viernes, 18 de octubre de 2013

LA BIBLIA...

¿CUÁL ERA LA BIBLIA LATINA UTILIZADA ANTES DE LA VULGATA?

Vimos en su día cómo en su sesión IV celebrada en 8 de abril de 1546, el Concilio de Trento emite el Decreto sobre la edición y uso de la Sagrada Escritura, dictando que “si se declara qué edición de la Sagrada Escritura se ha de tener por auténtica entre todas las ediciones latinas que corren, establece y declara, que se tenga por tal en las lecciones públicas, disputas, sermones y exposiciones, esta misma antigua edición Vulgata, aprobada en la Iglesia por el largo uso de tantos siglos; y que ninguno, por ningún pretexto, se atreva o presuma desecharla” (pinche aquí si desea conocer más sobre el tema).



Y la pregunta que nos formulamos hoy es: y hasta que efectivamente la Vulgata es declarada la versión oficial de la Biblia tan tarde como bien avanzado el s. XVI, ¿qué biblia es la que seguían los cristianos? Pues bien, no se puede decir que hubiera un único texto normalizado sino, bien al contrario, muchos.

Al conjunto de biblias latinas –a los efectos no está de más recordar que el Nuevo Testamento fue escrito originalmente en griego y que por lo que se refiere al Antiguo Testamento los textos griegos son anteriores a los latinos- que seguían los cristianos antes de que la Vulgata fuera declarada “biblia oficial” se le llama “Vetus Latina”, es decir “vieja latina”. No se trata, como decimos, de un único texto, sino de varios, con muchas divergencias entre ellos, aunque no necesariamente importantes, y a menudo apenas tangenciales. Algo a lo que contribuyen no sólo los conocimientos literarios del traductor, sino incluso la versión griega o hebrea que constituyera el original de la traducción. Algo que, como ya hemos dicho, revistió mayor importancia por lo que hace al Antiguo Testamento, del que existían versiones en hebreo y en griego, que al Nuevo, cuyas versiones eran generalmente en griego.

Muchos de los textos de la Vetus Latina son hasta de escasa calidad literaria, algo que lamenta San Agustín en su obra “De Doctrina Christiana” que dedica a toda la problemática derivada de la traducción bíblica. Otros en cambio, entran directamente en la Vulgata, como ocurre en general con los deuterocánonicos, es decir, los libros del Antiguo Testamento presentes en la Septuaginta de los judíos alejandrinos pero ausentes en la Biblia palestina (puede pinchar aquí si desea conocer más sobre el tema)

Asimismo, fue frecuente acompañar muchos de los trabajos de la Vetus Latina con su correspondiente texto en la Vulgata, lo que evidencia que cuando Trento decide elegir la Vulgata como texto oficial de la Biblia, no era precisamente una desconocida, sino, bien al contrario, una versión muy seguida y reputada ya entre los cristianos.

Luis Antequera

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