Profesamos
pobreza para imitar a Jesús; para aprender desprendimiento; para renunciar al
poder del mundo y así hacer sitio al poder de Dios en nuestras almas y en
nuestro trabajo por los demás; para identificarnos con los pobres; para luchar
contra el consumismo; para estar siempre disponibles y dispuestos a servir a
todos; para explicar el principio sobrenatural que actúa en nuestra pobreza, es
decir, que al vaciarnos de nosotros mismos nos llenamos de Dios.
A
la naturaleza no le gusta dejar huecos, y cuando ve algún vacío se lanza
enseguida a rellenarlo.
Pues
bien, no cabe duda de que Dios cuando ve algún alma que se ha despojado de
todas sus posesiones, apegos y gustos, se apresura a llenar esa alma con su
presencia y su poder.
CUANDO
SOY DÉBIL ES CUANDO SOY FUERTE
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