El padre
Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontifica, comenzó este viernes en
la Ciudad del Vaticano sus tradicionales
predicaciones de Cuaresma dirigidas a la Curia Romana.
En esta ocasión fue sin la presencia del Papa Francisco quien se encontraba aún regresando de Ariccia tras la conclusión de los ejercicios espirituales.
El predicador capuchino se refirió a lo que hizo Jesús en los cuarenta días transcurridos en el desierto a fin de aplicarlo a la vida de cada uno.
En primer lugar se refirió al tiempo en el desierto, recordando que "el corazón de una persona indica el lugar espiritual, donde uno puede contemplar a la persona en su realidad más profunda y auténtica, sin velos y sin detenerse a sus lados marginales".
Y advirtió que "lo que se hace en el exterior está expuesto al peligro casi inevitable de la hipocresía. Porque la mirada de las personas suele tener el poder de hacer desviar nuestra intención".
Por el contrario, la interioridad es la vía para una vida auténtica.
El segundo tema que abordó el Padre Cantalamessa fue el ayuno. Destacó que el ayuno aún conserva su validez y es altamente recomendado, si bien "la forma más necesaria y significativa del ayuno hoy se llama sobriedad".
Por esta razón, el predicador de la Casa Pontificia recomendó el ayuno de imágenes, explicando que "muchas de ellas no son sanas, propagan violencia y maldad, y no hacen más que incitar los peores instintos que llevamos dentro". De modo que estas imágenes pueden dar "una idea falsa e irreal de la vida".
Otra recomendación del predicador de la Casa Pontificia sobre el ayuno se refirió a las palabras malas, "no son sólo las palabrotas; son también las palabras cortantes, negativas que ponen de manifiesto sistemáticamente el lado débil del hermano, palabras que siembran discordia y sospechas".
También reflexionó sobre las tentaciones, refiriéndose a la existencia del demonio. Si muchos piensan que es absurdo creer en el demonio, dijo, es porque se basan en los libros, pasan la vida en las bibliotecas o en el despacho, mientras que "al demonio no le interesan los libros, sino las personas, especial y precisamente, los santos". Por eso recordó que "lo más importante que la fe cristiana tiene que decirnos no es, sin embargo, que el demonio existe, sino que Cristo ha vencido al demonio".
Finalmente, explicó que Jesús fue al desierto para orar indicando que "no se va al desierto sólo para dejar algo, como el bullicio, el mundo o las ocupaciones; sino que se va al desierto sobre todo para encontrar algo, más aún, a Alguien".
"Jesús nos espera en el desierto, dijo. Y concluyó: No lo dejemos solo todo este tiempo".
El próximo viernes 21 de marzo, a las 9.00, también en la capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico del Vaticano, tendrá lugar la segunda predicación de Cuaresma del Padre Raniero Cantalamessa, esta vez ante la presencia del Papa Francisco.
El tema general de la predicación es: “Sobre las espaldas de los gigantes. Las grandes verdades de nuestra fe contempladas con los Padres de la Iglesia Latina”. Mientras en esa ocasión, se tratará de una meditación sobre Agustín y la naturaleza de la Iglesia.
En esta ocasión fue sin la presencia del Papa Francisco quien se encontraba aún regresando de Ariccia tras la conclusión de los ejercicios espirituales.
El predicador capuchino se refirió a lo que hizo Jesús en los cuarenta días transcurridos en el desierto a fin de aplicarlo a la vida de cada uno.
En primer lugar se refirió al tiempo en el desierto, recordando que "el corazón de una persona indica el lugar espiritual, donde uno puede contemplar a la persona en su realidad más profunda y auténtica, sin velos y sin detenerse a sus lados marginales".
Y advirtió que "lo que se hace en el exterior está expuesto al peligro casi inevitable de la hipocresía. Porque la mirada de las personas suele tener el poder de hacer desviar nuestra intención".
Por el contrario, la interioridad es la vía para una vida auténtica.
El segundo tema que abordó el Padre Cantalamessa fue el ayuno. Destacó que el ayuno aún conserva su validez y es altamente recomendado, si bien "la forma más necesaria y significativa del ayuno hoy se llama sobriedad".
Por esta razón, el predicador de la Casa Pontificia recomendó el ayuno de imágenes, explicando que "muchas de ellas no son sanas, propagan violencia y maldad, y no hacen más que incitar los peores instintos que llevamos dentro". De modo que estas imágenes pueden dar "una idea falsa e irreal de la vida".
Otra recomendación del predicador de la Casa Pontificia sobre el ayuno se refirió a las palabras malas, "no son sólo las palabrotas; son también las palabras cortantes, negativas que ponen de manifiesto sistemáticamente el lado débil del hermano, palabras que siembran discordia y sospechas".
También reflexionó sobre las tentaciones, refiriéndose a la existencia del demonio. Si muchos piensan que es absurdo creer en el demonio, dijo, es porque se basan en los libros, pasan la vida en las bibliotecas o en el despacho, mientras que "al demonio no le interesan los libros, sino las personas, especial y precisamente, los santos". Por eso recordó que "lo más importante que la fe cristiana tiene que decirnos no es, sin embargo, que el demonio existe, sino que Cristo ha vencido al demonio".
Finalmente, explicó que Jesús fue al desierto para orar indicando que "no se va al desierto sólo para dejar algo, como el bullicio, el mundo o las ocupaciones; sino que se va al desierto sobre todo para encontrar algo, más aún, a Alguien".
"Jesús nos espera en el desierto, dijo. Y concluyó: No lo dejemos solo todo este tiempo".
El próximo viernes 21 de marzo, a las 9.00, también en la capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico del Vaticano, tendrá lugar la segunda predicación de Cuaresma del Padre Raniero Cantalamessa, esta vez ante la presencia del Papa Francisco.
El tema general de la predicación es: “Sobre las espaldas de los gigantes. Las grandes verdades de nuestra fe contempladas con los Padres de la Iglesia Latina”. Mientras en esa ocasión, se tratará de una meditación sobre Agustín y la naturaleza de la Iglesia.
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