforma en un camino para demostrar nuestra superioridad y nuestra devoción, y lo que es peor, nuestra relación con Dios.

Por ahí se genera desunión debido a la falta de caridad con que juzgamos a los demás, tratándolos de trogloditas o de modernistas, de puros o indolentes, de anticuados o de superficiales.

5 – LA CARIDAD SIN VERDAD

El maligno también puede hacer que nuestra “opción preferencial por los más pobres y débiles” sea una forma de dominación hacia ellos. Ya no somos nosotros los que estamos al servicio de ellos sino que su condición está al servicio nuestro, para demostrar nuestra devoción y mostrar a los demás nuestra supuesta caridad y misericordia.

Se construye así un paternalismo esclavizante que no trata a la personas como tales sino en relación a nosotros, es funcional a nuestras necesidades.

Y entonces se produce un conflicto entre las obras de misericordia corporales y las obras de misericordia espirituales. Porque satanás puede mandarnos a hacer asistencialismo sin preocuparnos de las necesidades personales y espirituales de las personas a quienes vamos a servir.

O sea que vamos a vendar sólo sus heridas físicas en el hospital de campaña que le gusta al Papa Francisco decir sobre la Iglesia.

Una obra buena como la de acercarse a los más necesitados, que fue en definitiva una buena parte por la que Jesús vino a nuestra búsqueda, se corrompe, porque las virtudes deben trabajan en conjunto.

La caridad deber ser equilibrada por la verdad y viceversa. Sin verdad la caridad se transforma en beneficencia y asistencialismo, y ese es uno de los errores fatales que vimos en América Latina cuando el auge de las prácticas de la Teología de la Liberación, que so pretexto de ir hacia los pobres para darles alimento físico, se olvidó de su espíritu.

Así es que el maligno toma una virtud y la aísla de las demás, e incluso la hace crecer desmesuradamente frente a las otras.

En definitiva vemos que satanás se las ingenia a para corromper a una persona que esté tanto en un banco de una iglesia como que trabaje en un burdel. Nadie puede escapar a su tentación, porque él quiere nuestra caída en el infierno.

Y su actividad es difícil de detectar porque es sutil, ya que toma algo intrínsecamente bueno, y lo trata de corromper por exceso o por defecto, y así se transforma en una caricatura de lo que en realidad debería haber sido

FUENTES:






Foros de la Virgen María

No hay comentarios:

Publicar un comentario