miércoles, 19 de noviembre de 2014

EL ANACORETA Y LA BÚSQUEDA DE DIOS


Aquel hombre se dirigió con sorna al Anacoreta y le dijo:

- No sé de qué Dios nos hablas. Me he pasado la vida buscándolo y no lo he encontrado.

El anciano lo miró con profundidad, lo hizo sentar y le dijo:

- Quizá lo has buscado en un lugar inadecuado.

El hombre rió y contestó:

- Lo he buscado en iglesias, catedrales, conventos...y allí no estaba.

Sonrió el Anacoreta y con voz suave dijo:

- Lo que te decía. Lo has buscado en lugares inadecuados. Y en las iglesias y conventos sólo lo encuentran los que ya lo han encontrado previamente. A Dios no lo encontrarás en construcciones filosóficas y teológicas. Tampoco lo encontrarás en ritos y ceremonias.

Hizo un silencio y luego prosiguió:

- A Dios lo encontrarás en el rostro del pobre, del niños, del que sufre. Lo encontrarás en la luz del amanecer y en un cielo estrellado. Lo encontrarás en tu prójimo. Lo encontrarás, cuando logres hacer silencio, en tu interior. Entonces descubrirás que en Él vivimos, respiramos, nos movemos y existimos. Sólo entonces podrás encontrarlo en las iglesias y en los conventos.

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