Lo que hace interesante para un
literato, a la hora de emprender la escritura de la biografía de alguien, son
los pliegues y repliegues de la psicología y el pensamiento del biografiado.
Cuantas más zonas oscuras o grises, mucho mejor.
En el caso del Papa Francisco, cualquier buen observador de la psicología de
los hombres se da cuenta de que su mente y su psicología son claras y
sencillas. Se trata de una personalidad ajena de complicaciones internas. Él es
lo que muestra. Lo que es, lo muestra.
Algo que me gusta mucho ver en las fotos y vídeos, es que él no se esfuerza en ocultar ni siquiera sus inseguridades, sus titubeos, su falta de certeza en algunos puntos acerca de cómo obrar. Eso no suele ser frecuente, incluso en alturas mucho menores.
No hace falta decir que, desde que fue elegido, lo he sometido a un examen sin compasión, casi inquisitorial, de sus palabras y de su lenguaje corporal. Y lo que veo, me complace mucho.
Algo que me gusta mucho ver en las fotos y vídeos, es que él no se esfuerza en ocultar ni siquiera sus inseguridades, sus titubeos, su falta de certeza en algunos puntos acerca de cómo obrar. Eso no suele ser frecuente, incluso en alturas mucho menores.
No hace falta decir que, desde que fue elegido, lo he sometido a un examen sin compasión, casi inquisitorial, de sus palabras y de su lenguaje corporal. Y lo que veo, me complace mucho.
P.
FORTEA
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