jueves, 16 de octubre de 2014

EL PATRIMONIO DE LA IGLESIA


Los templos, imágenes, libros y ornamentos tienen la intención de dar gloria a Dios con el culto. Las expresiones artísticas han sido en la historia una parte importante del culto. Sin embargo, también se transformaron en tesoros de la humanidad. La Iglesia, como comunidad y jerarquía, conserva estos tesoros como patrimonio de la humanidad, no como riqueza propia.


Una forma constante de ataque que los detractores de la Iglesia usan para tratar de dar cuenta de su hipocresía es comparar las riquezas artísticas de la Ciudad del Vaticano con la pobreza de muchos cristianos. La formulación entonces es: Si el Papa (y en general, la jerarquía) vive rodeada de bellas y lujosas obras artísticas y muchos cristianos mueren de hambre por su pobreza, ¿por qué el Papa no vende sus propiedades y con lo obtenido ayuda a los pobres del mundo? En primera instancia esta es una objeción razonable, pues parece que el Papa vive rodeado de lujos y riquezas. Pero, ¿en verdad son suyos el Vaticano, junto con sus museos, bibliotecas, pinacotecas y obras de arte?

EL VATICANO ES PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

No obstante ser un Estado soberano, y el más pequeño del mundo, La Ciudad del Vaticano es patrimonio de la humanidad por las obras de arte y los tesoros culturales y artísticos que contiene. Así como no podríamos aceptar que un particular comprara la Torre Eiffel o las Pirámides de Egipto, tampoco se podría aceptar que la Ciudad del Vaticano se vendiera a un particular.

La Ciudad del Vaticano es un repositorio de tesoros culturales de toda la humanidad. Desde 1984 es Patrimonio cultural de la humanidad por decisión de la UNESCO. Por lo tanto sus tesoros artísticos y culturales pertenecen a todos los hombres y no al Papa o a los cardenales. Debemos saber que, a lo largo de 2000 años el obispo de Roma ha recibido regalos, auspiciado bibliotecas y apoyado artistas sin olvidarse de la ayuda material de los miembros de la Iglesia. Vender el patrimonio artístico de la Iglesia representa privar a la humanidad de la posibilidad de admirar a los grandes maestros del Renacimiento y otros tiempos en un lugar público y accesible.

Es así que los bienes de la Ciudad del Vaticano, y en especial los tesoros artísticos y culturales, no pertenecen al Papa ni a la jerarquía, sino que son patrimonio de la Iglesia de Roma y de la humanidad.

EL PATRIMONIO DE LA IGLESIA

La Iglesia romana, como asamblea, se ha formado a lo largo de los siglos de un patrimonio gracias al que se puede dar gloria a Dios con el culto y que ha servido como lugar de expresión artística de cada tiempo. El patrimonio es un conjunto de propiedades que pertenecen a toda la comunidad eclesial de Roma, dividida en sus parroquias, etc. Este patrimonio que se compone de templos, ornamentos, obras de arte, etc., ha pasado de generación en generación hasta nuestros días. No le pertenece a una sola persona, sino que le pertenece a la Iglesia, que es asamblea. Todos pueden participar de él, incluso, los más pobres aportan lo que pueden para tener un lugar digno y agradable para el culto.

Por otra parte, a lo largo de los siglos, el Papa fue mecenas y apoyo de muchos artistas. Sin el apoyo del obispo de habría sido difícil que Miguel Ángel o Rafael encontraran un lugar apropiado para dar gloria a Dios a través de la expresión artística humana. El obispo de Roma mantiene abiertos los museos, pinacotecas, bibliotecas y archivos vaticanos a quien quiera acercarse a ellos para disfrutar de los maestros universales del arte o hacer investigación. En este sentido, el Papa es un custodio de muchas obras que pone a disponibilidad de los interesados.

La Iglesia, como asamblea tiene derecho a poseer bienes comunitarios. No se puede decir que la Basílica de San Pedro o los Museos vaticanos pertenezcan a un sólo hombre, sino que son de la comunidad eclesial romana, y en sentido amplio, de la humanidad, es decir, de cada hombre.

NO HAY VATICANO QUE BASTE PARA DESTRUIR LA POBREZA

Aún si el Papa y la Iglesia romana como asamblea y jerarquía decidieran vender todo su patrimonio, no alcanzaría para calmar la pobreza del mundo. Esto se dice no sólo en el sentido numérico o proporcional, sino en el sentido de que se pierde mucho por una acción desproporcionada. Sin duda el Papa y la Iglesia de Roma tienen la intención de ayudar a las Iglesias pobres y a los hombres desamparados de cualquier origen. Sin embargo esta acción sería desproporcionada porque se perdería un patrimonio milenario sin lograr una acción contundente. La intención de la ayuda sería buena, pero la acción desproporcionada, pues mucho se perdería y poco se lograría.

No obstante las buenas intenciones, el patrimonio de la Iglesia romana no alcanza a ser moneda de cambio directa para ayudar a los más pobres. Esta situación no indica que la Iglesia romana y el obispo de Roma olviden las necesidades de los hombres. Presidiendo en la caridad a todas las Iglesias, la romana sostiene muchas obras de caridad a través de donaciones y ayuda internacionales. Además de esto el Papa trata de vivir una vida sencilla, sin lujos.

Parecería que el Papa no vive sencillamente, pues vive en un palacio y se viste de telas finas. Más notable es esta impresión cuando en las celebraciones litúrgicas aparece vestido de finos bordados y telas. Sin embargo el Papa usa los ornamentos guardados en la sacristía de la Basílica de San Pedro. Los ornamentos nuevos generalmente son donaciones o regalos que el Papa acepta por deferencia. En su vida personal el Papa se sirve de poca ropa y alimentos frugales. Es costumbre que invite a ciertas personas para que no coma solo y el tiempo pase en agradable conversación.

Gabriel González Nares

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