Conocí al boliviano Dr. Ricardo Castañón, neurólogo, en Madrid.
Me invitó a dar conferencias en Bolivia. Cuando llegué a La Paz me sorprendió (creo que es la única ciudad del mundo) que el aeropuerto está mil metros más alto que la ciudad, que está situada en un hoyo al que baja la carretera dando vueltas.
Después de La Paz hablé en Cochabamba. Allí me contaron la siguiente historia:
Una azafata de Líneas Aéreas compró en un mercadillo un busto de Cristo de yeso y se lo llevó a su casa. Un día observó que había sudado sangre. Se corrió la voz, y como mucha gente quería verlo lo puso en un altarcito en el garaje de su casa. Allí lo vi yo.
Una azafata de Líneas Aéreas compró en un mercadillo un busto de Cristo de yeso y se lo llevó a su casa. Un día observó que había sudado sangre. Se corrió la voz, y como mucha gente quería verlo lo puso en un altarcito en el garaje de su casa. Allí lo vi yo.
El Dr. Castañón se ha especializado en el estudio de fenómenos religiosos extraordinarios, pues a ellos debe su conversión. Él dice que fue ateo hasta los cuarenta y cuatro años. Entonces estaba escribiendo un libro ateo titulado DE LA NEURONA A LA PERSONA. Y una vidente que no podía saberlo le trajo un mensaje de Cristo haciéndole observaciones sobre ese libro que estaba escribiendo, y dándole el título correctamente.
Desde entonces se ha dedicado a estudiar estos casos y hoy es un gran apóstol y divulgador de hechos milagrosos estudiados científicamente.
Por eso estudió la sangre de este Cristo y mandó muestras a dos laboratorios especializados en análisis de sangre, uno de Australia y otro norteamericano de la FOX. Los dos laboratorios respondieron que se trataba de sangre humana.
Años más tarde coincidí con el Dr. Castañón en una televisión mejicana. Yo hablé de la Sábana Santa y él contó lo que voy a relatar.
En Buenos Aires una persona comulgó en la mano, pero la Sagrada Forma se le cayó al suelo y no la quiso recoger. Otra persona la recogió, y el párroco la depositó en un vaso con agua para que se disolviera. Pero a los pocos días vio que estaba manchada de sangre.
Por encargo del cardenal de Buenos Aires, el Dr. Castañón se encargó de estudiar esa sangre, y para su confirmación envió pruebas a dos laboratorios de Estados Unidos para un estudio ciego, es decir sin informar del origen de la muestra. Los dos laboratorios informaron que era sangre humana.
Quiera advertir que no hay ninguna obligación religiosa para aceptar lo que digo.
Es tan sólo una información humana fundada en el testimonio del Dr. Castañón al que yo se lo oí personalmente.
Se puede ver al Dr. Castañón exponiendo sus investigaciones en YouTube: CIENTÍFICO EX-ATEO en varios segmentos.
Jorge Loring, S.I.
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