jueves, 24 de julio de 2014

EL ANACORETA Y EL ABRAZO


Seguían tomando el fresco en el balcón. El Anacoreta dijo:

- Nos abrazamos poco y el abrazo es una auténtica terapia.

El joven seguidor miró sorprendido al anciano, que se puso a reír.

- Si, mira. Al abrir los brazos, estoy abriendo un espacio para acoger al otro y, a la vez, me preparo para entrar en su espacio. Queremos ser parte del otro y que el otro sea parte nuestra. Y el abrazo termina volviendo a abrir los brazos, porque, a la vez, queremos que el otro siga siendo él mismo y no que se diluya en nosotros.

Hizo una pausa y concluyó:

- El abrazo nos ayuda a encontrar al otro y a encontrarnos a nosotros mismos.

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