domingo, 9 de junio de 2013

SOLIDARIOS CON LOS QUE SUFREN


"Después de esto se dirigió Jesús a un pueblo llamado Naín. Iba acompañado de sus discípulos y de mucha otra gente. Al acercarse al pueblo vio que llevaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda. Mucha gente del pueblo la acompañaba. Al verla, el Señor tuvo compasión de ella y le dijo:

– No llores.

En seguida se acercó y tocó la camilla, y los que la llevaban se detuvieron. Jesús dijo al muerto:

– Muchacho, a ti te digo, ¡levántate!

Entonces el muerto se sentó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a la madre. Al ver esto, todos tuvieron miedo y comenzaron a alabar a Dios diciendo:

– Un gran profeta ha aparecido entre nosotros.

También decían:

– Dios ha venido a ayudar a su pueblo.

Y por toda Judea y sus alrededores corrió la noticia de lo que había hecho Jesús."

Jesús llega a Naín y se encuentra con una mujer llorando. Una viuda que entierra a su hijo único. Nadie le pide nada, pero Jesús no puede mantenerse impasible ante el dolor. Nos dice el evangelio que tuvo compasión. Es una palabra que no nos gusta porque la interpretamos mal. Nos da la sensación de que el que se compadece se coloca por encima del compadecido. Sin embargo compadecer significa "padecer-con". Estar a su lado. Algo que ahora llamamos empatía.

Esa viuda es símbolo de toda persona sin futuro. Sin marido y sin hijo quedaba totalmente abandonada. Hoy encontramos a nuestro alrededor personas que la crisis ha hundido totalmente y que no ven futuro alguno. Personas, que como la viuda, están "enterrando su hijo único".

Jesús se acerca a ella y le dice que no llore. Luego, junto al féretro, le dice al muchacho que se levante. Él empieza a hablar. Jesús se lo entrega a su madre.

Si de verdad queremos ser discípulos de Jesús, debemos actuar como Él. No podemos quedarnos indiferentes ante el dolor ajeno. Lo hemos de hacer nuestro. Debemos secar las lágrimas ajenas. Luchar para que los hombres no queden abandonados, no para nuestro provecho, sino para el de ellos. Jesús podía haberse quedado aquel muchacho como un discípulo. Sin embargo se lo devuelve a su madre, para que pueda seguir luchando por ella.

Ser cristiano es ser solidario con el que sufre. Ser cristiano es ayudar a levantarse a quien está "muerto" y luchar por devolver la esperanza a un mundo hundido en la desesperación.

Joan Josep Tamburini

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