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ORACION DE LIBERACION
El
ministerio de liberación se realiza en el nombre y con el poder de Cristo
Jesús. En su nombre oramos al Padre y
resistimos las asechanzas del Enemigo. Con su poder lo liberamos de toda
opresión y obsesión.
La
liberación de opresiones y obsesiones tiene dos aspectos:
-
Orar
al Padre en el nombre de Jesús para que libere a la persona de todo lo que esta
esclavizado. Es tan obvio este aspecto que no necesita aclaración.
-
Imperar
con el poder de Cristo que dijo: “En mi nombre expulsaran demonios”. (Mc 16, 17).
Aquí debemos subrayar que no se trata de una petición sino de una orden para
que deje en paz y libertad a la persona. Esta autoridad se ejerce en el nombre
de Cristo Jesús.
La oración más sencilla y eficaz la
encontramos en San Pablo: “En el nombre de Jesucristo te ordeno que salgas de
esta mujer. (Hechos 16, 18).
Algunos sacan al espíritu pero no
le prohíben regresar, olvidado aquella palabra del Evangelio: El Espíritu anda
vagando y puede regresar con siete peores. (Mt 12, 43-45). Es necesario darle la orden: “Te prohíbo
regresar”.
Para hacer la oración de liberación
es necesario primeramente pedir la oración de protección del Señor. Así como en
la noche de Pascua los dinteles de los hebreos, protegidos por la sangre del cordero
pascual, eran respetados por el ángel exterminador; así también la Sangre del
Cordero nos cubre, protege y libera de toda influencia del Malo.
El P. Emiliano nos dice como hace
esta oración. “Yo reclamo sobre mí y sobre los que aquí estamos la sangre del
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo para que nos purifique de todo
pecado y nos proteja contra la influencia del Maligno”.
Recuerdo uno de los primeros casos
de liberación en que por inexperiencia cometimos errores, pero que mucho nos
enseno: Sin pedir protección previa nos metimos a hacer una liberación a una
persona en un grupo de oración donde había más de treinta personas. Oramos y
ordenamos al espíritu que saliera. Aquella persona se levantó liberada pero en
ese mismo momento otra comenzó a manifestar los mismos síntomas. Oramos también
por esta y el Señor la liberó, pero el problema se trasladó a una mas.
Aparte de que nos había faltado la protección
del Señor aprendimos una cosa para toda la vida:
-
No
basta sacar al espíritu sino que es necesario prohibirle que regrese. (Mc 9, 25).
Y enviarlo al pie de la cruz para que Cristo disponga de él.
-
Esta
oración es conveniente que se haga en comunidad pero no en grupo grande; en un
lugar privado, sin curiosos ni niños.
-
El
equipo debe estar formado por personas maduras y prudentes, tanto para no estar
viendo diablos por todos lados como para saber discernir su presencia y su
influjo.
-
Por
la sangre de Cristo y por sus preciosas llagas tomamos autoridad sobre toda
atadura y la desatamos en el nombre del Jesús.
Existe otro aspecto, mucho más
importante: no basta sacar las tinieblas. Es necesario encender la luz de
Cristo. Si evangelizamos auténticamente, llevando la persona de Cristo a los demás,
nos evitaremos muchos de estos casos de liberación, ya que al entrar Cristo Jesús,
que es el mas fuerte, expulsa al más débil. (Lc 11, 22). La luz echa fuera las
tinieblas. (Jn 1, 5).
La eficaz liberación solo se puede
llevar a cabo en un proceso de evangelización integral. Sacar espíritus por
sacarlos no tiene ningún sentido. Jesús envió primeramente a sus apóstoles no a
expulsar demonios sino a anunciar el Reino. La expulsión es consecuencia de la evangelización.
(Cf. Mt 10, 7-8).
Generalmente me niego a hacer oración
de liberación a personas que no están en un comprometido proceso de conversión.
b. AUTO LIBERACIÓN
En los casos de obsesión y opresión
podemos hacer una oración de auto liberación, teniendo en cuenta lo antes
expuesto.
Por la fe de nuestro bautismo
compartimos la victoria de Cristo y tomamos autoridad en su nombre para
expulsar a los espíritus que nos inquietan, molestan o perturban. Por el poder
de Cristo la persona se declara libre, gracias a la sangre de Jesús.
Dependiendo del caso y el
discernimiento carismático se puede hacer la siguiente oración: “Espíritu de: (suicidio,
desprecio, impureza, rencor, miedo, etc.) yo te ordeno en el nombre de Jesús
que te alejes de mí y te vayas a los pies de Jesús para que disponga de ti. Te prohíbo,
en el nombre de Jesús, que me vuelvas a molestar”.
P. Emiliano Tardif
Fuente: JESÚS ESTÁ VIVO
Publicado por: José Miguel Pajares
Clausen
(Continuará)
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