El 5 de Junio de cada año se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, este año, el tema es Piensa, Aliméntate, Ahorra. Una campaña para reducir los desechos y las pérdidas de alimentos, “para proteger el medio ambiente.”
Esta campaña nos brinda una excelente oportunidad para reflexionar sobre la perspectiva cristiana respecto a los temas ambientales, y las implicaciones de nuestra fe para las acciones y decisiones que afectan al planeta en general, y a los ecosistemas que habitamos junto con otras personas, plantas y animales en particular.
Es claro que el desperdicio, especialmente de alimentos, antes de afectar al medio ambiente, afecta a las personas que sufren hambrunas y que son millones en el mundo, y efectivamente, el medio ambiente también se ve afectado por el desperdicio, al requerirse más recursos naturales para volver a producir lo desechado, y generarse más contaminantes en el proceso.
Es aquí donde la perspectiva cristiana nos ilumina y hace que consideremos primero la afectación a las personas y después la afectación al medio ambiente, aun sabiendo que están vinculados. El Papa Francisco, en la homilía de la Misa que dio inicio solemne a su pontificado, hace explicito el orden de prelación, y la vinculación: “Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás, para salvaguardar la creación.”
En no pocas ocasiones, existe la tentación de invertir el orden de los factores, y pensar en proteger al medio ambiente aun a costa de poner en riesgo las posibilidades de supervivencia de muchas personas. Y por otra parte también existe la tentación de desvincular el cuidado de las personas y el medio ambiente.
O en otras ocasiones, como es el caso del comunicado con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente de este año (quizá involuntariamente), se pone el énfasis en la protección al medio ambiente y las eficiencias a lograr en la producción de alimentos, en lugar de pensar primero en cómo solucionar el hambre con menos desperdicio, y como ello además implica conservar el medio ambiente e incluso beneficios económicos. Porque custodiar a los hermanos, implica también custodiar la creación.
Escribir de medio ambiente, ecología, contaminación, o temas ambientales en particular, puede volverse una tarea bastante complicada, no solo por la complejidad de los temas, sino por las distintas perspectivas desde donde se pueden abordar. Durante este mes, comentaré algunos de los temas más relevantes para el medio ambiente desde una perspectiva cristiana: Agua, cambio climático, desarrollo sustentable, y los distintos discursos ambientales.
Oscar Ibáñez
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