En mis
últimos posts a algunos les he podido parecer excesivo. Pero si no me creéis a
mí, creed al menos a la Virgen María. Nuestra Madre advirtió en Fátima lo
siguiente, la cita es literal:
La guerra pronto terminará.
Pero si no dejaren de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI comenzará
otra peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que
es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes,
por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al
Santo Padre.
La guerra que iba a terminar era la I Guerra
Mundial, la guerra peor era la II Guerra Mundial. Digámoslo CLARAMENTE las dos
guerras mundiales fueron un castigo por los pecados. No creáis al Padre Fortea,
creed a la Virgen. Si pensais que he tomado el mensaje de una web poco dudosa,
podéis comprobar en el siguiente link que está tomada palabra por palabra de la
web del Vaticano:
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20000626_message-fatima_sp.html
Si las dos guerras mundiales fueron castigos
divinos (así lo dice la Virgen María), y ahora hay muchísimo más pecado, ¿qué
conclusión debemos sacar? Pues yo creo que está clarísimo. Lo lamentable es que
tantos creyentes no crean ni a la Virgen María, ni a la Biblia. ¿Entonces a
quien creer? Según los teólogos modernos hay que creer a los teólogos
progresistas. Por encima de la Biblia o de la Virgen María hay que creer al
millonario Hans Küng y a la turba de sus secuaces, verdaderos salteadores de la
Palabra de Dios. Salteadores, manipuladores de la Santa Palabra que se nos ha
dado de lo alto para nuestra salvación. En esa Palabra está muy claro:
Salmos 39,12: Tú corriges a los hombres,
castigando sus culpas.
Sí, queridos lectores del blog: hay que predicar
una gran penitencia. Hay que volver a escuchar a Dios en su Palabra. Se
necesitan profetas santos que recorran esta Ciudad de los Hombres recordándoles
que se acerca un tiempo de grandes castigos, porque así nos lo indican los
signos. Lo demás es como esos familiares que le dicen al enfermo deshauciado:
tranquilo, tranquilo, estás bien, te vas a poner bueno.
Los Faus,
los Masiá, los Küng han pagolizado a muchos en la Iglesia, los han
desorientado, les han dicho que el mal ya no es mal, que la penitencia no tiene
sentido, que no existe el castigo divino, como tampoco creen en la diferencia
de grados de felicidad en el más allá. Han sido las zorras que han devastado la
viña. Éste sería el momento de que en la Gran Nínive se proclamase una gran
penitencia. Pero no se hará. Las ovejas están ciegas. No sólo no se escuchará a
los profetas, sino que al revés, no está lejos el año en que las ovejas se
vuelvan lobos.
Publicado por Padre Fortea
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