Yo me pregunto si el presidente
de Venezuela Nicolás Maduro albergará dudas en algún repliegue de su alma.
Completamente a solas, desearía preguntarle: ¿Duda, a veces, si lo que hace es
correcto? ¿Duerme bien? ¿Le remuerde la conciencia algo que haya hecho? ¿Cómo
siente el sufrimiento de sus presos? ¿Se ve en el poder dentro de veinte años?
En serio, me gustaría, a solas,
poder indagar en la mente y los sentimientos, en las justificaciones y
subterfugios, de este tipo seres que llegan a este nivel de idolatría del yo.
Una cosa es segura, cuando este tipo de personas alcanzan la cima del
poder, no disfrutan de él ni lo más mínimo. Llegan allí para sufrir, para
sentirse amenazados, para ver por todas partes conjuras. Sin ninguna duda, él
sufre. Es un hombre sufriente detrás de la sonrisa. No se puede causar tal
cantidad de dolor, sin que ello conlleve una proporcional carga sobre sus
hombros.
P.
FORTEA
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