miércoles, 28 de mayo de 2014

EL ANACORETA, EL MAR Y LA OLA


El Anacoreta y su joven seguidor contemplaban el mar desde unas rocas. Tras un rato de silencio el anciano dijo:
- Dios es como ese mar y nosotros somos olas...
El joven preguntó extrañado:
- ¿La ola y el mar no son lo mismo?
Sonrió el Anacoreta y respondió:
- Las olas están en el mar, pero ella solas no son el mar. Cada ola es diferente. Nuestra ventaja sobre las olas es que nosotros somos conscientes de que estamos en Dios, de que en Él vivimos, nos movemos y existimos.
Miró a los ojos al joven seguidor y concluyó:
- Ser contemplativo es vivir conscientemente que somos olas inmersas en el mar. Es ser consciente de que en cualquier momento, hagamos lo que hagamos, estamos en Dios.

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