Ante la idea de contemplación nos encontramos con
respuestas diferentes. Para algunos se trata de algo anticuado, ligado a la
vida religiosa de otro tiempo y alejado de la vida actual. Otros lo asocian a
espiritualidades orientales, budismo, zen...Pero nos encontramos con personas,
cada día más numerosas, que sienten la necesidad de pararse, de buscar el
silencio y de buscar respuesta a importantes interrogantes, que den sentido a
sus vidas. Por desgracia, fuera de la vida religiosa, un cristianismo basado en
la dogmática, en la moral y en los ritos, no ha invitado a sus fieles a
meditar. Y, en realidad, no se puede ser auténticamente cristiano sin ser
contemplativo, sin ver a Dios en todas las cosas, sin vivir cada instante
sumergidos en su presencia, sin estar seducidos por Dios.
Contemplación, según el jesuita Manuel J. Fernández
Márquez, " es mirar serena y gratuitamente todo lo que hay a nuestro alrededor
- sin tener que salir a la playa o a la montaña -, y ver, con los ojos
iluminados del corazón, es decir, con una mirada interior y con el oído
interior, la Presencia de Dios que seduce y enamora nuestra alma."
Y vivir la Presencia de Dios puede hacerse en el
autobús, en tu habitación, en la montaña, en la calle, en todo momento...Como
nos dice el salmo 114,9: "Caminaré en presencia del Señor, en el país de
la vida".
Enviat per Joan Josep Tamburini
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