martes, 20 de mayo de 2014

PODEROSA ORACIÓN DE PROTECCIÓN


PODEROSA ORACIÓN DE PROTECCIÓN, DADA POR EL SEÑOR PARA ESTOS TIEMPOS DE TRIBULACIÓN

(Se hace junto con la Armadura Espiritual EFESIOS 6:10-18 y el Salmo 91 todos los días y no olvidar hacer estas oraciones extensivas a la familia)

“Oh coraza de la sangre del redentor; protégeme en todos mis caminos y batallas espirituales; cubre mis pensamientos, potencias y sentidos con tu coraza protectora; reviste mi cuerpo con tu poder. Que los dardos incendiarios del maligno, no me toquen ni en el cuerpo, ni en el alma; que el veneno, ni el hechizo, ni el ocultismo me hagan daño; que ningún espíritu encarnado o descarnado me perturbe; que Satanás y sus huestes del mal, huyan de mi al ver la coraza de tu sangre protectora. Libérame de todo mal y peligro gloriosa sangre del redentor, para que pueda cumplir la misión que me ha sido encomendada y dar gloria a Dios. Me consagro y te consagro mi familia voluntariamente al poder de tu sangre redentora. Oh mi buen Jesús, libérame a mí y a mi familia y seres queridos de todo mal y peligro.” Amén

EFESIOS CAP 6 (10 AL 18)

Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su poder. Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio. Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio. Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos. Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza. Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno. Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Eleven constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animadas por el Espíritu. Dedíquense con perseverancia incansable a interceder por todos los hermanos.

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