sábado, 4 de octubre de 2014

EL PAPA FRANCISCO Y EL OPUS DEI


Una De las esperanzas del progresismo eclesial era que el papa Francisco desacreditara a las nuevas espiritualidades en la Iglesia. Han dado en hueso. Se comprende fácilmente. Los nuevos amigos aplauden al Papa Francisco por unos cuantos titulares de periódico. Pero como los Papas tienen que coincidir con ellos, pronto llegan las desavenencias.

1) Ignorando o silenciando lo que no les interesa o les duele.

2) Criticando abiertamente lasa directrices que contradicen sus tesis.

¿Cuá es la fuerza de las nuevas espiritualidades en la Iglesia? Su fidelidad al Magisterio. Forma parte importante de su fidelidad suprema a Jesucristo. Esta ha sido su salvación y lo seguirá siendo mientras mantengan este criterio.

El caso más emblemático han sido los Legionarios de Cristo. Han resuelto una de las crisis más profundas que puede padecer una organización religiosa por fidelidad a la Iglesia.

La espiritualidad del Opus Dei es uno de los acontecimientos más importantes del último siglo en la Iglesia. ¿Qué pensaba el Papa Francisco sobre él? Nos lo manifiesta la carta que ha dirigido a Don Javier Echevarría, su actual Prelado, con motivo de la beatificación de Don Álvaro del Portillo.

Los aspectos que el Papa señala en el nuevo beato, nos harán bien. Pertenecen fundamentalmente a nuestro vivir cristiano.

El Papa se une a su alegría. “También yo deseo unirme a vuestra alegría y dar gracias a Dios que embellece el rostro de la Iglesia con la santidad de sus hijos”.

La beatificación se realiza en Madrid. “Allí tuvo lugar, sobre todo, el acontecimiento que selló definitivamente el rumbo de su vida: el encuentro con San José María Escrivá, de quien aprendió a enamorarse más de Cristo. Sí, enamorarse de Cristo. Este es el camino de santidad que ha de recorrer todo cristiano: dejarse amar por el Señor, abrir el corazón a su amor y permitir que sea él el que guíe nuestra vida”.

A continuación recuerda el Papa la jaculatoria predilecta de don Álvaro: <<¡Gracias, Perdón, Ayúdame más!>>. Hace, a continuación, un breve comentario. Nos puede ayudar.

Gracias.- “Es la reacción inmediata y espontánea que siente el alma frente a la bondad de Dios. No puede ser de otra manera. Él siempre nos precede. Por mucho que nos esforcemos, su amor llega antes, nos toca y nos acaricia primero, nos primerea. Álvaro del Potillo era consciente de los mucos dones que Dios le había concedido, y daba gracias a Dios por es manifestación de amor paterno. Pero no se quedó ahí; el reconocimiento del amor del Señor despertó en su corazón deseos de seguirlo con mayor entrega y generosidad, y vivir una vida de humilde servicio a los demás. Especialmente destacado era su amor a la Iglesia, esposa de Cristo, a la que sirvió con un corazón despojado de interés mundano, lejos de la discordia, acogedor con todos y buscando siempre lo positivo en los demás, en lo que une, lo que construye. Nunca una queja, una crítica, ni en momentos especialmente difíciles, sino que como había aprendido de san Josemaría, respondía siempre con la oración, el perdón, la comprensión, la caridad sincera”.

Perdón.- “A menudo confesaba que se veía delante de Dios con las manos vacías, incapaz de responder a tanta generosidad. Pero la confesión de la pobreza humana no es fruto de la desesperanza, sino de confiado abandono en Dios que es Padre. U abrirse a su misericordia, a su amor capaz de regenerar nuestra vida. Un amor que no humilla, ni hunde en el abismo de la culpa, sino que nos abraza, nos levanta de nuestra postración y nos hace caminar con más determinación y alegría. El siervo de Dios, Álvaro, sabía la necesidad que tenemos de la misericordia divina y dedicó muchas energías personales para animar a las personas que trataba a acercarse al sacramento de la confesión, sacramento de la alegría. Qué importante es sentir la ternura de Dios y descubrir que aún hay tiempo para amar”.

Ayúdame más.- “Sí, el Señor no nos abandona nunca, siempre está a nuestro lado, camina con nosotros y cada día espera de nosotros un nuevo amor. Su gracia nonos faltará, y con su ayuda podemos llevar su nombre a todo el mundo. En el corazón del nuevo beato latía el afán de llevar la Buena Nueva a todos los corazones… Quien está metido en Dios, sabe estar muy cerca de los hombres. La primera condición para anunciarlos a Cristo es a marlos, por que Cristo ya los ama antes. Hay que salir de nuestros egoísmos y comodidades e ir al encuentro de nuestros hermanos… Allí nos espera el Señor. No podemos quedarnos con la fe para nosotros mismos, es un don que hemos de recibirlo para donarlo y compartirlo con los demás”.

Termina el Papa rogando a los fieles de Prelatura que rueguen pñor él y con el mensaje claro nos envía Don Álvaro: “Nos anima a no tener miedo de ir contracorriente y de sufrir por anunciar el Evangelio. Nos enseña, además, que en la sencillez y cotidianidad de nuestra vida podemos encontrar un camino seguro de santidad”.

Julio Sáinz Torres

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