FRANCISCO EN STA. MARTA:
ACOMPAÑAR Y NO CONDENAR A QUIEN EXPERIMENTA LA DERROTA DEL AMOR
Detrás de la casuística hay
siempre una trampa contra nosotros y contra Dios. Lo ha afirmado esta mañana el
Santo Padre en la homilía de la misa celebrada en la Casa Santa Marta. El Papa,
al comentar el Evangelio del día, se ha detenido sobre la belleza del
matrimonio y ha advertido que es necesario acompañar, no condenar, a cuantos
experimentan la derrota del propio amor. Por tanto, ha explicado, Cristo es el
Esposo de la Iglesia y no se puede comprender la una sin el otro.
Francisco ha indicado que los
doctores de la ley buscan poner trampas a Jesús para "quitarle autoridad
moral". Y así ha tomado referencia del Evangelio de hoy para ofrecer una
catequesis sobre la belleza del matrimonio. Los fariseos, ha observado, se
presentan donde Jesús con el problema del divorcio. Su estilo es siempre el
mismo "la casuística", "¿es lícito esto o no?"
Asimismo ha afirmado que
"siempre el pequeño caso. Y esta es la trampa: detrás de la casuística,
detrás del pensamiento casuístico, siempre hay una trampa. ¡Siempre! Contra la
gente, contra nosotros y contra Dios ¡siempre! '¿pero es lícito hacer esto?
¿Repudiar a la propia mujer?' Y Jesús responde, preguntándoles qué decía la ley
y explicando porque Moisés ha hecho así esa ley. Pero no se para ahí: de la
casuística va al centro del problema y aquí va precisamente a los días de la
Creación. Es tan bonita esa referencia del Señor: ¡Desde el inicio de la
Creación, Dios les hizo hombre y mujer, por esto el hombre dejará a su padre y
a su madre y se unirá a su mujer y los dos se convertirán en una sola carne.
Así ya no son dos, sino una sola carne'".
El Papa ha continuado destacando
que el Señor "se refiere a la obra maestra de la Creación", que son
precisamente el hombre y la mujer. Y Dios, ha dicho, "no quería el hombre
solo, lo quería" con su "compañera de camino". Es un momento
poético cuando Adán se encuentra con Eva, ha reflexionado el Papa: "es el
inicio del amor: ir juntos como una sola carne". El Señor, ha afirmado
Francisco, "siempre toma el pensamiento casuístico y lo lleva al inicio de
la revelación". Por otro lado, ha explicado, "este trabajo del Señor
no termina ahí, en los días de la Creación, porque el Señor ha elegido este
icono para explicar el amor que Él tiene hacia su pueblo". Hasta el punto
que "cuando el pueblo no es fiel Él habla con palabras de amor", ha
señalado el Santo Padre.
Y se ha detenido al respecto así:
"El Señor toma este amor de la obra maestra de la Creación para explicar
el amor que tiene por su pueblo. Y un paso más: cuando Pablo necesita explicar
el misterio de Cristo, lo hace también en relación, en referencia a su Esposa:
porque Cristo está casado, Cristo estaba casado, se había casado con la
Iglesia, con su pueblo. Como el Padre se había casado con el Pueblo de Israel,
Cristo se casó con su pueblo. Esta es la historia de amor, ¡esta es la historia
de la obra maestra de la Creación! Y delante de este recorrido de amor, de este
icono, la casuística cae y se convierte en dolor. Pero cuando este deja al
padre y a la madre para unirse a una mujer, hacerse una sola carne e ir
adelante y este amor falla, porque muchas veces falla, debemos sentir el dolor
del fracaso, acompañar a esas personas que han tenido este fracaso en el amor.
¡No condenar! ¡Caminar con ellos! Y no hacer casuística con su situación".
A continuación Francisco ha
reflexionado que cuando uno lee esto "piensa a este diseño de amor, este
camino de amor del matrimonio cristiano, que Dios ha bendecido en la obra
maestra de su Creación". Una "bendición que nunca se ha quitado. ¡Ni
siquiera el pecado original la ha destruido!", ha advertido el Pontífice.
Por ello cuando alguien piensa en esto "ve qué bonito es el amor, qué
bonito es el matrimonio, qué bonita es la familia, qué bonito es este camino y
cuánto amor también nosotros, cuanta cercanía debemos tener para los hermanos y
las hermanas que en la vida han tenido la desgracia de una fracaso en el
amor".
Haciendo referencia a San Pablo,
el Santo Padre ha subrayado la belleza "del amor que Cristo tiene por su
esposa, ¡la Iglesia!": "¡También aquí debemos estar atentos que no
falle el amor! Hablar de un Cristo demasiado soltero: ¡Cristo se casó con la
Iglesia! Y no se puede entender a Cristo sin la Iglesia y no se puede entender
a la Iglesia sin Cristo. Esto es el gran misterio de la obra maestra de la
Creación. Que el Señor nos de a todos nosotros la gracia de entenderlo y
también la gracia de no caer nunca en estas actitudes casuísticas de los
fariseos, de los doctores de la ley".
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