Lo propio del obispo es tomar
decisiones. Es un hombre elegido para determinar. Toda su vida episcopal, su
oración, su formación permanente, sus conversaciones, deben estar en función de
ese hecho: él es el que toma las decisiones.
¡Qué tremendas consecuencias para
bien tendrá un nombramiento atinado para una gran parroquia, para el puesto de
rector del seminario, para que alguien ejerza como vicario episcopal! Qué
benéfica cadena de efectos dará comienzo.
El obispo es maestro, pero su
labor específica no es ser maestro. La comunidad tiene sus profetas y sus
maestros. La labor específica del obispo no es ser evangelizador. San Pablo en
su lista de ministerios eclesiales (en la Carta a los Corintios) determina que
por debajo del obispo están los evangelizadores, sin identificar nunca en
ninguna de sus varias listas la función de apóstol y evangelista.
Ordenaciones tendrá unas pocas a lo largo del año. Confirmar puede
hacerlo cualquier que él designe. Lo propio es tomar decisiones. Decisiones de
muchos tiempos, pero las más importantes son las que tienen que ver con las
personas. Decisiones que tendrán que ver la evangelización, con el pastoreo,
con la enseñanza de la ciencia de Dios, con el discernimiento de los carismas
de Dios. Señor, danos santos obispos.
P.
FORTEA
No hay comentarios:
Publicar un comentario