A partir
de marzo todas las parroquias de la Iglesia católica en Crimea- la península
ucraniana pasada a Rusia, después de un controvertido referéndum no reconocido por
la comunidad internacional- deberán estar adaptadas a la legislación rusa sobre
las organizaciones religiosas (que es distinta a la ucraniana).
Según informa el servicio ucraniano de la radio pública polaca y confirman fuentes de la agencia AsiaNews "después de iniciales problemas" con las nuevas autoridades de Crimea "antes del final de 2014, se llegó a una solución de transición" para los católicos de la zona.
De hecho, tanto los católicos como los ortodoxos deberán registrarse, según "la ley sobre las organizaciones religiosas" de la Federación Rusa. Esta norma exige la presencia de 10 personas con pasaporte ruso como representantes de cada parroquia. Sin esas diez personas, la parroquia no puede inscribirse legalmente.
El obispo auxiliar de Odessa y Sinferopol, Jacek Pyl, que ha recibido el encargo de pastorear la zona de Crimea (buena parte de la diócesis, la que no está en Crimea, pertenece a Ucrania) explicó a la radio polaca que el 22 de enero envió "todos los documento necesarios" a Moscú y que espera una respuesta. Los papeles presentados previamente fueron rechazados, dice la web del obispado, simplemente porque estaban escritos en ucraniano y no en ruso.
Después del sí de las autoridades rusas se iniciará la inscripción en el registro de las parroquias católicas, que sólo después podrán invitar a ciudadanos extranjeros a trabajar pastoralmente en ellas.
"Se trata de un proceso que no es fácil ni para católicos ni para ortodoxos", subrayó la fuente de AsiaNews , explicando que "ahora la prioridad es acompañar a las comunidades locales" en esta fase de transición.
El Vaticano no reconoce oficialmente a Crimea como Rusia, pero está preocupado por sus fieles.
En marzo, la Iglesia católica en la península será "restructurada" y debería pasar de diócesis a "distrito pastoral". Son una decena las parroquias católicas implicadas incluyendo las de rito greco-católico.
Hay fuentes que aseguran que las autoridades rusas ponen además pegas administrativas ligadas a la falta de renovación de visados y de permisos de permanencia del clero local, ya que muchos clérigos tienen ciudadanía polaca o ucraniana. Así, 3 hermanas franciscanas Misioneras de María fueron obligadas a cerrar su convento en la capital de Crimea por la falta de la renovación de los permisos de residencia.
Según informa el servicio ucraniano de la radio pública polaca y confirman fuentes de la agencia AsiaNews "después de iniciales problemas" con las nuevas autoridades de Crimea "antes del final de 2014, se llegó a una solución de transición" para los católicos de la zona.
De hecho, tanto los católicos como los ortodoxos deberán registrarse, según "la ley sobre las organizaciones religiosas" de la Federación Rusa. Esta norma exige la presencia de 10 personas con pasaporte ruso como representantes de cada parroquia. Sin esas diez personas, la parroquia no puede inscribirse legalmente.
El obispo auxiliar de Odessa y Sinferopol, Jacek Pyl, que ha recibido el encargo de pastorear la zona de Crimea (buena parte de la diócesis, la que no está en Crimea, pertenece a Ucrania) explicó a la radio polaca que el 22 de enero envió "todos los documento necesarios" a Moscú y que espera una respuesta. Los papeles presentados previamente fueron rechazados, dice la web del obispado, simplemente porque estaban escritos en ucraniano y no en ruso.
Después del sí de las autoridades rusas se iniciará la inscripción en el registro de las parroquias católicas, que sólo después podrán invitar a ciudadanos extranjeros a trabajar pastoralmente en ellas.
"Se trata de un proceso que no es fácil ni para católicos ni para ortodoxos", subrayó la fuente de AsiaNews , explicando que "ahora la prioridad es acompañar a las comunidades locales" en esta fase de transición.
El Vaticano no reconoce oficialmente a Crimea como Rusia, pero está preocupado por sus fieles.
En marzo, la Iglesia católica en la península será "restructurada" y debería pasar de diócesis a "distrito pastoral". Son una decena las parroquias católicas implicadas incluyendo las de rito greco-católico.
Hay fuentes que aseguran que las autoridades rusas ponen además pegas administrativas ligadas a la falta de renovación de visados y de permisos de permanencia del clero local, ya que muchos clérigos tienen ciudadanía polaca o ucraniana. Así, 3 hermanas franciscanas Misioneras de María fueron obligadas a cerrar su convento en la capital de Crimea por la falta de la renovación de los permisos de residencia.
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