En cuanto a mí, ¡Dios me libre de gloriarme si no es en la Cruz de
Nuestro Señor Jesucristo! Gálatas 6:14
PRESENTACION
La cruz es el principal símbolo del cristianismo. La palabra ‘cruz’
proviene del verbo latino ‘cruciare’, que significa ‘crucificar’ o ‘torturar’.
Y la palabra ‘crucifijo’ proviene del término latino ‘crucifixum’, que es el
participio del verbo latino ‘crucifigere’, que significa ‘fijar en la cruz’.
La forma católica de la cruz es
una línea vertical atravesada por otra línea horizontal. A esta cruz se la
conoce como ‘cruz latina’. Su origen se refiere al método de ejecución que se
utilizó con Jesucristo. Algunas interpretaciones místicas sugieren que la
porción vertical representa la divinidad de Jesús, mientras que la horizontal
representa su humanidad.
HISTORIA
En excavaciones relativas a la
Edad de Bronce apareció en Europa una cruz parecida a la latina en diversos
objetos, quizás no solo con fines ornamentales, sino también religiosos, son
respecto a la naturaleza, dado que en sepulturas de la época se hallaron
objetos con el símbolo de una cruz.
Es digno de mencionar que no se
conservan iconos de la cruz pertenecientes a los dos primeros siglos del
cristianismo puesto que representaba un método de tortura especialmente
doloroso. Sin embargo la figura de la cruz era el símbolo de muchos de los
primeros cristianos, en especial durante las épocas de persecución, con el fin
de identificarse unos con otros de forma encubierta. Ellos hacían generalmente
la señal de la cruz en el suelo con un dedo de la mano, pero no llevaban encima
ninguna figura con forma de cruz.
No obstante en el monte Palatino,
en Roma, se encontró lo que se considera la primera representación pictórica
conocida sobre la crucifixión de Jesús, la cual tiene una inscripción en griego
que dice ‘Alexámenos sébete theón’, que traducido al español significa
‘Alexámenos adorando a su dios’. De acuerdo a los estudiosos del tema, se cree
que la fecha aproximada de la creación de esa obra es del año 85 al 95 d.C.
bajo el emperador Domiciano. Sin embargo se considera que fue hecha en tono
irónico por un no-cristiano.
Fue en el siglo IV cuando la cruz
se convirtió en el símbolo predilecto para representar a Cristo y su misterio
de salvación, y los cristianos entonces fueron dejando de lado los símbolos
utilizados hasta entonces: la figura del Pastor, el pez, el ancla y la paloma.
El hecho de adoptar la cruz como
símbolo cristiano vino principalmente con la visión que tuvo el emperador
Constantino hacia el año 312 d.C., la cual precedió a su victoria en el puente
Milvio. La figura de la cruz iba acompañada de las palabras ‘In hoc signo
vinces’, que significa ‘Con este símbolo vencerás’. Entonces se empezó a
denominar a los cristianos ‘los religiosos de la cruz’.
En el año 326 d.C. Elena de Constantinopla,
madre de Constantino I el Grande, halló la Cruz de Cristo en Jerusalén. Es por
ello que el 14 de septiembre los ortodoxos celebran la consagración de la
basílica en el sitio donde fue hallada la Cruz de Cristo. Y la Iglesia Católica
celebra este mismo día ‘la exaltación de la Santa Cruz’.
Las primeras representaciones
pictóricas o esculturales de la cruz ofrecen un Cristo glorioso, con larga
túnica y con corona real. Está en la Cruz, pero es el vencedor, el resucitado.
Sólo más tarde, con la espiritualidad de la Edad Media, se le empezó a
representar en su estado de sufrimiento y dolor. En la actualidad la cruz
representa la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, ya que gracias a
su sufrimiento en la Cruz Jesús venció a la muerte en sí misma y rescató de la
condenación a toda la humanidad.
LAS RELIQUIAS
La Cruz fue el primero de los
instrumentos de la Pasión de Cristo que fue venerado en forma de reliquia. Con
el tiempo aún los clavos que fueron usados para clavar a Cristo en la Cruz fueron
buscados, hallados y venerados por los cristianos. Uno de esos clavos está
montado en la corona de hierro de Lombardía que se conserva en la catedral de
Monza, la antigua capital de la Lombardía italiana.
Numerosas reliquias se disputan
ser pedazos de la Cruz verdadera. En el siglo XVI Erasmo de Rotterdam decía que
se podría construir un barco con toda esa madera, pero según el profesor Baima
Ballone, catedrático del Departamento de Medicina Legal de la Universidad de
Turín, Italia, si se aceptara que todos los trozos de la Cruz que se conservan
fueran auténticos, juntándolos todos no alcanzaría siquiera el 50% del
travesaño horizontal.
El Monasterio de Santo Toribio de
Liébana, en España, alberga el mayor trozo de madera de la Cruz de Cristo. En
1958 fue analizado mediante estudios microscópicos por el Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC) y se determinó que la madera era del árbol
‘cupressus sempervivens’ pertenece a un ciprés abundante en Palestina.
LA CRUZ, UN SIMBOLO ELOCUENTE
Generalmente no nos damos cuenta
porque ya estamos acostumbrados a ver la Cruz en la Iglesia o en nuestras
casas. Pero la Cruz es una verdadera cátedra desde la cual Cristo nos predica
siempre la gran lección sobre Dios, sobre el misterio de la salvación en Cristo
y sobre la vida cristiana.
La Cruz nos presenta a un Dios
trascendente, pero al mismo tiempo cercano. Un Dios que ha querido vencer el
mal con su propio dolor. Un Cristo que es Juez y Señor, pero a la vez Siervo, y
que ha querido llegar a la total entrega de sí mismo como imagen del amor y de
condescendencia de Dios. Un Cristo que en su muerte y resurrección ha dado al
mundo la reconciliación entre Dios y la humanidad. Esta es la Cruz que ilumina
nuestra vida, que nos da esperanza y que nos muestra el camino.
VIVIR SEGÚN LA CRUZ
Todo gesto simbólico, todo signo,
pueden ayudarnos a entrar en comunión con lo que simboliza y significa, que es
los importante. Pero también puede ser un peligro si nos quedamos en la pura
exterioridad. Entonces el signo se convierte en gesto ritual y rutinario, el
cual no significa nada ni nos conduce a nada. Por tanto, cuando hacemos la
señal de la cruz sobre nosotros mismos, si no lo hacemos con la fe debida,
puede convertirse en un gesto mecánico que no nos dice nada y que no parece
indicar que comporte una auténtica fe en su significado.
Cuando colocamos una cruz en nuestra casa, o cuando hacemos la señal de
la cruz al empezar la Eucaristía o al recibir la bendición final, deberíamos
dar a nuestro gesto su auténtico sentido. Debería ser un signo de nuestra
alegría por sentirnos salvados por Cristo, dejándonos abarcar, consagrar y
bendecir por ella, ‘gloriándonos en la Cruz de Nuestro Señor Jesús’ (Gálatas
6:14). Más aún, la señal de la cruz debe ser un compromiso, porque la Cruz es
el mejor símbolo del estilo de vida que Cristo nos enseñó y que nos invita a
recorrer: ‘Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue su
cruz y sígame’ (Mateo 16:24).
Debemos reconocer a la Cruz todo
su contenido para que no sea un símbolo vacío, y entonces sí será un signo que
continuamente nos alimente la fe y el estilo de vida que Jesús nos enseñó.
LA SEÑAL DE LA CRUZ EN EL
CRISTIANISMO
Con frecuencia los cristianos
hacemos la señal de la cruz sobre nuestras personas, o nos la hace el sacerdote
en el caso del bautismo o de las bendiciones. Al principio era costumbre
hacerla únicamente sobre la frente, pero luego se empezó a hacerlo tal como
ahora lo conocemos: hacer la señal de la cruz sobre nosotros mismos, desde la
frente al pecho, y desde el hombro izquierdo al derecho. También puede hacerse
la triple cruz pequeña, primero en la frente, después en la boca, y por último
en el pecho, como es el caso de la proclamación del Evangelio.
Es un gesto sencillo, pero lleno
de significado porque, si se hace con la debida devoción, es una verdadera
confesión de nuestra fe: Dios nos ha salvado en la Cruz de Cristo. Es un signo
de pertenencia ya que al hacerlo sobre nuestra persona queremos decir que
estamos bautizados y, por lo tanto, pertenecemos a Cristo, quien es nuestro
Salvador y el origen y razón de nuestra existencia cristiana.
LA SEÑAL DE LA CRUZ EN LA
IGLESIA ORTODOXA
Para los ortodoxos, al hacer la
señal de la cruz deben juntar los tres primeros dedos de la mano derecha,
pulgar, índice y medio, doblando los otros dos, anular y meñique, hacia la
palma de la mano.
Los tres primeros dedos les
demuestran su fe en la Santísima Trinidad, y los dos dedos doblados significan
que el Hijo de Dios bajó a la tierra siendo Dios y se hizo hombre, demostrando
así sus dos naturalezas, la divina y la humana.
Al inicial la señal de la cruz
ponen los tres dedos juntos en la frente para santificar su mente; en el pecho
para santificar los sentimientos interiores; en el hombro derecho y después en
el izquierdo, para santificar todas sus fuerzas corporales. Esta antiquísima
manera de persignarse, que aún se conserva en el seno de la Iglesia Ortodoxa,
expresa de manera sencilla la doctrina trinitaria.
En el cristianismo, al momento de
hacer la señal de la cruz, la mano va primero a la frente, después al pecho,
luego al hombro izquierdo y, por último, al hombro derecho. En cambio, para el
ortodoxo, los tres dedos de la mano van a la frente, después al pecho, luego al
hombro derecho y después al hombro izquierdo. Para ellos esta diferenciación de
movimientos poniendo en primer lugar la mano en el hombro derecho tiene su
razón de ser: el Hijo está sentado a la derecha del Padre.
CONCLUSION
La señal
de la cruz nos da fuerza para rechazar y vencer el mal, pero debemos hacerlo
correctamente, con fe y devoción, sin prisas, respetuosamente y conscientes en
todo momento del significado que persignarnos representa para nosotros.
Agustín Fabra
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