martes, 28 de junio de 2011

FE, CIENCIA, RAZÓN Y VERDAD



También actualmente muchos siguen poniendo su inteligencia al servicio de Dios y de la Iglesia, aunque paralelamente sigue siendo una objeción constante a la Iglesia esa imposibilidad de unir fe y razón.

A lo largo de los siglos el ser humano se va enfrentando con problemas de muy distinta índole, pero algunos son permanentes o propios de todos los tiempos, por ejemplo la relación entre fe, ciencia, razón y verdad.

En toda la Historia de la Iglesia ha habido muchos que han intentado racionalizar su fe. Apologetas, Padres y Doctores de la Iglesia han puesto su inteligencia al servicio de la fe y han intentado dar razón de ella. Cuando digo Misa, una de las cosas que me llaman la atención es ver la cantidad de Padres y Doctores de la Iglesia que son los santos del día, es decir gente que ha puesto sus cualidades y fundamentalmente su inteligencia al servicio de Dios y de la Iglesia.

También actualmente muchos siguen poniendo su inteligencia al servicio de Dios y de la Iglesia, aunque paralelamente sigue siendo una objeción constante a la Iglesia esa imposibilidad de unir fe y razón, problema al que se tuvo que enfrentar ya Pasteur cuando en un viaje en tren a fines del siglo XIX un joven le arguyó que ya no se podía, dado el avance de las ciencias, ser a la vez científico y creyente. Pasteur le escuchó educadamente y cuando se despidieron le entregó su tarjeta con el ruego que le hiciese llegar esas publicaciones. Y es que hay pocas cosas y pocas tonterías nuevas bajo el sol.

Sobre este tema dice el Catecismo de la Iglesia: “‘La fe trata de comprender. Es inherente a la fe que el creyente desee conocer mejor lo que le ha sido revelado(nº 158). “‘Fe y ciencia. “A pesar que la fe esté por encima de la razón, jamás puede haber desacuerdo entre ellas. Puesto que el mismo Dios que revela los misterios y comunica la fe ha hecho descender en el espíritu humano la luz de la razón. Dios no podría negarse a sí mismo ni lo verdadero contradecir a lo verdadero(nº 159).

El problema de la relación entre fe, ciencia, razón y verdad lo expresa muy bien un chiste que he leído justo en este momento. Se ve a un sacerdote que dice: “No os dejéis embaucar por los que os dicen la verdad. Y es que muchos, especialmente los relativistas y corrientes afines sostienen la no existencia de la Verdad Objetiva y de unos principios y valores morales universales y de permanente validez, con unas consecuencias que han sido recientemente denunciadas por Benedicto XVI, en su Catequesis en la Audiencia General de este 15 de Junio: “Si el hombre no conoce a Dios como Absoluto y Transcendente, cae en esclavitud e idolatría, como han demostrado en nuestro tiempo los regímenes totalitarios y como muestran también las diversas formas de nihilismo, que hacen al hombre dependiente de ídolos e idolatrías, lo esclavizan”.

Y es que es la fidelidad a la verdad la que es garantía de la libertad y del desarrollo humano integral. De hecho las dos instituciones líderes que actualmente buscan la verdad como la esencia de la investigación humana son la ciencia y la religión. Fe y pensamiento científico pueden acomodarse mutuamente, así como tiene que haber una relación de armonía entre la fe y la vida, e incluso los mandamientos ponen de relieve los deberes esenciales y, por tanto, indirectamente, los derechos fundamentales, inherentes a la naturaleza de la persona humana (Juan Pablo II, Encíclica Veritatis Splendor, nº13).

Pero no se trata aquí solamente de escuchar una enseñanza y de cumplir un mandamiento, sino de algo mucho más radical: adherirse a la persona misma de Cristo (VS nº 19). No nos olvidemos que Jesucristo es la luz del mundo, la luz de la vida (cf. Jn 8,12), así como el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6) y en su seguimiento está nuestro desarrollo integral, pues Él busca nuestro bien y nos conduce hacia nuestra plena perfección (cf. Mt 5,48). Pero queda en el aire una pregunta: ¿somos embaucadores los que creemos que hay una verdad, o más bien, como piensa la Epístola a los Romanos (cf. Rom 1,18-2,23), la increencia lleva al desastre?.

Pedro Trevijano

1 comentario:

  1. CRÍTICA AL PROFETISMO JUDÍO DEL ANTIGUO TESTAMENTO: La relación entre la fe y la razón expuesta parabolicamente por Cristo al ciego de nacimiento (Juan IX, 39), nos enseña la utilidad del raciocinio para hacer juicio justo de nuestras creencias, a fin de disolver las falsas certezas de la fe que nos hacen ciegos a la verdad mediante el discernimiento de los textos bíblicos. Nos exige criticar el profetismo judío o revelación. Enmarcado la crítica de los textos bíblicos en el fenómeno de la trasformación humana, abordado por la doctrina y la teoría de la trascendencia humana conceptualizada por la sabiduría védica, instruida por Buda e ilustrada por Cristo; la cual concuerda con los planteamientos de la filosofía clásica y moderna, y las respuestas que la ciencia ha dado a los planteamientos trascendentales: (psicología, psicoterapia, logoterápia, desarrollo humano, etc.), y utilizando los principios universales del saber filosófico y espiritual como tabla rasa a fin de deslindar y hacer objetivo que “es o no” es del mundo del espíritu. Método o criterio que nos ayuda a discernir objetivamente la verdad o el error en los textos bíblicos analizando los diferentes aspectos y características que integran la triada preteológica: (la fenomenología, la explicación y la aplicación, del encuentro cercano escritos en los textos bíblicos). Vg: la conducta de los profetas mayores (Abraham y Moisés), no es la conducta de los místicos; la directriz del pensamiento de Abraham, es el deseo intenso de llegar a tener: una descendencia numerosísima y un país rico como el de Ur, deseo intenso y obsesivo que es opuesto al despego de las cosas materiales que orienta a los místicos; la respuestas del dios de Abraham a los deseos del patriarca, no tienen nada que ver con el mundo del espíritu. La directriz del pensamiento de Moisés es la existencia de Israel entre la naciones a fin de llegar a ser la principal de las naciones, es opuesta a la directriz de vida eterna o existencia después de la vida que orienta el pensamiento místico (Vg: la moradas celestiales abordadas por Cristo); el encuentro cercano descrito por Moisés en la zarza ardiente describe el fuego fatuo, el pie del rayo que pasa por el altar erigido por Moisés en el Monte Orbe, describe un fenómeno meteorológico, el pacto del Sinaí o mito fundacional de Israel como nación entre las naciones a fin de gobernar y unir los doce tribus en una sola nación y hacer de Israel la principal de las naciones por voluntad divina, descripciones que no corresponden al encuentro cercano expresado por Cristo al experimentar la común unión, la cual coincide con descrita por los místicos iluminados: “El Padre y Yo, somos una misma cosa”. Las leyes de la guerra dictadas por Moisés en el Deuteronomio causales del despojo y exterminio de las doce tribus cananeas y del actual genocidio del pueblo palestino, hace objetivo que el profetismo judío esconde una ideología racista, criminal y genocida serial. Discernimiento que nos aporta las pruebas o elementos de juicio que nos dan la certeza que el profetismo judío o revelación bíblica es un mito perverso que nada tienen que ver con el mundo del espíritu. http://www.scribd.com/doc/33094675/BREVE-JUICIO-SUMARIO-AL-JUDEO-CRISTIANISMO-EN-DEFENSA-DEL-ESTADO-LA-IGLESIA-Y-LA-SOCIEDAD

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