Informe
Final de la Visita Apostólica a las Religiosas de Estados Unidos.
La Congregación para los Institutos de vida consagrada espera que la
Visita Apostólica a las religiosas de Estados Unidos siga «dando fruto
abundante para la revitalización y el fortalecimiento de los institutos
religiosos en fidelidad a Cristo, a la Iglesia y a su carisma fundacional.
Nuestros tiempos necesitan el testimonio creíble y atractivo de los religiosos
consagrados que demuestran el poder redentor y transformador del Evangelio».
Así se afirma en el Informe Final de la Visita, presentado este martes en el
Vaticano. «El Año de la Vida Consagrada -afirma también el informe- es una
oportunidad para todos para dar los pasos hacia el perdón y la reconciliación
que ofrecerán a todos un testimonio radiante y atractivo de la comunión
fraterna»
Este martes en la Oficina de
Prensa de la Santa Sede tuvo lugar la presentación del Informe Final de la
Visita Apostólica a los Institutos de Vida Consagrada de las Religiosas en
Estados Unidos. Intervinieron en el acto el cardenal João Braz de Aviz,
Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida consagrada y las
Sociedades de Vida apostólica; el arzobispo José Rodríguez Carballo, O.F.M.,
Secretario de la misma congregación; Sor Mary Clare Millea, A.S.C.J., Directora
de la Visita Apostólica en Estados Unidos; Sor Sharon Holland, I.H.M.,
Presidente de la Leadership Conference of Women Religious (LCWR); Sor
Agnes Mary Donovan, S.V., Coordinadora del Council of Major Superiors of
Women Religious (CMSWR) y el padre Thomas Rosica, C.S.B., Asistente del
comité de la visita.
El cardenal Braz de Aviz explicó
que la Visita empezó debido a la toma de conciencia de que la vida religiosa
apostólica en los Estados Unidos estaba experimentando retos difíciles y que, a
pesar de que sabían que una iniciativa de esa envergadura no estaría exenta de
límites, deseaban conocer más profundamente la aportación de las mujeres
religiosas a la Iglesia y la sociedad, así como las dificultades que ponían en
peligro la calidad de su vida religiosa y, en algunos casos, la existencia
misma de los institutos.
«Somos conscientes -reconoció- de
que la Visita Apostólica fue vista con aprensión por algunas religiosas, así
como de la decisión, por parte de algunos institutos, de no colaborar
plenamente en el proceso». El cardenal Aviz resumía así uno de los apartados
más desarrollados del informe, el relativo a la comunión eclesial. «Si bien
para nosotros fue motivo de amargura, aprovechamos ahora la oportunidad para
expresar nuestra voluntad de entablar un diálogo respetuoso y fructífero con
los institutos que no cooperaron plenamente con la Visita», continuó.
REVISIÓN DE LAS RELACIONES CON
LOS OBISPOS
El purpurado reveló a
continuación que el Papa Francisco ha pedido a su Dicasterio, en estrecha
colaboración con la Congregación para los Obispos, que actualice el documento
curial Mutuae Relationes relativo a la colaboración entre obispos y
religiosos, «de acuerdo con la voluntad de la Iglesia de promover la comunión
eclesial que todos deseamos». Y concluyó manifestando su alegría por las muchas
y recientes declaraciones de Francisco sobre la contribución indispensable y
singular de las mujeres a la sociedad y a la Iglesia. «Os aseguro -dijo- que
esta Congregación se compromete a colaborar para que la determinación de
Francisco de que el genio femenino encuentre expresión en los diversos
lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en
las estructuras sociales. Vamos a seguir trabajando para que las religiosas
competentes participen activamente en el diálogo eclesial con respecto al
posible lugar de la mujer allí donde se toman decisiones importantes, en los
diversos ámbitos de la Iglesia».
A continuación el arzobispo José
Rodríguez Carballo, O.F.M., precisó que si bien los dicasterios de la Santa
Sede autorizan regularmente visitas apostólicas, «de alguna manera, esta visita
apostólica no tenía precedentes. Se trataba de 341 institutos de religiosas que
se dedican al ministerio apostólico y que tienen un generalato, una casa
provincial o un programa de formación inicial en los Estados Unidos. Tanto los
institutos diocesanos como los de derecho pontificio, a los que pertenecen
aproximadamente 50.000 religiosas en los Estados Unidos, formaron parte de la
Visita».
Por su parte, la Visitadora, Sor
Mary Clare Millea ASCJ, dijo que la Visita había proporcionado muchas
oportunidades «para la reflexión, el diálogo y la comunión entre las religiosas
en los Estados Unidos, así como con los pastores de la Iglesia y los fieles
laicos. Las superiores de las congregaciones, incluyendo las que inicialmente
habían expresado resistencia a esta iniciativa, estuvieron de acuerdo en que el
proceso ha dado resultados positivos sorprendentes, tales como: la
confrontación honesta con el poder transformador de la Palabra de Dios, las
conversaciones espirituales profundas con nuestras hermanas acerca de la vida,
el testimonio y el mensaje de nuestras fundadoras y fundadores, la
profundización en los documentos de la Iglesia sobre la vida consagrada, el
incremento de la solidaridad entre las religiosas y el renovado deseo de ir más
allá de las actitudes que nos impiden estar en comunión unos con otros, una
maravillosa gratitud expresada a las religiosas por obispos, clérigos y laicos,
que se ha traducido en nueva fuente de energía y recursos entre nosotros y ha
despertado un renovado interés en la promoción de las vocaciones a la vida
religiosa».
LA MAYORÍA DE LAS RELIGIOSAS, DE
70 AÑOS EN ADELANTE
El informe se divide en una
introducción, diez apartados sobre distintos aspectos de la vida consagrada en
el país, y la conclusión. En cada tema se resume brevemente la enseñanza actual
de la Iglesia sobre el tema examinado, se presenta la evaluación global de la
Visitadora y se presentan las recomendaciones de la Congregación.
Actualmente, las religiosas de
vida activa en Estados Unidos tienen una edad mediana de entre 75 y 80 años, y
su número ha descendido de forma muy significativa desde los años 60, cuando
eran 125.000, aunque el informe reconoce que esa elevada cifra fue un fenómeno
que duró poco. La mayoría de las religiosas «tienen un fuerte sentido de la
historia de su instituto y del carisma de sus fundadores y sacan fuerza del
valiente ejemplo de sus primeros miembros», al tiempo que «de forma generosa y
creativa ponen su carisma al servicio de las necesidades de la Iglesia y del
mundo». También reconoce que «están intensificando sus esfuerzos para compartir
su carisma con los colaboradores laicos» para seguir enriqueciendo la vida de
la Iglesia. La Congregación reconoce esto, aunque les pide que «se respete y
celebre la diferencia esencial» entre las religiosas y los laicos que tienen
una relación especial con ellas.
Uno de los aspectos a los que el
informe dedica bastante atención es a la promoción vocacional, dado el descenso
de vocaciones que viven la mayoría de congregaciones. Muchos institutos están
invirtiendo muchas energías en promover nuevas vocaciones, aunque los
resultados no siempre son los esperados. El informe explica que las candidatas
a la vida religiosa tienen más edad y formación que en el pasado, buscan vivir
en comunidades formativas y ser reconocidas externamente como consagradas, algo
que es un «desafío en los institutos cuyo modo de vida presente no subraya
estos aspectos de la vida religiosa». El informe pide que las religiosas
«busquen nuevas formas de presentar el significado de la vida religiosa» a
quienes están discerniendo una posible vocación.
CUIDAR LA ORACIÓN Y LA «VIDA
CENTRADA EN CRISTO»
En cuanto a la vida de oración y
la llamada a «una vida centrada en Cristo», el informe pide a las religiosas
que evalúen cómo practican la oración litúrgica y comunitaria y cómo «cuidar
más la relación íntima de las hermanas con Cristo y una espiritualidad
comunitaria sana». También subraya que se «ponga cuidado en no desplazar a
Cristo del centro de la creación y de nuestra fe», por lo que hace falta
«revisar cuidadosamente sus prácticas espirituales y su ministerio para
asegurarse de que están en armonía con la doctrina católica».
El informe recoge otros retos a
los que hacen frente las congregaciones, como promover la vida comunitaria
cuando algunas religiosas viven en pequeños grupos o sin más hermanas de su
congregación por motivos pastorales o de salud; las dificultades para encontrar
hermanas que asuman posiciones de liderazgo, dada la avanzada edad de la
mayoría; y, en relación también con este último aspecto, el descenso de los
ingresos de las congregaciones para hacer frente y las posibles dificultades
para hacer frente al cuidado de las religiosas mayores.
En cuanto a su colaboración con
la misión evangelizadora de la Iglesia, el informe reconoce que «casi todos los
fundadores de los institutos religiosos fueron muy activos en el área de la
justicia social. Los recientes capítulos generales de muchos institutos han
estudiado su propia historia para descubrir formas creativas de responder a las
cuestiones sociales presentes tal como las habrían afrontado sus fundadores».
El informe de la Visita apostólica
concluye con la esperanza de que «la autoevaluación y el diálogo desencadenados
continúen dando fruto abundante para la revitalización y el fortalecimiento de
los institutos religiosos en fidelidad a Cristo, a la Iglesia y a su carisma
fundacional. Nuestros tiempos necesitan el testimonio creíble y atractivo de
los religiosos consagrados que demuestran el poder redentor y transformador del
Evangelio». Ya había subrayado, anteriormente, que «el Año de la Vida
Consagrada es una oportunidad para todos para dar los pasos hacia el perdón y
la reconciliación que ofrecerán a todos un testimonio radiante y atractivo de
la comunión fraterna».
La Visita se llevó a cabo entre
2009 y 2012 y se dividió en cuatro fases. En la primera fase, 266 superioras
generales (78% del total) entablaron un diálogo personal con el Visitador o
Visitadora. Posteriormente, se pidió a todas las superiores mayores que
completasen un cuestionario con datos concretos e informaciones sobre la
calidad de la vida espiritual, comunitaria y apostólica del Instituto. Las
visitas in situ se realizaron sobre una muestra representativa de 90
institutos religiosos, cerca de la mitad de los institutos religiosos femeninos
de vida activa en Estados Unidos. En la fase final, la Visitadora presentó al Dicasterio
un informe general sobre las principales cuestiones y tendencias en la vida
religiosa de las mujeres en los Estados Unidos. Sin la presunción de aplicar
esas tendencias a cada instituto, las mismas han sido lo suficientemente
significativas para justificar su mención en el informe.
VIS /
Alfa y Omega
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