Los espíritus del mal son aquellos que buscan
destruir o entorpecer las obras de Dios a través del ser humano que es el ser
que más fácil pueden corromper y causa gran disgusto a Dios por ello.
Estas fuerzas negativas vienen de los abismos del universo y se entrelazan en
todas partes a través de sombras y buscan succionar energías del mundo y sobre
todo de las conciencias humanas, haciéndoles creer que cada uno es el más
importante de todos, llevándolos lentamente hacia la soberbia y luego al
engreimiento, hasta lograr que se crean superiores a todos, es ahí cuando
comienza la segunda etapa de colocarles piedras en los caminos, es decir
obstáculos con otras personas a las que les hacen creer lo mismo para que se
desate entre ellos una pelea de orgullo y supremacía, haciendo que los mismos
busquen armas psicológicas o materiales para aniquilar al otro.
Cuando esto no lo logran se cuelan en los cuerpos sutiles de las personas y
llegan a sus centros energéticos, tratando de consumir la mayor cantidad de
energías. Atascan sus centros motrices y volitivos intentando debilitar a la víctima
que comienza a dar señales de debilitamiento e irritabilidad.
Estos parásitos espirituales son los que en las religiones se denomina "diablos
o demonios". Los demonios son Ángeles también pero que se han rebelado
contra Dios y hacen su voluntad pues tienen libre albedrío, fueron confinados
hacia los abismos y allí crearon su cuartel. Van hacia los mundos habitados en
busca de victimas y tratan de romper el equilibrio universal. Tienen un gran
poder, pero así también se limitan ante el poder de Jesús y los arcángeles al
servicio de Dios, como así también ante otras figuras de renombre universal y
son servidores de Dios no importando la religión que en la tierra le rinda
culto.
Los diablos pueden tener un cuerpo sutil, pero por lo general, ante la
percepción humana, ellos son de color oscuro, muchas veces luminosos pero
oscuros, totalmente distinto a los Ángeles y arcángeles que tienen un brillo
espectacular para la visión humana y son más grandes.
Los demonios pueden succionar las energías de las personas, animales, plantas,
bichos, etc. Pueden estar en la tierra, el aire, el mar o en el fuego, por eso
siempre se consagra a Dios cualquier elemento natural del que uno vaya a hacer
uso, para que no entren estas energías negativas en ellos, por eso la bendición
de las cosas.
Cuando poseen a los animales, esto se vuelven furiosos y su carácter cambia
radicalmente, no viven mucho tiempo, pero pueden volverse peligrosos, si el
animal está consagrado a Dios su tiempo es corto, en caso de tener un espíritu
poseyéndolo, luego el demonio abandona al animalito y se va en busca de otra víctima
más sustanciosa.
Generalmente los demonios no atacan solos, es decir que en los casos de
posesión, pueden existir dentro de la persona grandes cantidades de espíritus
malignos, los cuales han de ser expulsados del "cuerpo" uno por uno y
todos juntos. Aquí cuerpo se entiende como la persona humana, no solo su cuerpo
físico.
Si fracasa el exorcismo, los demonios pueden dispersarse o ir en nuevos grupos
a atacar a otras personas o animales de las cercanías. Por eso se debe tratar
con mucha constancia el exorcismo, pues no deben quedar dudas acerca del
resultado final, si queda alguna duda, se vuelve a exorcizar. Es el único
remedio.
La bendición constante del hogar y lugar de trabajo, Misa, Confesión y Comunión, y una vida en Dios nos protege de los malos espíritus. La Medalla de San Benito Abad, el Escapulario de la Virgen del Carmen - estos deben ser benditos e impuestos – nos protegen. Oraciones como: “Bendita sea tu pureza”, espantan al demonio.
La bendición constante del hogar y lugar de trabajo, Misa, Confesión y Comunión, y una vida en Dios nos protege de los malos espíritus. La Medalla de San Benito Abad, el Escapulario de la Virgen del Carmen - estos deben ser benditos e impuestos – nos protegen. Oraciones como: “Bendita sea tu pureza”, espantan al demonio.
Por: José
Miguel Pajares Clausen
que oraciones recomienda ante pensamientos de desanimo y suicidas. Gracias.
ResponderEliminarTE RECOMIENDO MISA, CONFESION Y COMUNION LO MAS FRECUENTE QUE PUEDAS... BENDICIONES
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