jueves, 7 de marzo de 2013

SANAR EN NOMBRE DE DIOS


"Jesús estaba expulsando un demonio que había dejado mudo a un hombre. Cuando el demonio salió, el mudo comenzó a hablar. La gente se quedó asombrada, aunque algunos dijeron:

– Beelzebú, el jefe de los demonios, es quien ha dado a este hombre poder para expulsarlos.

Otros, para tenderle una trampa, le pidieron una señal milagrosa del cielo. Pero él, que sabía lo que estaban pensando, les dijo:

– Todo país dividido en bandos enemigos se destruye a sí mismo, y sus casas se derrumban una tras otra. Así también, si Satanás se divide contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su poder? Digo esto porque afirmáis que yo expulso a los demonios por el poder de Beelzebú. Pues si yo expulso a los demonios por el poder de Beelzebú, ¿quién da a vuestros seguidores el poder para expulsarlos? Por eso, ellos mismos demuestran que estáis equivocados. Pero si yo expulso a los demonios por el poder de Dios, es que el reino de Dios ya ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida de su casa, lo que guarda en ella está seguro. Pero si otro más fuerte que él llega y le vence, le quita las armas en las que confiaba y reparte sus bienes como botín. El que no está conmigo está contra mí; y el que conmigo no recoge, desparrama."

Los hombres condenamos a aquel que hace el bien que nosotros no somos capaces de hacer, y que al hacerlo nos pone en evidencia.

Jesús hace hablar a un mudo y lo acusan de hacerlo en nombre del demonio. Mudo es aquel que calla cuando debe hablar, el que mira hacia otro lado para no ver la injusticia, el que se cierra a la Palabra de Dios. Pues en nuestros tiempos sigue ocurriendo lo mismo. Si alguien devuelve la palabra a un "mudo", se le acusa inmediatamente de hacerlo en nombre de satanás. Se dirá de él que es un hereje, un demagogo, o que va con segundas intenciones. Nuestra sociedad, dominada por los ricos, sigue prefiriendo a los "mudos", a los que callan. Preferimos que nada cambie para que nuestra vida no deba cambiar.

Jesús nos dice que si Él expulsa a los "demonios" que hacen a los hombres "mudos", "ciegos", "paralíticos", es porque ya está aquí el Reino de Dios. Si queremos ser sus discípulos y luchar por el Reino, debemos dejar de ser mudos, ciegos, paralíticos...haciendo vida su Palabra. Si desparramamos, es que no recogemos con Él. Todo aquel que hace el bien, aunque no sea consciente, lo hace en nombre de Dios.

Joan Josep Tamburini

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