martes, 22 de mayo de 2012

EJEMPLOS DE COMBATE


 
Exorcismo: luchar contra el demonio a toda costa / Entrevista con Mons. Sante Babolín

De Desde la Fe (Página Oficial), el Viernes, 30 de septiembre de 2011 a las 10:00

Felipe de J. Monroy González

Nunca lo pidió, ni lo esperaba, pero tras varias décadas de vida académica y científica en las más connotadas universidades de Roma, el padre Sante regresó a Padua, a su diócesis natal; allí, el obispo le dio mandato de exorcista y hoy, tras cinco años de este ministerio, está a punto de realizar su exorcismo número 800 y dice con naturalidad: “el último, lo hice hace una semana”.

UN CASO

Mons. Sante Babolin realiza el ritual, lo dice en latín a propósito, pues si el paciente lo comprende podría revelar una “entidad maligna”; se han agotado las razones científicas y por eso invoca el poder de Jesús.

El sufriente es un empresario, tenía un negocio próspero hasta que comenzaron los males: dolores recurrentes, problemas en casa, un malestar generalizado. El paciente acepta los términos del exorcismo y se sienta en una silla especial de hierro, sus ayudantes oran expectantes; comienza la batalla: “el verdadero exorcismo actúa cuando hablo al maligno y le mando irse en el nombre de Jesús, en virtud del Espíritu Santo, en la Cruz, en ese momento es casi siempre cuando empieza la pelea… antes es como tomar un aperitivo”.

LA PELEA

El rito referido comienza con la aspersión del agua bendita para defender al atormentado de las insidias del enemigo; sigue la oración litánica con la cual se implora la intercesión de todos los santos sobre el atormentado. Después, el exorcista recita uno o varios salmos que imploran la protección del Dios y proclaman la victoria de Cristo sobre el maligno. Luego se proclama el Evangelio; a continuación el exorcista impone las manos sobre el atormentado y sopla sobre su rostro, con lo cual se invoca el poder del Espíritu Santo, para que el diablo salga de aquel. Se recita, entonces, el símbolo de la fe, la abjuración previa a Satanás, se implora a Dios que nos libre de todo mal. Terminados los ritos precedentes, el exorcista muestra al atormentado el crucifijo y se hace la señal de la cruz. Finalmente dice la fórmula deprecativa con la cual se ruega a Dios; y luego la fórmula imperativa, con la que el diablo, en nombre de Cristo, es conjurado directamente para que salga del atormentado.

“Entonces frecuentemente digo en latín algunas oraciones preliminares, como, por ejemplo: frango eradito dissolvo maleficia, peracta per sanguinem humanum et animalium. In nomine Iesu, virtute Spiritus Sancti... A veces, es allí donde reacciona el poseído; así pasó el último viernes, cuando la persona reaccionó en el momento en el cual hice referencia a la sangre de los animales (maleficia peracta per sanguinem animalium) y caigo en cuenta por qué razón el atormentado sufre. Le digo: ‘Tú estas aquí porque usaron sangre animal como sacrificio ¿Quién lo ha hecho? ¡Dime!’ Y el atormentado no contesta; arrojo agua santa con la invocación de Jesús y repito: ‘¿quién hizo el sacrificio con sangre de animal? ¡Dime!’”.

Y aunque se niega el espíritu a revelarse, finalmente dice violentamente: “Il mago (el brujo)”. Don Sante sigue en la lucha contra la cerrazón del demonio: “¿Y quién dio mandato al brujo?’ Le pregunto, y no contestaba; finalmente dijo: ‘I concorrenti (los competidores). Dicen, tiene que morir’”.

En ese momento, el exorcista comprende el origen del mal y profundiza en el rito. Explica: “El sujeto tenía una buena hacienda, pero se venía todo abajo, en sus ingresos, en su familia, en su vida personal. Los sensores de seguridad de su propiedad registraban una presencia de gente en el negocio sin que sonaran las alarmas; y se comprobó que eran bolas de luz que entraban en el lugar en la fábrica de tejido. Era la prueba de que, ‘los competidores pidieron al hechicero hacer el maleficio sobre el inocente simplemente porque le tenían envidia”.

EL OTRO EXORCISMO

Mons. Sante dice que no es como en las películas: “Es más sencillo, pero también más complejo”, y es que el rescatar al atormentado es sólo una parte del exorcismo; la cura del alma también tiene que alcanzar al hechicero del mal o al grupo satánico, pues si obtuvieron poderes por algún pacto diabólico, es deber del exorcista liberarlos de esa atadura maligna.

“También para estos brujos hay la posibilidad de convertirse, es una situación muy seria y no siempre se puede actuar un exorcismo a uno que vendió el alma al maligno, porque en esos casos se puede provocar también la muerte. En el exorcismo les digo: ‘tú has hecho mal con ayuda del maligno; también a ti quiero liberarte, pero contigo tengo que operar otra estrategia’. El maligno me grita, se enfada, me dice que el hechicero no puede regresar. Pero mientras el hombre viva en su propia carne, hay posibilidad de salvación”.

“A los magos les regreso el mal que hacen para que se conviertan y se salven; no como venganza, sino como admonición para que regresen al Señor. Yo restituyo el maleficio y pido al Señor llevar el poder de hacer el mal a esta persona para que se reflejen, se conviertan, confiesen sus pecados a la Iglesia y se salven, y esta oración parece eficaz. Tengo casos en que la persona ha terminado enferma; pues para que se conviertan, pido que pierdan dinero, que pierdan salud, porque es más importante salvar el alma. La desgracia verdadera no es la muerte sino el Infierno”, sentencia el padre, y añade: “Esto pertenece a la pelea, el rito de exorcismo es como la Misa, está presente en la forma, pero no todos los sacerdotes celebran de la misma manera. El rito también está presente pero el exorcista tiene que actuarlo”.

TRATAMIENTO

Don Sante Babolin advierte que el exorcismo es un tratamiento, que en ocasiones llega a durar indefinidamente. Él mismo reporta que atiende casos con más de diez años de posesión o que en dos años de tratamiento ha realizado el ritual de exorcismo a una misma persona en 64 ocasiones hasta que quedó liberada.

—Tengo un caso de 10 años de tratamiento – revela.

—¿Y cómo puede la gente vivir en estas circunstancias?

—No se puede saber cuándo va a terminar un caso, porque de un lado el exorcista corta, libera la opresión del maligno; pero el otro lado hace lo contrario. Son víctimas de sectas y grupos satánicos, ellos renuevan el maleficio; aunque se disuelva, lo repiten – y dice como apelando a la conciencia de los obispos y sacerdotes: — En estas batallas, pierde el que se desanima primero.

Babolin siempre se asesora de un psiquiatra y cuenta con un equipo de laicos que asisten durante los rituales; ellos han trabajado en cientos de casos y su experiencia les indica que sólo el 2.5 por ciento de los fieles que creen tener una opresión demoníaca realmente la tienen… pero “son los mismos 2.5 por ciento de casos que la psiquiatría declara no tener solución… son éstos los que requieren verdaderamente de un exorcismo”.

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