Hablaban sobre el perdón. El Anacoreta dijo:
- No sólo hay que perdonar, sino desear el bien. Cuando perdonamos, damos la razón al amor.
El joven seguidor objetó:
- Sí, pero si ya es difícil perdonar a quien nos ha hecho daño, mucho más es desearle bien. Lo que queremos es que se haga justicia y que pague por lo que ha hecho.
Guardó el anciano unos momentos de silencio y añadió:
- Pues no sólo hemos de perdonar, sino desear el bien a nuestros enemigos. Los pueblos que mantienen la pena de muerte, simplemente no perdonan. Y la justicia nunca debe ser una venganza. Ha de buscar redimir al culpable, rehabilitarlo para la sociedad. Desgraciadamente confundimos justicia con venganza. Cuando la justicia es una injusticia, lo que hacemos es abrir el camino a muchas más.
Miró al joven con benevolencia y concluyó:
- Ya sé que esto es difícil para nosotros, pero es un fin al que debemos tender. Debemos seguir el camino del perdón y del deseo del bien a todos...
Joan Josep Tamburini
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