martes, 24 de mayo de 2011

COMPRENDER LA BIBLIA



Si usted obedece su voz, el Señor le revelará verdades profundas, y su comprensión aumentará.

Conocían los hechos, pero carecían de entusiasmo por la Biblia o por el Señor.
La clave no es la educación, sino la obediencia. Cuando nos guiamos por lo que leemos, el Santo Libro "cobra vida", y empezamos a escuchar y entender la voz de Dios. En cambio, si no hemos obedecido lo que Él ya nos ha revelado, ¿por qué va a darnos sus verdades más profundas? "La comunión íntima de Yahvé es con los que le temen" (Sal 25.14), y quienes le temen son aquellos que obedecen sus mandamientos; a ellos se les ha dado la promesa de tener "buen entendimiento" (Sal 111.10).

Vivir en desobediencia al Señor nubla nuestros ojos, disminuye nuestra capacidad de escuchar, y opaca nuestro entendimiento. Aunque tengamos pleno acceso a la mente de Cristo, nuestro apego a nuestro proceder pecaminoso nos impide aprovechar los ricos tesoros de sabiduría que se encuentran en la Palabra de Dios.

Al leer la Biblia, esté atento a los mandatos de Dios. Luego, confiando en el Espíritu Santo, haga lo que Él le diga. Si usted obedece su voz, el Señor le revelará verdades profundas, y su comprensión aumentará. Muy pronto, el tiempo que le dedique a la Biblia se convertirá en un placer en vez de una obligación.

La disciplina de la meditación.
Cuando Dios le dijo a Josué que los israelitas tomarían posesión de la Tierra Prometida, incluyó una orden importantísima: meditar en su ley a todas horas, y obedecer todo lo que ella decía. Esto les garantizaría el éxito. La meditación en la Palabra sigue siendo crucial para los cristianos hoy. En nuestra cultura estamos inundados por valores mundanos y prioridades que dejan fuera a Dios, y a menos que guardemos nuestros corazones, comenzaremos a aceptarlas.

Por tanto, debemos disciplinarnos para meditar en la Palabra de Dios cada día. Esto implica leer la Biblia con una actitud de oración, guardar silencio delante del Señor para poder escucharlo, y poner en práctica las verdades bíblicas en nuestras vidas.

Por supuesto, estas cosas no ocurren por accidente. Las distracciones nos quitan la capacidad de enfocarnos, por lo que es necesario apartar tiempo para meditar en la Palabra de Dios.

Piense sus beneficios:
§ Calma nuestro espíritu, y le da entrada a Dios para purificar nuestros corazones.
§ Desarrolla hambre de su Palabra, para que podamos tener una comprensión más profunda de Jesús, y una mayor sensación de su poder.
§ Mejora nuestro discernimiento en cuanto a dirección para nuestras vidas.

Agudiza nuestra conciencia de la presencia de Dios.
Meditar en la Palabra de Dios puede requerir levantarse más temprano, o renunciar a momentos de ocio durante el día. Pero tener una vida llena de paz y de gozo, dependerá de nuestra decisión de centrar en Cristo la mente y el corazón.

¿Está usted dispuesto a reservar un tiempo para Dios cada día?.

Por: Charles Stanley

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